Santa Iglesia Catedral, Ciudad Episcopal Santiago de Querétaro, Qro. 20 de abril de 2018.
En la Santa Iglesia Catedral, ubicada en la ciudad episcopal Santiago de Querétaro, Qro. La Noche Pascual, da inicio con la bendición del fuego nuevo, y la bendición del Cirio Pascual, el cual presidirá durante todo el año, como signo de la Gloria de Cristo Resucitado. Por eso se graba en primer lugar la cruz en el cirio. La cruz de Cristo devuelve a cada cosa su sentido. Por ello el Canon Romano dice: «Por él (Cristo) sigues creando todos los bienes, los santificas, las llenas de vida, los bendices y los repartes entre nosotros», posteriormente se entona el Pregón pascual o «exultet».Este himno de alabanza, en primer lugar, anuncia a todos la alegría de la Pascua, alegría del cielo, de la tierra, de la Iglesia, de la asamblea de los cristianos. Esta alegría procede de la victoria de Cristo sobre las tinieblas.
Esta Noche Pascual tiene, como toda celebración litúrgica, dos partes centrales:
– La Palabra: Solo que esta vez las lecturas son más numerosas (nueve, en vez de las dos o tres habituales).
– El Sacramento: Esta noche, después del camino cuaresmal y del catecumenado, se celebran, antes de la Eucaristía, los sacramentos de la iniciación cristiana: el Bautismo y la Confirmación.
Todos estos elementos especiales de la Vigilia Pascual quieren resaltar el contenido fundamental de la Noche: la Pascua del Señor, su Paso de la Muerte a la Vida. Pero la Pascua de Cristo es también nuestra Pascua: «en la muerte de Cristo nuestra muerte ha sido vencida y en su resurrección resucitamos todos»(Prefacio II de Pascua).
La comunidad cristiana se siente integrada, «contemporánea del Paso de Cristo a través de la muerte a la vida». Ella misma renace y se goza en «la nueva vida que nace de estos sacramentos pascuales». Por el Bautismo se sumerge con Cristo en su Pascua, por la Confirmación recibe también ella el Espíritu de la vida, y en la Eucaristía participa del Cuerpo y la Sangre de Cristo, como memorial de su muerte y resurrección.