(CODIPACSQRO) El 20 de octubre, religiosas de diversas congregaciones e institutos de vida consagrada se reunieron en el templo del Dulce Nombre de Jesús (Teresitas) para celebrar una solemne Misa de Acción de Gracias por los XXV años de servicio en la formación de las jóvenes religiosas que viviendo en la Diócesis de Querétaro continúan su formación inicial. Hace veinticinco años Mons. Mario De Gasperín Gasperín —actualmente obispo emérito de Querétaro—, impulsó la creación de este centro de formación para que en la unidad de las diferentes familias religiosas se fortaleciera un estudio serio y formal sobre la Iglesia, la Palabra de Dios y los elementos de la Vida Consagrada.
Este año en que el Santo Padre Francisco invitó a dar un acento especial sobre la Vida Consagrada para reflexionar sobre la valentía de los que dejándolo todo son luz para un mundo en donde el hedonismo, el consumismo y el emponderamiento son una carrera sin fin, la Vida Religiosa enseña que el abandonarse en Dios es el mejor de los bienes.
Tres aniversarios centenarios de grandes Santos Religiosos como Santa Teresa de Ávila, San Felipe Neri y San Juan Bosco han permitido a la Iglesia Universal proclamar que la vida en comunidad es posible, que en la castidad, obediencia y pobreza, es donde muchos miles de hermanos son felices, y dan un valioso aporte a los más pobres y abandonados. Y en la año que ha sido canonizado San Junípero Serra, religioso franciscano, que igual que los anteriores ha alcanzado la santidad viviendo los consejos evangélicos.
La Eucaristía del XXV Aniversario del Instituto Intercongregacional “Juan Pablo II” fue presidida por monseñor Faustino Armendáriz Jiménez, Obispo de Querétaro, quien en su homilía destacó la importancia de la formación en la Vida Consagrada y su fundamento en la Palabra de Dios, que son para todo consagrado como la túnica blanca y la luz que portan los que están preparados y a la espera de su Señor.
Jorge A. Rangel Sánchez