Fundador de la vida anacorética en Palestina; nació en Tabita, al sur de Gaza en Palestina [hoy Israel] alrededor del año 291. Murió en la isla de Chipre alrededor del 371. La principal fuente de información sobre la vida de este santo la constituye una biografía escrita por San Jerónimo.
Hilarión fue hijo de padres paganos. Su fecha natal la confirma Jerónimo (Vita, c. xxv) quien indica que Hilarión tenía 65 años de edad a la muerte de Antonio (356). De niño, los padres de Hilarión lo enviaron a Alejandría [en Egipto] para educarse en las escuelas de esa ciudad. Aquí se hizo cristiano a la edad de 15 años, y atraído por el renombrado anacoreta San Antonio, Hilarión se retiró al desierto. Después de dos meses de haber compartido con el gran «Padre de los Anacoretas,» Hilarión decidió dedicarse él mismo a la vida ascética eremítica. Regresó a su casa, repartió su fortuna entre los pobres, y se retiró a una pequeña choza en el desierto de Majuma, cerca de Gaza, en donde vivió una vida similar a la de San Antonio.
Su vestimenta consistía de una camisa de pelo, una prenda superior hecha de piel y una capa corta como las que usaban los pastores del lugar. Ayunaba rigurosamente y no participaba de su frugal comida hasta después del ocaso. Para mantenerse, trabajaba tejiendo canastas. Dedicaba la mayor parte de su tiempo a ejercicios religiosos. Su fama se esparció por el lugar debido a las curas milagrosas y exorcismos que efectuaba y ya para el año 329 contaba con numerosos discípulos. Convirtió a muchos paganos y tanta era la gente que venía a pedirle ayuda y consejos que apenas encontraba tiempo para cumplir con sus deberes religiosos. Esto lo indujo a despedirse de sus discípulos y a regresar a Egipto alrededor del año 360. Allí visitó los lugares en donde San Antonio había vivido y el sitio en donde murió. De camino a Egipto conoció a Draconcio y a Filor, dos obispos exiliados por el emperador Constancio. Hilarión entonces fue a vivir a Bruccio, cerca de Alejandría, pero al oír que Juliano el Apóstata había ordenado su arresto, se retiró a un oasis en el desierto de Libia. Más tarde se trasladó a Sicilia y vivió por mucho tiempo cerca del promontorio de Paccino. Su discípulo, Hesiquio, quien había buscado a Hilarión por mucho tiempo, le descubrió allí. Poco después Hilarión se vio rodeado una vez más por discípulos ansiosos de seguir su ejemplo.
Dejando a Sicilia, se trasladó a Epidauro en Dalmacia, en donde prestó valiosa ayuda a sus habitantes después del terremoto del año 366. Finalmente se fue a Chipre y ahí, en una solitaria cueva en el interior de dicha isla, pasó sus últimos años. Fue durante su estancia en Chipre que conoció a San Epifanio, Arzobispo de Salamis. Antes de su muerte, acaecida en su octogésimo año, Hilarión legó sus pobres vestimentas, las cuales eran su única posesión, a Hesiquio, su discípulo fiel. Su entierro ocurrió cerca del pueblo de Pafos, pero Hesiquio se lo llevó en secreto a Majuma, en donde el santo había vivido por tanto tiempo. A Hilarión se le honra por ser el fundador de la vida anacorética en Palestina. Los intentos de Israel y de otros historiadores de verlo como una figura imaginaria han fracasado completamente, ya que no cabe la menor duda de su existencia o de la veracidad de sus rasgos.
Es conocido como el santo de la abstinencia y del ayuno perpetuo, y se le recuerda cada 22 de octubre.