Av. Industrialización no. 1. Col. Álamos 2da Secc. Querétaro, Qro. a 27 de octubre de 2018
El sábado 27 de octubre de 2018, en el salón Chamali, de esta Ciudad de Querétaro, se llevó a cabo el inicio de Conferencias de los Encuentros Cristianos de Integración Matrimonial (ECIM), quienes también celebraban 34 años de su fundación. Mons. Faustino Armendáriz Jiménez, presidio la Sagrada Eucaristía en acción de gracias por las actividades de este Movimiento Católico ECIM. Concelebraron esta Santa Misa, el Pbro. José Luis Salinas, y Sacerdotes de CORC (Confraternidad del Reino de Cristo).
En su Homilía, Monseñor Faustino alentó a los miembros reunidos del ECIM, diciéndoles:
«A la luz de la palabra de Dios podemos iniciar esta jornada, seguramente dará muchos frutos en los corazones de ustedes como matrimonio y como familia. Creo que dos elementos podemos destacar de esta palabra proclamada, uno, la necesidad de compresión y dos, las oportunidades que nos da Dios, preguntémonos cómo lo valoramos, todos necesitamos tomar en serio nuestro caminar como discípulos de Jesús, es inseparables el ser misioneros del señor y sin duda todo parte de un encuentro con Cristo, por eso cada uno de ustedes está aquí y le hemos dado seguimiento a la experiencia de este encuentro con Jesús, seguramente la reacción fue diversa, como aquellas del Evangelio cuando aquel que había sido curado de su parálisis se va saltando, otros que se llenaba de admiración, pero todos tenían un común denominador, el reconocer el amor de Dios, su misericordia y su poder, constatando que siempre tendrán que vencer el bien sobre el mal, el encuentro con Jesús implica iniciar un proceso permanente de cambio en mi vida y creo que ese proceso cada quien puede encontrarlo, en esta ocasión como pareja, ¿Cómo hemos ido transformando nuestra vida, de tal manera que incida en aquellos que está en nuestro alrededor?.»
«En el documento de aparecida se habla de la conversión personal y de la conversión pastoral, no se puede realizar obras con frutos palpables si no hay ese caminar en el cual he tomado en serio mi vida cristiana y mi identidad como hijo de Dios, es difícil dar frutos y mucho más difícil es dar la cara como misionero diciéndole a los demás las experiencia que yo vivo, un cambio en mi corazón, ¿No es eso uno de los grandes obstáculos de que la misión es cuestión de conversión?, para que los cristianos católicos salgamos a mencionar el proceso de conversión, dígase clérigos, laicos, consagrados, consagradas, todos necesitamos entrar en un proceso profundo en el cual realmente se vea la vida de iglesia.»
«Entiendo que los procesos son diversos en cada persona y en cada familia, sin embargo ojalá lo sumamos como un reto, Jesús es contundente, de tal manera que lo dice, si no se convierte perecerás, el miércoles pasado en la mañana, en una visita pastoral misionera, tuve la oportunidad de visitar un anexo de jóvenes, de adultos y niños en rehabilitación, niños de nueve años, jóvenes de 20 años, adultos de 40 a 50 años, un centenar de hombres que estaban con un propósito, cambiar, reintegrarse, y sin duda todo tiene su costo, estar en una especie de retiro en el cual tengo que tomar conciencia y tocar las llagas de mi vida y vivir el dolor, de las imposibilidades, impotencias que tengo, en este caso para dejar una adicción, quizás lo que no nos deja cambiar son nuestras adicciones personales y como pareja y como familia quizá lo que nos paralice es algo muy importante que no les damos seguimiento a esas primer experiencia del encuentro con Cristo, un de estos jóvenes expresaban con dolor aquel tocar fondo en su vida, de tal manera que se estaban auto destruyendo, Jesús habla hoy en el evangelio de autodestrucción, si no se convierte perecerán, cuando decimos que estamos en proceso de conversión pero no estamos, se sufre, se sufre como el adicto cuando a pesar de que aparentamos qué somos hasta santos se sufre y esto es una parálisis que va a explotar un día en una crisis que lamentablemente no se puede ocultar, de nueva cuenta en la contundencia del señor siempre habrá alguien alrededor de nosotros que quiere que volvamos a empezar, como lo hubo en aquellos jóvenes en aquellos hombres que yo considero valientes, en aquel niño de nueve años de 10 años que está en un anexo por drogadicto, quizás a veces en la vida cristiana somos niños o nos consideramos adultos, sin embargo no hemos caminado lo suficiente para madurar y controlar nuestra vida.
Hermano, creo que el caminar de un cristiano y de un hijo de Dios debemos permanecer en ese encuentro permanente con Jesús, si los sacramentos son importantes en la vida de un cristiano, los sacramentos vivido y celebrados con un corazón limpio, no de la improvisación, con un corazón limpio solamente, así podemos entusiasmar a otros en los procesos de conversión, los tiene que llevar a vivir o a luchar por vivir como el Jesús de los evangelios, es decir, el estilo de vida de Jesús y hacerlos adictos al evangelio, a la palabra de Dios, desde cuando no me siento a reposadamente a leer el evangelio, no esas lecturas en el misal de todos los días que sin duda hacemos para enterarnos, pero que tanto tiempo hace que personalmente o como pareja o como familia no sentamos para dejar que ese efecto transformador se realice en nuestras vidas, Dios quiere convertirnos, Dios quiere quitarnos nuestras parálisis, cualquier adicción que no nos permite caminar haciendo su voluntad. Cada día nos da una nueva oportunidad y no porque seamos muy bueno, sino por su infinito amor y no porque tengamos muchos medios, revisemos cada uno de nosotros nuestra propia vida, sino por su propia misericordia, creo que eso es lo que tenemos que valorar como personas, como familias, ¿Cuántas oportunidades nos da a dado el Señor para empezar de nuevo?, ¿Cuántos encuentros como esto he vivido?, en la vida debemos tener la gran responsabilidad de ser una familia misionera, en un movimiento misionero, ¿Hay a quien he entusiasmado con mi manera de ser?, ¿A quién he paralizado con mi manera de ser?, también porque se puede dar, ¿A quién he obstaculizado con mi testimonio?, ¿A quién le he hecho que su vida también sea tan estéril como aquella Higuera?.
Hoy el Señor nos da una oportunidad y sin duda no porque seamos los mejores, no porque estemos aquí, los mejores porque hay muchas familias que son buscadas por el amor de Dios, porque nosotros estamos separados en una elite de cristianos que no nos deja provocar esos círculos concéntricos y ese efecto multiplicador, donde la semilla del Evangelio vaya llegando a las familias más alejadas y abandonadas por la iglesia, es decir, por mí y por ti, cuando vamos al misión, no se desde cuando harían el último visite a misionero a las familias o a los hogares, encontramos esos vacíos, no podemos seguir con los brazos cruzados.»
«Algo que resalte en ustedes, es el reintegrarse como pareja, y el renovarse como familia, ¿Con que objetivo?, y ¿Por qué? , porque una reintegración solamente se puede dar desde la experiencia de Dios, si la pareja se encuentran con Jesús es posible, es decir, lo que provoca cualquier efecto positivo en la vida de pareja y en la vida de familia es Dios, con el cual en el día de su matrimonio hicieron alianza, Dios al cual le dijeron sí, Dios, que si algo o mucho han logrado en su camino de vida familiar es porque él ha estado presente, ¿Para qué esta reintegración?, para descubrir la misión que tenía, que tenemos y que tienen ustedes como familia, nosotros como sacerdotes, hacemos cada año una semana de ejercicios espirituales, todos esos acontecimientos cambian nuestra vida de tal manera que asumamos la gran responsabilidad que resalta el evangelio al final de cada uno de ellos, vayan y anuncien el evangelio. Hermanos, que su movimiento sea un movimiento que no se repliega independientemente a su nivel social, que sea un reto para esta comunidad familiar, el ser familias misioneras, que sea un desafío el salir de aquellos que tenemos, hay que repensarlo y retomarlo, nuestros frenos nos hace que se amos autocomplacientes, nos hace que reduzcamos a un círculo nuestro movimiento y nos hace que evitemos salir y romper paradigmas, que el Señor los ayude y que la nueva oportunidad nos da Dios la aprovechemos todos recordando que el punto de referencia para poder dar frutos en nuestra vida, es el encuentro con Jesús y ese encuentro con Jesús fue una oportunidad para que como higueras, tenemos una misión de dar frutos, que la Santísima Virgen María de Guadalupe sea intercesora de todas las familias misioneras. Así sea.»
Al concluir con la Celebración Eucarística, Mons. Faustino impartió la bendición a todos los asistentes.