El señor obispo Don Faustino Armendáriz Jiménez inició este 19 de septiembre, la octava visita pastoral por decanatos, ahora en el Decanato encomendado a Santa María, con 147 comunidades. El señor Decano es el Pbro. Juvenal Hernández. El Decanato de Santa María comprende cinco parroquias: Santa Lucía, Inmaculada Concepción, Santa María, San Miguel Arcángel, Sagrado Corazón y un santuario diocesano: Santuario de la Preciosa Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, cuenta con nueve sacerdotes: señor cura Pbro. Melesio Domínguez Ramírez, señor cura Pbro. Gregorio Reyes Velazco, señor cura Pbro. Francisco Javier Gutiérrez Guevara, Pbro. Marco Antonio Cornejo Hernández, Pbro. Zenaido Ramos Olvera, señor cura Pbro. Juvenal Hernández García, Pbro. Nabor Fonseca García, señor cura Pbro. Jaime Rodríguez Montoya y el Pbro. Lic. Benito Galván.
Inció la jornada en la parroquia de Santa Lucía con la presentación general del Decanato y del Plan Parroquial de Pastoral de la parroquia, al medio día el señor obispo fue recibido en la comunidad de la Torre, y en la parroquia de la Inmaculada Concepción, le recibió el señor cura Pbro. Gregorio Reyes Velazco. Un grupo de hombres de a caballo condujeron al señor obispo Don Faustino hasta la parroquia, la comunidad con notable alegría festejó la presencia del Pastor Diocesano, recibieron a los sacerdotes que trabajan en el decanato, presentaron su programación parroquial. Concluída la reunión fue una fiesta para la comunidad que compartió los alimentos a todos y tuvieron una representación de un visiteo a una casa; en otomí y con traductor al español todos pudieron apreciar el trabajo misionero de los hermanos misioneros indígenas.
La tercer parroquia visitada fue Santa María, en Amelco, el señor cura Pbro. Francisco Javier Gutiérrez Guevara con los vicarios Pbro. Marco Antonio Cornejo Hernández y el Pbro. Zenaido Ramos Olvera, expusieron la programación de la parroquia, cada una de las pastorales con sus agentes expusieron sus objetivos, metas, desafíos y estrategias para bien de la comunidad. Tuvieron un espacio para la obra de promoción social entre los otomíes de la región por parte de las hermanas de la Asunción. La Santa Misa fue una acción de gracias por tantas gracias recibidas de Dios en cada una de las comunidades del Decanato de Santa María.