Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael
29 Septiembre
Apocalipsis 12,7-12: “Miguel y sus ángeles pelearon contra al dragón”
Salmo 137: “Te cantaremos, Señor, delante de tus ángeles”
San Juan 1,47-51: “Verán a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre”
Hoy es la fiesta de los Santos Arcángeles. La protección y el cuidado que Dios tiene de los hombres, es manifestado en la Biblia con frecuencia a través de sus “enviados”, que es lo que significa la palabra “ángel”. Los tres arcángeles que hoy celebramos y recordamos tienen nombres que nos indican una misión pero que al mismo tiempo nos manifiestan una característica de Dios. San Miguel aparece varias veces en la Biblia como protector del pueblo elegido y en una lucha contra el demonio (Ap 12,7) pero en el significado de su nombre viene a dejarnos muy en claro el primer acto que debe todo hombre tener en relación con Dios. No puede ni debe usurpar el lugar de Dios ningún bien material, ninguna ambición, ningún poder. Por eso San Miguel en su nombre nos recuerda: “¿Quién como Dios?”. El arcángel Gabriel aparece varias veces también en la Sagrada Escritura como el enviado a anunciar buenas nuevas desde el tiempo del profeta Daniel y después presentándose directamente a la Virgen María. La Buena Nueva nos recuerda que estamos en las manos de Dios y Gabriel significa “fortaleza de Dios”. Rafael aparece en el libro de Tobías como acompañante, consejero y portador de salvación. Su nombre significa: “Medicina de Dios”, o bien “Dios ha sanado”. Así los Arcángeles, lejos de oscurecer la relación con Dios, nos vienen a manifestar esta relación tan estrecha que el hombre debe tener con su creador. Retomemos cada uno de sus nombres y de sus actitudes. Luchemos contra todo pecado fiados no en nuestra fuerzas, sino en la certeza que “no hay nadie como Dios”. En los ambientes hostiles y difíciles, cuando haya caídas y fracasos, levantemos el rostro y recordemos que “Dios es nuestra fortaleza”. Y en nuestro camino, en las debilidades y tropiezos, llegue hasta nosotros la certeza que es Dios nuestra medicina y remedio, que es quien nos acompaña y alienta en el camino. Dios a través de sus Arcángeles, se nos manifiesta cercano a cada uno de nosotros.