SACERDOTE PARA SIEMPRE
Maestro de muchos fuiste
forjador de pensamiento
todo tu conocimiento
con nosotros compartiste,
-es por amor- tú dijiste
que todas tus enseñanzas
con la fe y con la esperanza
a los futuros pastores
cultivaste en los valores
del fervor y la templanza
La gracia del Sacramento
en el oficio divino
-con el pan y con el vino-
ofrendaste en mil momentos
¡Qué delicioso Alimento!
por la bondad derramada
en tus manos consagradas
que pecados absolvieron
y a nuestro pueblo sirvieron
para quedar desgastadas
Filósofo y consejero
sacerdote, nuestro hermano
siempre tendiste la mano
y fuiste un gran compañero.
Por tu entrega, misionero,
y tu pensamiento fino
tenga piedad el Divino,
-te perdone las abulias-
y organices las tertulias
allá con Tomás de Aquino
Con la caricia materna
de María en su remanso
dale Señor el descanso
que brille la luz eterna.
La comunidad fraterna
con el corazón abierto
ruega a Cristo que en el puerto
te reciba el Sempiterno.
¡Eres sacerdote eterno!
para siempre, padre Alberto.
Pbro. Víctor Hugo Ambriz Hdez.
15 de febrero de 2018