El Virgo Maria es la Madre de todos los hombres y especialmente de los miembros del Cuerpo Místico de Cristo, ya que es la Madre de Jesús por la encarnación. Jesús lo confirmó de la Cruz antes de morir, dándonos su Madre como Madre nuestra en la persona de San Giovanni diciendo: «¡Mujer, he aquí tu hijo!».
Y luego: «¡He aquí tu madre!». La Virgen subraya el decreto «aceptó el testamento de su amor del Hijo y acogió a todos los hombres, personificados por el discípulo querido, como pares que tienen que ser reengendrados a la vida divina, volviéndose amorosa nodriza de la Iglesia que Cristo en cruz, emitiéndo el Espíritu, ha engendrado. A su vez, en el discípulo querido, Cristo eligió a todos los discípulos como vicarios de su amor hacia la Madre, confiándoselas para que con enferma sucursal la acogieran.
Tenemos que tener la misma actitud del discípulo querido. He aquí porque la piedad de la Iglesia hacia la Beata Virgo es un elemento intrínseco del culto cristiano. Cumpliendo así la profecía del Virgo, que ha dicho: Todas las generaciones me llamarán «beata.»
¿Por qué es Maria la madre de la Iglesia?
Maria es la Madre de la Iglesia porque, siendo la Madre de Cristo, también es la madre de los fieles y los pastores de la Iglesia, que forman con Cristo un único Cuerpo Místico.
¿Por qué llamamos Maria Mediadora y Cooperadora de la Redención?
Llamamos Maria Mediadora y Cooperadora de la Redención porque, con su materna caridad y su colaboración en el Sacrificio de Cristo, ha participado en nuestra reconciliación, que se aplica a los hermanos de su Hijo que todavía son romero con su constante y cariñosa intercesión. ¿Cuál culto paga la Iglesia a la Beata Virgo?
La Iglesia le devuelve al Virgo un culto raro, iniciado al principio de la Iglesia y durará para siempre, según las palabras proféticas de Maria: Todas las generaciones me llamarán «bendita.» El amor que el fiel dan a Maria como Madre, tratando de quererla como el Dios que Jesús quiere, es lo que nosotros conocemos como Piedad filial.