2016-12-15 Radio Vaticana
«Acompañar y cuidar a los niños que sufren con ternura y la ‘gasolina’ de la esperanza cristiana». Fue la exhortación del Santo Padre
(RV).- En un clima entrañablemente prenavideño y familiar, de gran alegría y conmoción, tuvo lugar el encuentro del Papa con algunos pequeños pacientes y sus familiares y una representación del personal sanitario y de los voluntarios, de las religiosas, y de los capellanes del Hospital Pediátrico ‘Bambino Gesú’, Niño Jesús, de Roma. El Aula Pablo VI acogió a unas de siete mil personas.
En primera fila, 150 niños provenientes de Italia y de las ‘periferias del mundo’. Argentina, Venezuela, Pakistán, Nepal, Rusia, El Líbano, Moldavia, Ucrania, Bulgaria, Albania, Serbia, Polonia, Congo y Nigeria. Así como 15 niños de la República Centroafricana, acompañados por el Cardenal Arzobispo de Bangui, Dieudonné Nzapalainga.
Recordamos que el Bambino Gesú, fundado en 1869, fue el primer hospital pediátrico de Italia, y que en 1924 fue donado por la familia Salviati a la Santa Sede. Y que por antigua tradición está encomendado al Cardenal Secretario de Estado, siendo una obra muy presente en el corazón del Santo Padre
«Vidas valientes. Vidas que dan la vida». Fue el tema del encuentro, que se desarrolló en un diálogo lleno de afecto, en el que el Papa Francisco fue respondiendo a tres preguntas y un testimonio.
Una enfermera, Valentina; Dino, un auxiliar; Luca, estudiante de enfermería; Serena, una ex paciente.
«¿Por qué los niños sufren? ¿Hay un medicamento que nos pueda ayudar en nuestro trabajo en el que convivimos con el dolor de los niños que sufren?», fue la pregunta de Valentina.
«¿Nos puede ayudar a encontrar más espacios para nuestros pequeños pacientes y sus familiares?», preguntó Dino
Y Luca: «Cuál debe ser la característica de los que trabajan en el hospital Bambino Gesú?»
El Testimonio fue el de Serena, ahora tiene 23 años, cuando era chiquita su vida estuvo en peligro por un Linfoma de Hodgkin. A pesar de largos sufrimientos y de haber perdido la vista, contó que gracias a la fe, con valentía y determinación está estudiando para ser médico.
La pregunta ante el sufrimiento de los niños, es grande y difícil, no tengo una respuesta… Tampoco la tuvo Jesús, señaló el Papa, refiriéndose a las palabras de Valentina, recordó que «Jesús no da sermones ante los inocentes que sufren». Nos ha mostrado el camino para dar sentido a esta experiencia humana… soportando el sufrimiento con amor, nos ha mostrado por quién se sufre».
El medicamento para los que están en contacto con el sufrimiento es la ternura y el saber decir ‘gracias’ para que no se apague la esperanza, destacó luego el Obispo de Roma, respondiendo a la segunda pregunta:
«Decir gracias alimenta la esperanza… La esperanza es la ‘gasolina’ de la vida cristiana, que nos ayuda a ir adelante cada día…»
Y luego agradeció el testimonio y valentía de Serena, que sigue superando las consecuencias de la enfermedad que sufrió cuando era pequeña.
El encuentro terminó con un Ave María, que el Papa invitó a rezar todos juntos a la Mamá del Niño Jesús.
(CdM – RV)