El objeto de la misión es hacer presente y comunicar la salvación de Jesucristo que se entrega sacramentalmente en el misterio eucarístico. Esta misión salvífica de Cristo se realiza a través de la acción del Espíritu Santo, verdadero protagonista de la misión eclesial.
Esta es la convicción que tenemos, y a ello se hace referencia en la celebración del DOMUND; sin duda, tenemos presentes en nuestra oración las misiones de todo el mundo, donde con grandes esfuerzos, incluso llegando a situaciones de martirio, se continúa predicando la Buena Noticia de Jesús. Por ello, la invitación es a orar por esta tarea esencial de la Iglesia, porque “La Iglesia existe para evangelizar” decía el Papa Pablo VI. Pero además es una oportunidad para aportar y compartir una ofrenda que es enviada y destinada a estos lugares de misión, incluida nuestra patria.
Hoy nos hace reflexionar en esta tarea el texto del evangelio, resaltando la urgencia de salir a anunciar el evangelio: “Vayan por todo el mundo y prediquen el evangelio a toda creatura”. Algunos piensan que esta tarea es de quienes hayan tenido alguna formación especial; es cierto que se necesita información y formación, sin embargo es una responsabilidad de todo bautizado, que cuando orienta su vida según el evangelio, es decir cuando sus pasos van animados por la Palabra de Dios y su estilo de vida es de esfuerzo por configurarse como un cristiano coherente con lo que cree, tendrá mucho que decir a quien visite. El anuncio de la Palabra de Dios se hace compartiendo el amor de Dios oralmente, pero de manera convincente cuando se comparte la vida, los esfuerzos de conversión que se van realizando.
Se puede ser una persona muy preparada en la doctrina cristiana, sin embargo es el testimonio un elemento esencial que ayuda a realizar la misión. Estamos consientes de que el gran protagonista es el Espíritu Santo, por ello es indispensable la oración en la misión y el alimento de la Eucaristía; el Papa Juna Pablo II nos hace ver la relación entre Eucaristía y misión: “Reunidos alrededor del altar, la Iglesia comprende mejor su origen y su mandato misionero. Eucaristía y misión forman un binomio inseparable”.
En una comunidad parroquial, que es donde se concretizan muchos proyectos pastorales, la misión permanente es el reflejo de la madurez espiritual y pastoral de quienes la conforman; por una parte porque se asumen el mandato de Jesús que no nos da otra alternativa y nos ordena “Vayan…”, y por otro lado se expresa la necesidad de compartir lo que se vive personalmente y en la comunidad, junto con el testimonio de presencia y actividad en la misión del sacerdote, consagradas y laicos, llegando a muchos hogares. Inicialmente muchos se impresionaran por el signo misionero de cercanía, pero sobre todo expresaran su gratitud por el compromiso de la comunidad de hacer suya la responsabilidad bautismal y preocupación de las múltiples realidades que viven los hogares, que ciertamente no conoceríamos si continuamos siendo una comunidad que sigue esperando a que los hermanos en necesidad vengan a nuestros templos. La urgencia que nos propone el Señor es salir. No nos avergoncemos de ir a hablar de Dios, no tengamos miedo a algún señalamiento o rechazo.
Es necesario insistir que esto implica iniciar o intensificar las oportunidades de evangelización para nuestros laicos para evangelizar CON LOS LAICOS.
El DOMUND, un día de compromiso para todos, orando y ayudando con nuestros recursos, pero también un recordatorio urgente de la necesidad de la misión en nuestras comunidades parroquiales y diocesanas. ¡Ánimo!
† Faustino Armendáriz Jiménez IX Obispo de Querétaro