Santa Iglesia Catedral, Santiago de Querétaro. 21 de agosto de 2016
El día Domingo 21 de Agosto, se celebró la Sagrada Eucaristía, en la Santa Iglesia Catedral de Querétaro, con el fin de encomendar a Dios, el inicio del nuevo año escolar, en el que un gran numero de niños, jóvenes, papás y profesores se dieron cita, con el fin de implorar el auxilio divino al retomar sus clases.
La Santa Misa fue presidida por Mons. Faustino Armendáriz Jiménez, Obispo de Querétaro, quien al momento de dirigir su mensaje homilético con fundamento en la Palabra de Dios, explicó:
«Celebramos en este domingo la resurrección del Señor, a quien pedimos fortalezca el proceso de formación, y convierta nuestros corazones. Pues la única manera de cambiar una sociedad es, con la educación y con la conversión de nuestra mente y corazón».
«Oramos de manera especial por todos los maestros, aquellos que, con la educación en las aulas del grupo que se le ha encomendado, van impulsando con su servicio el progreso de nuestro País. Pedimos a Dios les bendiga a ellos y a cada una de sus familias».
«Ruego a Dios también, por el grupo de catequistas de la comunidad parroquial de Cristo de las Bienaventuranzas, en la colonia Menchaca, que hoy se hacen presentes, con el fin de dar gracias a Dios y encomendar su servicio de educación en la fe».
«Saludo de manera especial, a los aquí presentes, a los profesores de las diferentes escuelas, a las autoridades educativas. Con alegría nos reunimos para dar gracias a Dios por todas la bondades de su misericordia».
«Algunos ya han iniciado sus formación escolar; otros más, darán inicio en esta semana con sus labores, donde además de ser instruídos en las ciencias, también se formaran para ser constructores de paz y de comunidad. Pues para construír un edificio se solicita solidez y comunión; y solamente desde la educación y la comunión, se pueden emprender proyectos que abonen al crecimiento de una nueva sociedad».
«Imploramos la bendición de Dios en todos los maestros de nuestra Diócesis de Querétaro, pero también por todos los maestro de nuestro País. Es importante la educación, pero también hemos de luchar día con día por ser testigos de la verdad, del compromiso y del amor, pues de esta manera podremos reflejar la imágen, de quien es verdaderamente un maestro».
«El proceso educativo nos ayuda a crecer en orden a la propia realización, en apertura a los demás, al mundo y a Dios. La educación influye no solo en el sujeto que se educa, sino también al que comunica con sabiduría, impregnando de amor el entorno que conlleva el ser Profesores».
«Recordemos además, que la educación inicial esta en la familia, con los papás, donde se encuentra la oportunidad de ser educados en los valores, a partir de un testimonio de vida. Por medio de la palabra se expresa aquello que hay en el interior de la persona, pero cada expresión deberá ir acompañada de un testimonio que se ha fraguado a partir de la experiencia de la vida y de un encuentro con Dios».
«Por tal razón la palabra de Dios en liturgia de hoy nos propone unas palabras de Jesús iluminadoras y al mismo tiempo desconcertante. Durante su última subida a Jerusalén, uno le pregunta: “Señor, ¿es verdad que serán pocos los que se salvan?». Y Jesús le respondió: “Esfuércense en entrar por la puerta , que es angosta pues y les aseguro que muchos tratarán de entrar y no podrán” (Lc 13, 23-24). ¿Qué significa esta «puerta estrecha»? ¿Por qué muchos no logran entrar por ella? ¿Acaso se trata de un paso reservado sólo a algunos elegidos?».
«Si se observa bien, este modo de razonar de los interlocutores de Jesús es siempre actual: nos acecha continuamente la tentación de interpretar la práctica religiosa como fuente de privilegios o seguridades. En realidad, el mensaje de Jesús va precisamente en la dirección opuesta: todos pueden entrar en la vida, pero para todos la puerta es «estrecha». No hay privilegiados. El paso a la vida eterna está abierto para todos, pero es «estrecho» porque es exigente, requiere esfuerzo, abnegación, mortificación del propio egoísmo».
«Para entender esta invitación de Jesús hemos de recordar las palabras de Jesús que podemos leer en el evangelio de Juan” Yo soy la puerta, si uno entra por mí será salvo” (Jn 10, 9) entrar por al puerta angosta es entrar por Jesús; aprender a vivir como él; tomar su cruz y confiar ene al Padre que lo ha resucitado».
«En este seguimiento de Jesús no todo vale, no todo da igual; hemos de responder al amor del Padre con fidelidad. Lo que Jesús pide no es rigorismo legalista, sino amor radical a Dios y al hermano. Por eso su llamada es fuente de exigencia pero no de angustia, Jesús es una puerta siempre abierta. Nadie la puede cerrar sólo nosotros si nos cerrarnos a su perdón».
«En este Año de la Misericordia el Papa Francisco nos ha abierto de manera especial la puerta de la misericordia “a través de la cual cualquiera que entrará podrá experimentar el amor de Dios que consuela, que perdona y ofrece esperanza”. Pues “Ante la gravedad del pecado, Dios responde con la plenitud del perdón. La misericordia siempre será más grande que cualquier pecado y nadie podrá poner un límite al amor de Dios que perdona” (cf. Bula Misericordiae Vultus, 3»).
«La Iglesia « vive un deseo inagotable de brindar misericordia ». Tal vez por mucho tiempo nos hemos olvidado de indicar y de andar por la vía de la misericordia. Por una parte, la tentación de pretender siempre y solamente la justicia ha hecho olvidar que ella es el primer paso, necesario e indispensable; la Iglesia no obstante necesita ir más lejos para alcanzar una meta más alta y más significativa. (cf. Bula Misericordiae Vultus, 3)».
«Atrevámonos todos: jóvenes y niños, ancianos y ancianas, enfermos y pecadores, a cruzar la puerta de manera física pero también y sobre todo espiritual, así podremos cada uno saber que la misericordia del Señor es eterna, que la salvación también es para nosotros».
«Que María, a la que invocamos como “Puerta del cielo” nos ayude también a ser de aquellos que se salven». Concluyó.
Al final de la Santa Misa, Mons. Faustino, agradeció la presencia y la participación de alumnos, papás y profesores invitándoles a tener siempre la mirada puesta en Dios; impartió la bendición al pueblo, y en procesión se dirigió a la Sacristía, donde tuvo la oportunidad de saludar a quienes con alegría le manifestaron su agradecimiento, por la haber presidido la Sagrada Eucaristía con tal intención.