SANTO DEL DÍA: SANTA RITA DE CASIA, ABOGADA DE LOS CASOS DESESPERADOS.

SANTA RITA DE CASIA,  VUIDA Y RELIGIOSA, ABOGADA DE LOS CASOS DESESPERADOS

En 1381, en un humilde hogar campesino de Rocca Porena, en el centro de Italia, nació una niña que debía alcanzar renombre de santidad a causa de sus transportes místicos, sus austeridades y su indecible paciencia para enfrentarse con las tribulaciones. Rita, hija de ancianos padres, dio muestras en su juventud de su fuerte sentido religioso. Cuando le llegó el tiempo de casarse, sus padres la obligaron a hacerlo con un hombre poco deseable. A pesar de su deseo de entrar en un convento, Rita se sometió a la voluntad paterna con tristeza, y el matrimonio fue un largo tormento. El marido de Rita era brutal, libertino e incontrolable; durante dieciocho años, Rita sufrió sus insultos e infidelidades. Angustiada, veía crecer a sus dos hijos a semejanza de su padre. Lloraba y rogaba por los tres sin cesar. Por último, su esposo se dio cuenta de su vida pecadora y suplicó a Rita que le perdonara por todo lo que la había hecho sufrir. Poco después fue muerto en una pelea, y los hijos juraron vengar la muerte del padre. Rita oró porque ambos murieran antes de que se convirtieran en asesinos. Entonces los dos enfermaron y su madre los cuidó y consiguió que perdonaran antes de que ambos muriesen.

Sola en el mundo, Rita comenzó a practicar insólitas austeridades. Logró ser admitida en el convento agustino de Casia, persuadiendo a la madre priora para que no tomara en cuenta la regla que sólo permitía aceptar las vírgenes. En 1413, Rita recibió el hábito de la orden. Fue despiadada para la propia mortificación y solía azotarse tres veces al día. Su caridad pudo ocuparse en el cuidado de otras monjas, durante las enfermedades. La contemplación de los sufrimientos de Cristo la hacía caer en éxtasis. Una herida supurada abierta en su frente parece estar conectada con su intensa respuesta a un sermón sobre la Corona de Espinas, emblema que para ella tenía significado especial. En sus últimos años Rita sufrió una enfermedad agotadora que le causó la muerte el 22 de mayo del año 1457. La primera vida de esta santa fue escrita en 1600. Fue canonizada en 1900. Rita es la patrona de una solidaridad para venerar la corona de espinas.

La antigua tradición que asocia a Rita con las rosas y los higos tiene el origen siguiente: Poco antes de su muerte pidió a una amiga que le trajera una rosa del jardín de su casa. No era la estación en que las rosas florecen, pero, para satisfacer el anhelo de una amiga enferma sin remedio, la amiga fue al jardín y quedó asombrada al hallar un rosal florecido. Cogiendo una rosa la llevó al convento y pidió a Rita si podía traerle algo más. «Sí —contestó Rita, tráeme dos higos del huerto.» La amiga se apresuró y no tardó en descubrir dos higos maduros en una rama desprovista de hojas. En arte suele representarse a Rita con estos emblemas. Santa Rita de Casia es venerada especialmente en España y allí, como en otros lugares, ha sido llamada «la santa de los imposibles». En todos los países, las personas que han tenido que soportar sufrimientos han hallado consuelo en el ejemplo de esta santa y no han dejado de rezarle.

ORACIÓN A SANTA RITA….
Oh poderosa Santa Rita,
llamada Abogada de los casos desesperados,
socorredora en la última esperanza,
efugio y salvación en el dolor,
que conduce al abismo del delito
y de la desesperación:
con toda la confianza en tu celestial poder,
recurro a ti en el caso difícil e imprevisto
que oprime dolorosamente mi corazón.
Dime, oh Santa Rita, ¿no me vas a ayudar tu?,
¿no me vas a consolar?
¿Vas a alejar tu mirada y tu piedad de mi corazón,
tan sumamente atribulado?
¡Tú también sabes lo que es el martirio del corazón,
tan sumamente atribulado!
Por las atroces penas, por las amargas lágrimas
que santamente derramaste, ven en mi ayuda.
Habla, ruega, intercede por mí, que no me atrevo a hacerlo, al Corazón de Dios, Padre de misericordia y fuente de toda consolación, y consígueme la gracia que deseo (indíquese aquí la gracia deseada).
Presentada es seguro que me escuchará: y yo me valdré de este favor para mejorar mi vida y mis costumbres, para cantar en la tierra y en el cielo las misericordias divinas.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.