Presentación
El ejercicio del VIA-CRUCIS es un acto de piedad que el pueblo cristiano ha apreciado desde hace siglos. Su sentido actual no pasa, porque nos lleva a meditar paso a paso el camino que recorrió nuestro Señor Jesucristo al final de su vida. Era el camino para el ofrecimiento de sí mismo en la inmolación del sacrificio como signo máximo de su amor por nosotros. Lo dijo con toda claridad. “Nadie tiene amor más grandes que el que da su vida por quienes ama”.
La meditación de La Pasión y Muerte del Señor ha llenado profundamente a muchas almas deseosas de penetrar un poco en ese amor de Cristo. Como para conocer su altura y profundidad, su anchura y sus dimensiones divinas. San Pablo decía: “Lejos de mí gloriarme en algo que no sea La Cruz de Cristo, escándalo para los judíos, locura para los gentiles, pero salvación para los que creen en El”.
Entremos en la meditación del misterio con la inteligencia que nos da la Palabra de Dios y con todo el sentimiento del corazón para compartir con Cristo los sufrimientos de su Pasión y Muere. Así comprenderemos mejor lo mucho que le hemos costado. Porque “no hemos sido comprados con oto o plato, sino con la sangre del Cordero Inmaculado”. Y que el señor nos haga sentir vivir lo que decía San Pablo: “Me amó y se entregó por mí”.
Esta redacción del VIA-CRUCIS fue elaborada por el que ahora es Obispo de Querétaro cuando él era cura párroco en San Antonio en Xalapa. Este VIA-CRUCIS es muy conocido por muchos. Nos ayuda a seguir el Camino con La Cruz mediante La Palabra de Dios y a sentirnos comprometidos con El.
El Camino de la Cruz
Introducción
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Oh Jesús mío, me arrepiento de haberte ofendido, porque eres infinitamente bueno, padeciste y moriste por mí, clavado en la cruz; te amo con todo mí corazón y propongo nunca volver a pecar.
Lectura Inicial: De la carta de San Pablo a los Filipenses (2,6-11):
“Hermanos: Tengan ustedes los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús, el cual siendo de condición divina, no se aferró a su igualdad con Dios, sino que se rebajó a sí mismo hasta ya no ser nada, tomando la condición de esclavo, y llegó a ser semejando a los hombres. Habiéndose comportado como hombre, se humilló, y se hizo obediente hasta la muerte en una cruz.
Por eso Dios lo engrandeció y le concedió el Nombre que está sobre todo nombre, para que ante el Hombre de Jesús todos se arrodillen en los cielos, en la tierra y entre los muertos. Y toda lengua proclama que Cristo Jesús es el Señor para gloria de Dios Padre”.
I
Invocación: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Primera Estación: Jesús es condenado a muerte de cruz
Lectura del Santo Evangelio según San Lucas (23,13-26)
“Entonces Pilato reunió a los jefes de los sacerdotes y las autoridades y a la gente y les dijo: Ustedes me trajeron a este hombre, diciendo que alborota a la gente, pero yo lo he interrogado delante de ustedes, y ya ven que no lo he encontrado culpable de ninguna de las faltas de que lo acusan… Ya ven, ha hecho nada que merezca la pena de muerte. Lo voy a castigar y después lo soltaré.
Durante la fiesta, tenía que agradar a la gente dejando libre a un preso. Pero todos comenzaron a gritar: ¡Fuera con ése! ¡Dejen libre a Barrabás! Pilato quería dejar libre a Jesús, y les habló otra vez; pero ellos gritaron más fuerte: ¡Crucifíquenlo! ¡Crucifíquenlo!
Por tercera vez Pilato les dijo: Pues, ¿qué mal ha hecho? Yo no encuentro en él nada que merezca la pena de muerte. Pero ellos insistieron a gritos, pidiendo que lo crucificara: y tanto gritaron ellos y los jefes de los sacerdotes, que consiguieron lo que querían. Pilato decidió hacer lo que ellos pedían, y así dejó libre al hombre que ellos habían escogido, el que estaba en la cárcel por rebelión y asesino, y entregó a Jesús a la voluntad de ellos». Palabra de Dios.
Intenciones, en esta primera estación vamos a pedir:
- Por todos los que han sufrido injusticias y están en la cárcel sin merecerlo.
- Por todos los perseguidos y presos políticos y por los que sufren a causa de su fe y religión.
- Por quienes son humillados y torturados en nuestras cárceles.
- Por nuestras autoridades para que administren rectamente la justicia y sean promotores de la verdad.
- Por todos nosotros para que jamás condenemos de palabra u obra, a nuestros prójimos.
- Por todos los que nos persiguen y calumnian.
Meditación: en silencio.
Oración: Señor Jesús que fuiste injustamente condenado siendo inocente; mira con bondad a todos los que padecen alguna injusticia y concede a todos, autoridades y pueblo, luchar por la justicia y la verdad.
Súplica: Señor, pequé, ten misericordia de mí; pecamos Señor, y nos pesa; ten misericordia de nosotros pecadores.
Canto (o Padrenuestro y Avemaría)
II
Invocación: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Segunda Estación: Jesús carga con la cruz
Lectura del Santo Evangelio según San Juan (19,14-19)
“Era el día de La Pascua, como medio día. Entonces Pilato dijo a los judíos: ¡Aquí tienen a su rey! Pero ellos gritaron: ¡Que muera! ¡Crucifícalo!
Pilato les dijo: ¿Acaso voy a crucificar a su rey? Pero los jefes de los sacerdotes le contestaron: Nosotros no tenemos más rey que al emperador.
Con esto, Pilato lo entregó a ellos para ser crucificado, y ellos se lo llevaron.
Jesús salió, pues, llevando su cruz, para ir al lugar que llamaban “La Calavera”, que en hebreo se dice “Gólgota”. Palabra de Dios.
Intenciones, en esta estación vamos a pedir:
- Por todos los bautizados que se avergüenzas de llevar la cruz de Cristo.
- Por todos los que han renegado de su religión cristiana y de su fe.
- Por todos los que no quieren llevar a cuestas la cruz de la penitencia y de la mortificación por sus pecados.
- Por todos nosotros para que aceptemos gozosos la cruz de nuestro Salvador y ella sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Meditación: en silencio.
Oración: Señor Jesús que quisiste cargar con la cruz para enseñarnos el camino de la penitencia y del servicio a favor de nuestros hermanos, concédenos llevar nuestra cruz con gozo y alegría para obtener el perdón de nuestros pecados y la dicha de participar contigo en la gloria de la resurrección.
Súplica: Señor, pequé; ten misericordia de mí, pecamos, Señor, y nos pesa, ten misericordia de nosotros pecadores.
Canto (o Padrenuestro y Avemaría).
III
Invocación: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Tercera Estación: Jesús cae por primera vez bajo la cruz
Lectura de la Carta de San Pablo a los Romanos (5-6-8.11)
“Hermanos, cuando éramos incapaces de salvarnos por nosotros mismos, Cristo, a su debido tiempo, murió por los malos.
No es fácil que alguien muera por otra persona, no siquiera por una persona justa… Pero Dios nos da pruebas de su amor, en que Cristo murió por nosotros aunque éramos todavía pecadores… Y así, por Cristo, hemos llegado a tener paz con Dios”. Palabra de Dios.
Intenciones, en esta estación vamos a pedir:
- Por todos nosotros que fuimos marcados en el bautismo con la cruz de Cristo para que tengamos fuerza de llevarla con honor durante nuestra vida.
- Por el Santo Padre, por nuestro Obispo y por nuestros Sacerdotes para que marchen a la cabeza de su pueblo llevando la cruz del Señor.
- Por nuestros jóvenes para que no sucumban bajo el peso de sus pasiones y nunca renieguen de la cruz del Señor.
Meditación: en silencio.
Oración: Señor Jesucristo, que caíste bajo el peso de la cruz, pero que te levantaste para proseguir tu camino; míranos con bondad a todos los que hemos aprendido, por gracia tuya, la tarea de seguirte y no permitas que abandonemos tu cruz, sino que sepamos siempre levantarnos y cumplir la misión que Dios Padre nos ha encomendado.
Súplica: Señor, pequé; ten misericordia de mí, pecamos, Señor, y nos pesa, ten misericordia de nosotros pecadores.
Canto (o Padrenuestro y Avemaría).
IV
Invocación: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Cuarta Estación: Jesús se encuentra con su Madre
Lectura del Santo Evangelio según San Lucas (1,28.31.38; 2,34-35)
“El ángel del Señor entró en el lugar donde estaban María y le dijo: ¡Dios te salve, llena e gracias! El Señor está contigo. Tú eres bendita entre todas las mujeres… Concebirás y darás a luz un hijo y le pondrás el nombre de Jesús… Entonces María dijo: Yo soy la esclava del Señor; que Dios haga conmigo como me has dicho…
El anciano Simeón dijo a María: Mira este niño está destinado a hacer que muchos en Israel caigan o se levanten. El será una señal que muchos van a rechazar, y así se va a saber lo que cada uno piensa en su corazón”. Palabra de Dios.
Intenciones, en esta estación vamos a pedir:
- Por todas las madres que sufren y lloran por sus hijos.
- Por todas las madres abandonadas y solitarias.
- Por todas las madres cristianas para que estén el pendiente de la educación cristiana de sus hijos.
- Por todos los esposos y padres para que amen y respeten a su esposa y madre de sus hijos.
- Por nuestras propias mamás, para que el Señor recompense los trabajos y dolores que han padecido por nosotros.
Meditación: en silencio.
Oración: ¡Virgen Santísima María, Madre de Dios y Madre Nuestra! Te damos gracias porque concebiste, diste a luz y acompañaste a Cristo Jesús durante toda su vida y especialmente en su pasión y su cruz; te encomendamos con cariño a todas las mamás que sufren por sus hijos, para que las consueles y reconfortes en sus penas y recobren a sus hijos como tú recobraste a tu hijo Jesús al resucitar de entre los muerto.
Súplica: Madre de Dolores, acuérdate que en la cruz te nombró tu hijo Jesús Madre de los pecadores.
Canto (o Padrenuestro y Avemaría).
V
Invocación: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Quinta Estación: El cirineo ayuda a Jesús con la cruz
Lectura del Santo Evangelio Según San Marcos (15,21):
“Un hombre de Cirene llamado Simón, padre de Alejandro y Rufo, llegaba entonces del campo; y al pasar por allí, lo obligaron a llevar la cruz de Jesús”. Palabra de Dios
San Pablo nos dice: “Hermanos, si encuentran a alguien que ha caído en algún pecado, ustedes que son espirituales, deben ayudarlo a que se levante. Pero deben hacerlo con corazón humilde, y cada uno debe hacerlo con mucho cuidado, no sea que él también vaya a ser puesto a prueba. Ayúdense unos a otros a soportar las cargas, y así cumplirán la ley de Cristo”. (Gal. 6,1-2).
Intenciones, en esta estación vamos a pedir:
- Por todos nosotros para que sepamos compartir los bienes y las penas con nuestros semejantes.
- Para que el Señor nos conceda tener siempre a alguien que nos ayude y tienda la mano cuando lo necesitamos.
- Para que tengamos la humildad suficiente y aceptemos la ayuda que nos brinda algún hermano.
- Por todos nosotros para que nos sintamos solidarios con nuestros hermanos campesinos y trabajadores que sufren carencias y miseria.
Meditación: en silencio.
Oración: Señor Jesús, que supiste aceptar con humildad la ayuda que te prestó ese hombre que venía de sus trabajos del campo llamado Simeón Cirineo; te pedimos nos des humildad para aceptar la ayuda de los demás y generosidad para brindársela cuando la necesiten de nosotros.
Súplica: Señor, pequé; ten misericordia de mí, pecamos, Señor, y nos pesa, ten misericordia de nosotros pecadores.
Canto (o Padrenuestro y Avemaría).
VI
Invocación: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Sexta Estación: La Verónica limpia el rostro de Jesús
Lectura del profeta Isaías (53,1-5) quien escribió del Mesías:
«¿Quién creyó en nuestro anuncio? ¿A quién se le reveló el poder del Señor?
Creció como un brote en su presencia, como raíz en tierra árida, sin agua, sin belleza. Lo vimos sin aspecto atrayente despreciado y evitado por los hombres; como un hombre acostumbrado al sufrimiento, ante el cual se vuelve el rostro para no verlo, despreciado y humillado.
El soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo estimamos golpeado, herido por Dios y humillado; pero el fue traspasado por nuestros crímenes, triturado por nuestras rebeliones. Nuestro castigo saludable cayó sobre él: sus llagas nos curaron”.
Intenciones, en esta sexta estación vamos a pedir:
- Por todos los cristianos que ensuciamos el rostro de Cristo y de La Santa Iglesia con nuestros pecados.
- Por quienes manchamos la fama y la vida de nuestros hermanos con nuestras críticas, murmuraciones y falsos testimonios.
- Por todos los que desprecian y se burlan de la dignidad humana de los más pobres o de los que no tienen con qué defenderse.
- Por quienes han perseguido y calumniado a La Santa Iglesia.
Meditación: en silencio.
Oración: Señor Jesús, que sufriste pacientemente ser insultado, escupido, y humillado siendo tú la imagen viva y radiante del Padre; concédenos a todos los cristianos limpiar tu imagen que llevamos impresa en nuestros corazones desde el día del bautismo y, además, que nunca manchemos el rostro de La Santa Iglesia y de nuestros prójimos.
Súplica: Señor, pequé; ten misericordia de mí, pecamos, Señor, y nos pesa, ten misericordia de nosotros pecadores.
Canto (o Padrenuestro y Avemaría).
VII
Invocación: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Séptima Estación: Jesús cae por segunda vez bajo el peso de la cruz
Lectura de la primera carta del apóstol San Pedro (1,18-19; 2,22-25):
“Hermanos: Dios Padre los ha salvado de la vida inútil que llevaban ustedes y que heredaron de sus antepasados; y ustedes saben muy bien que el costo de esa salvación no se pegó con cosa que se acaban, como el oro y la plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, el cual fue ofrecido en sacrificio como un cordero son defecto no mancha…
El no cometió ningún pecado, ni jamás engaño a nadie; cuando lo insultaban, no contestaba con insultos; cuando lo hacían sufrir, no amenazaban, si no que se encomendaba a Dios que sabe juzgar con rectitud. Cristo mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz, para que nosotros muramos en cuanto a los pecados y vivamos una vida recta. El fue herido para que ustedes fueran sanados. Pues ustedes andaban como ovejas perdidas, pero ahora han vuelto a Cristo, que los cuida como postores y se encarga de sus almas”. Palabra de Dios.
Intenciones, en esta estación vamos a pedir:
- Por todos los cristianos que han hecho a un lado la cruz de Cristo y quieren vivir según sus gustos y caprichos.
- Por todos los bautizados y confirmados que han hecho su primera comunión pero que ya no practican su fe y viven apartados de la comunidad cristiana.
- Por todos los hermanos que en los días santos de la Semana Mayor se olvidan de lo que Cristo padeció por ellos.
Meditación: en silencio.
Oración: Señor Jesús, que caíste por segunda vez bajo el peso de la cruz, mira nuestra vida cristiana y la de muchos de nuestros hermanos cristianos indiferentes y alejados, y danos a toda fortaleza y alegría para seguir tus pasos.
Súplica: Señor, pequé; ten misericordia de mí; pecamos, Señor, y nos pesa; ten misericordia de nosotros pecadores.
Canto (o Padrenuestro y Avemaría).
VIII
Invocación: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Octava Estación: Jesús se encuentra con unas mujeres de Jerusalén
Lectura del Santo Evangelio según San Lucas (23,27-31):
Cuando iban llevando a Jesús para crucificarlo, le seguía mucha gente y muchas mujeres que lloraban y gritaban de tristeza por él. Pero Jesús las miró y les dijo: Mujeres de Jerusalén, no lloren por mí, sino por ustedes mismas y por sus hijos. Porque van a venir días en que se dirá: ¡Felices las que pueden tener hijos, los vientres que nunca concibieron y los pechos que no dieron de mamar! Entonces comenzará la gente a decir a los cerros: ¡Caigan sobre nosotros! Y dirán a las montañas: ¡Escóndannos! Porque si con el árbol verde hacen todo esto, ¿qué no harán con el árbol seco?. Palabra de Dios.
Intenciones, en esta octava estación vamos a pedir:
- Por todos los que nos compadecemos de los dolores de Cristo, pero que no alcanzamos a hacer algo por remediar los dolores y las penas de nuestros prójimo necesitado.
- Por todas las mamás, para que cuiden con especial cariño la educación cristiana de sus hijos.
- Por todos los niños que sufren a causa de la irresponsabilidad y descuido de sus padres.
- Por todos los jóvenes, para que se preparen convenientemente a su matrimonio y formen hogares cristianos y responsables.
Meditación: en silencio.
Oración: Señor Jesucristo, que invitaste a las mujeres de Jerusalén a reflexionar sobre su propia vida y a llorar su pecados; te encomendamos a todas las madres y mujeres cristianas para que les conceda la gracia de cumplir con responsabilidad la misión que tú les has encomendado en este mundo.
Súplica: Madre de dolores, acuérdate que en la cruz te nombró tú Hijo Jesús Madre de los pecadores.
Canto (o Padrenuestro y Avemaría).
IX
Invocación: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Novena Estación: Jesús caer por tercera vez bajo la cruz
Lectura del libro del profeta Isaías (50,4-7):
El profeta Isaías había escrito: “El Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido palabras de aliento. Cada mañana el Señor me abre el oído, para que escuche sus palabras. El Señor me abrió el oído a su voz y yo me resistía, ni me eché para atrás, ofrecí la espalda a los que me herían, la mejilla a los que me jalaban la barba; no me cubrí el rostro ante los insultos y salivazos. El Señor me ayuda, por eso no quedaré confundido; endurecí mi rostro como pedernal sabiendo que no quedaría defraudado”. Palabra de Dios.
Intenciones, en esta octava estación vamos a pedir:
- Por todos los que nos persiguen o calumnian a causa del nombre de Cristo.
- Por todos los que persiguen a la Santa Iglesia aquí en nuestra patria.
- Por todos los cristianos que tienen que sufrir a causa de su fe y de sus ideas religiosas.
- Por todos los bautizados que han perdido la fe que recibieron de sus padres.
Meditación: en silencio
Oración: Señor Jesús, que nos mandaste perdonar a quienes nos ofenden y calumnian a causa de tu nombre; te pedimos por todos los que persiguieron a la santa Iglesia en nuestra patria y por todos los cristianos que en varios países del mundo sufren persecuciones a causa de su fe.
Súplica: Señor, pequé; ten misericordia de mí; pecamos, Señor, y nos pesa; ten misericordia de nosotros pecadores.
Canto (o Padrenuestro y Avemaría).
X
Invocación: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Décima Estación: Jesús es despojado de sus vestidos
Lectura del Santo Evangelio según San Juan (19,23-24):
Los soldados, después que crucificaron a Jesús recogieron su ropa y la dividieron en cuatro parte. Tomaron también la túnica, y como era sin costura, tejida de una sola pieza de arriba abajo, los soldados se dijeron unos a otros: No la rompamos: más vale que echemos suerte sobre ella, para ver a quien le toca.
Así se cumplió La Escritura que dice: Se repartieron mi ropa, echando suerte sobre ella. Esto fue lo que hicieron los soldados. Palabra de Dios.
Intenciones, en esta décima estación vamos a pedir:
- Por todos los que se aprovechan y apropian de los bienes de los demás y no se compadecen de la pobreza y miseria de su prójimo.
- Por todos nuestros hermanos pobres, desamparados, desnudos y sin techo.
- Por la santa Iglesia de Cristo que ahora se encuentra dividida, para que pronto todos los cristianos lleguemos a la unidad fraterna y formemos el único pueblo del Señor.
Meditación: en silencio.
Oración: Señor Jesucristo, que sufriste ser despojado de tus vestidos y que se repartieran tu túnica; mira a todos los pobres sin techo y haz que tu santa Iglesia reencuentre pronto la unidad y la paz en la confesión de tu nombre.
Canto (o Padrenuestro y Avemaría).
XI
Invocación: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Undécima Estación: Jesús es clavado en la cruz
Lectura del Santo Evangelio según San Juan (19, 17-20):
Jesús salió, pues, llevando la cruz, para ir al lugar que llamaban La Calavera, que en hebreo se dice Gólgota. Allí lo crucificaron, y junto a él a otros dos, uno a cada lado; y a Jesús en medio, Pilato mandó poner sobre la cruz un letrero que decía. JESÚS DE NAZARET, REY DE LOS JUDÍOS. Muchos de los judío leyeron este letrero, porque el lugar donde crucificaron a Jesús estaba cerca de la ciudad, y el letrero estaba escrito en hebreo, griego y latín. Palabra de Dios.
Intenciones, en esta undécima estación vamos a pedir:
- Por todos nosotros, para que clavemos en la cruz de Cristo todos nuestros vicios y malas inclinaciones.
- Por todos los que sufren y lloran, para que el dolor de Cristo los fortalezca y consuele.
- para que aceptemos la cruz del sufrimiento y entreguemos nuestra vida al servicio de los demás y al cumplimiento de nuestro deber.
Meditación: en silencio.
Oración:
“Misericordia, Dios mío, por tu bondad; Por tu inmensa compasión borra mi culpa; Lava del todo mi delito y limpia mi pecado. Pues yo reconozco mi culpa, Tengo siempre presente mi pecado; Contra ti, contra ti solo pequé, Cometí la maldad que aborreces. Te gusta un corazón sincero Y en mi interior me inculcas sabiduría. Rocíame con hisopo y quedaré limpio; Lávame y quedaré más blanco que la nueve” (Salmo 50)Canto (o Padrenuestro y Avemaría).
XII
Invocación: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Duodécima Estación: Jesús muere en la cruz
Lectura del Santo Evangelio según San Marcos (15,33-41):
Al llegar el medio día, toda la tierra quedó en oscuridad la cual duró hasta las tres de la tarde. Y a esa misma hora Jesús gritó con fuerza: “Eloi, Eloi, ¿Lammá sabactaní?” que quiere decir: “Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado?
Algunos de los que estaban allí lo oyeron y dijeron: Oigan, está llamando al profeta Elías. Entonces uno de ellos corrió y, después de empapar una esponja en vino agrio, la puso en un carrizo y se la acercó para que bebiera, diciendo: ¡Déjenlo! Vamos a ver si viene Elías a bajarlo. Entonces Jesús dio un fuerte grito y murió.
La cortina del templo se partió en dos partes desde arriba abajo. Y el capitán romano que estaba frente a Jesús, al ver cómo había gritado y cómo había muerto, dijo: De veras, este hombre era hijo de Dios.
También había allí algunas mujeres mirando de lejos; entre ellas estaba María Magdalena, María la madre de Jacobo el Menor y de José, y Salomé. Estas mujeres habían seguido a Jesús y le habían ayudado, cuando él estaba en Galilea. Además había allí otras muchas que habían ido a Jerusalén junto con él”. Palabra de Dios.
Intenciones, en esta duodécima estación vamos a pedir:
- por todos nosotros, para que sepamos entregar nuestra vida al servicio de los demás y a ejemplo de nuestro Salvador Jesucristo.
- Para que la cruz de Cristo sea nuestra alegría y nuestro gozo.
- Para que durante nuestra vida busquemos hacer siempre la voluntad del Padre Celestial.
Meditación: en silencio.
Oración:
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? A pesar de mis gritos, mi oración no te alcanza… en ti confiaban nuestros padres; confiaban y tú los ponías a salvo. Pero yo soy un gusano, no un hombre, vergüenza de la gente, desprecio del pueblo; al verme se burlan de mí hacen visajes, menean la cabeza. Acudió al Señor, que lo ponga a salvo; que lo libre si tanto lo quiere… me acorrala una jauría de perros, me cerca una banda de malhechores; me taladran las manos y los pies, puedo contar todos mis huesos. Pero tú, Señor, no te quedes lejos; Fuerza mía, ven corriendo a ayudarme”.Súplica: Señor, pequé; ten misericordia de mí; pecamos, Señor, y nos pesa; ten misericordia de nosotros pecadores.
Canto (o Padrenuestro y Avemaría).
XIII
Invocación: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Décimotercera estación: Jesús es bajado de la cruz
Lectura del Santo Evangelio según San Lucas (23,50-53):
Había un hombre bueno y justo llamado José, del pueblo de Arimatea en Judea. Era miembro de la Junta suprema de los judíos. Este José esperaba el Reino de Dios, así que no estuvo de acuerdo con lo que la Junta había hecho. Entonces fue a ver a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Después de bajarlo de la cruz, lo envolvió en una sábana. Palabra de Dios.
Intenciones, en esta decimotercera estación vamos a pedir:
- Por todos nosotros, para que el final de nuestra vida podamos decir como Jesús: “Todo está cumplido”.
- Para que el Señor Jesús nos conceda perdonar a nuestros enemigos y así obtener su perdón.
- Para que, como José de Arimatea, sepamos compadecernos de nuestro prójimo en sus dolores y tenderle la mano para ayudarlo.
Meditación: en silencio.
Oración: Madre de Jesús y Madre nuestra, Virgen María: Tú que acompañaste a tu hijo durante su vida y de modo particular durante su pasión y su cruz; acompáñanos también a nosotros en nuestro peregrinar por esta vida para que, junto contigo, lleguemos a gozar de la gloria de la resurrección.
Súplica: Madre de dolores, acuérdate que en la cruz, te nombro tu Hijo Jesús Madre de los pecadores.
Canto (o Padrenuestro y Avemaría).
XIV
Invocación: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Décimocuarta estación: Jesús es colocado en el sepulcro
Lectura del Santo Evangelio según San Juan (19,41-42):
En el lugar donde crucificaron a Jesús había un huerto, y en el huerto un sepulcro donde todavía no habían puesto a nadie. Allí pusieron el cuerpo de Jesús, porque ese sepulcro estaba cerca y porque ya iba a empezar el día de descanso de los judíos. Palabra de Dios.
Intenciones, en esta décimocuarta estación vamos a pedir:
- Por todos nuestros hermanos difuntos para que descansen en la paz de Cristo.
- Por todos los enfermos y agonizantes para que el Señor Jesús y La Virgen Santísima estén junto a ellos y les den consuelo y esperanza.
- Por todos nosotros, para que el Señor nos conceda una muerte cristiana.
- Por todos los que no conocen a Cristo ni esperan en El, para que pronto lleguen a participar de los frutos de su muerte y resurrección.
Meditación: en silencio.
Oración: Dios todopoderoso y eterno, cuyo Hijo Jesucristo descendió al lugar de los muertos y salió luego triunfante del sepulcro; te pedimos que concedas a todos los que en el bautismo hemos muerto con Cristo al pecado, lleguemos a participar de una vida nueva de hijos tuyos. Por Cristo nuestro Señor.
Súplica: Por tu cruz y resurrección, nos has salvado Señor.
Canto (o Padrenuestro y Avemaría).
XV
Invocación: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Décimoquinta estación: Jesús triunfa de la muerte
Lectura del Santo Evangelio según San Mateo (28,1-7)
Cuando el sábado había pasado, y estaba amaneciendo el domingo, María, Magdalena y la otra María fueron al sepulcro. De pronto hubo un fuerte temblor de tierra. Era un ángel del Señor que había bajado del cielo, y llegando al sepulcro, quitó la piedra que lo tapaba y se sentó sobre ella. Era brillante como un relámpago, y su ropa blanca como la nieve. Al verlo, los soldados temblaron de miedo y quedaron como muertos. Entonces el ángel dijo a las mujeres: No tengan miedo, yo sé que buscan a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Vengan a ver el lugar donde lo pusieron. Vayan pronto y digan a sus discípulos: “El estuvo muerto, pero ha resucitado, y va a Galilea antes que ustedes; allí lo verán”. Palabra de Dios.
Intenciones, en esta última estación vamos a pedir:
- Que la esperanza de la resurrección aliente nuestra vida cristiana y nos haga ser testigos de Cristo resucitado en el mundo.
- Que vivamos siempre agradecidos con el Señor Jesucristo por todo lo que ha hecho por nosotros y cantemos siempre sus alabanzas en la comunidad cristiana.
- Que la fuerza de su pasión y la alegría de su resurrección nos hagan vivir una vida nueva de hijos del Padre celestial.
- Que todos nuestros difuntos lleguen a participar del triunfo de Cristo y de su reino glorioso.
Meditación: en silencio.
Oración: Oh Jesús, Rey poderoso y Señor de los señores; Luz que brilla en las tinieblas y Fuente de vida eterna: Mira a tu familia santa aquí reunida que te ha acompañado en la meditación de tu pasión y de tu muerte, y concédele alegrarse contigo y llegar a participar de tu gloriosa resurrección. Tú que vives y reinas con el Padre, y eres Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
Súplica: Anunciamos tu muerte; proclamamos tu resurrección ¡Ven, Señor Jesús!
Canto (o Padrenuestro y Avemaría).
Conclusión
Qué el Señor nos bendiga, y por los méritos de su pasión, muerte y resurrección nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Amén.