𝐇𝐨𝐲 𝐞𝐬 𝐥𝐚 𝐟𝐢𝐞𝐬𝐭𝐚 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐁𝐞𝐚𝐭𝐚 𝐒𝐨𝐫 𝐌𝐚𝐫𝐢́𝐚 𝐑𝐨𝐦𝐞𝐫𝐨, 𝐪𝐮𝐞 𝐯𝐢𝐯𝐢𝐨́ 𝐩𝐥𝐞𝐧𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐥𝐚 𝐦𝐢𝐬𝐞𝐫𝐢𝐜𝐨𝐫𝐝𝐢𝐚.
La Beata María Romero fue una religiosa salesiana que se dedicó a servir a los pobres durante 46 años después de que su congregación la enviara a Costa Rica para ayudar en consultorios médicos, internados de jóvenes y en la Asociación de Ayuda a Necesitados, compuesta por familias que antes vivían en condiciones infrahumanas.
Además, Sor María se encargó de capacitar en actividades domésticas como la cocina, costura y otros oficios a jóvenes y señoras; ofrecía prendas de vestir a precios simbólicos o de forma gratuita; y repartía canastas con alimentos básicos.
Nació en Granada (Nicaragua) el 13 de enero de 1902, en una familia muy acomodada, pero de gran sensibilidad hacia las necesidades de los más pobres.
En 1910 llegaron a Nicaragua las misioneras de Don Bosco, Hijas de María Auxiliadora (FMA), congregación de la que sería parte integrante durante todo el resto de su vida. Gracias a ellas congenió inmediatamente con la figura del gran apóstol de la juventud, en quien encuentra la encarnación de los ideales más profundos de su espíritu.
En 1921 recibió el hábito religioso de su congregación y pasó a llamarse Sor María Romero. Sus votos perpetuos los realizó en 1929.
Su ideal fue amar profundamente a Jesús junto a la Virgen María. Su alegría más grande fue la posibilidad de acercar a la verdad evangélica a los niños, a los pobres, a los que sufren, a los marginados. La más ambicionada recompensa a sus sacrificios fue la de ver reflorecer la paz y la fe en una vida “perdida”.
Falleció el 7 de julio de 1977. En el 2002 fue beatificada por el Papa San Juan Pablo II al comprobarse el milagro de la niña costarricense María Solís, quien luego de las oraciones de su madre nació sana a pesar que múltiples ultrasonidos indicaban que tenía labio leporino. De esa manera se convirtió así en la segunda mujer centroamericana beatificada.