2016-10-22 Radio Vaticana
No tengan miedo! ¡Abran de par en par las puertas a Cristo!»
(RV).- Recordando a San Juan Pablo II en el día de su memoria litúrgica, el 22 de octubre, el Papa Francisco evocó, en su audiencia jubilar, a su santo predecesor en la Cátedra de Pedro. Y, con entrañable afecto en especial en sus palabras a los polacos, hizo resonar para los hombres de todo el mundo la exhortación de Karol Wojtyla al comenzar su pontificado.
En su cordial saludo a la peregrinación nacional de Polonia, el Papa Bergoglio, recordó asimismo su viaje a Cracovia para la JMJ 2016
«Queridos hermanos y hermanas
han llegado aquí, en peregrinación nacional para agradecer a Dios por el Bautismo que su pueblo recibió hace 1050 años, así como por todo el bien que ha nacido en los corazones de los jóvenes de todo el mundo, durante el inolvidable encuentro en Cracovia. Me uno a ustedes en este agradecimiento. Me siento inmensamente agradecido a Dios que me ha permitido conocer su nación, la patria de San Juan Pablo II, donde pude visitar el Santuario de Jasna Gora, el Santuario de la Divina Misericordia en Cracovia y el Centro Juan Pablo II ‘No tengan miedo’.
A Aquel que se identifica sobre todo en cada hombre humillado y que sufre, le agradezco por el silencio que me fue concedido en el lugar del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau. ¡En este silencio el mensaje de la misericordia asume una importancia inaudita!».
Luego en su emocionado recuerdo, el Papa Francisco repitió en la Plaza de San Pedro laexhortación al mundo de San Juan Pablo II, el 22 de octubre de 1978:
«Queridos hermanos y hermanas,
Hace exactamente treinta y ocho años, casi a esta hora, en esta Plaza resonaban las palabras dirigidas a los hombres de todo el mundo: ¡No tengan miedo!… Abran, aún más abran de par en par las puertas a Cristo. Estas palabras las pronunció al comienzo de su pontificado, Juan Pablo II, Papa de profunda espiritualidad, plasmada por la milenaria herencia de la historia y de la cultura polaca transmitida en el espíritu de fe, de generación en generación. Esta herencia era para él fuente de esperanza, de poder y de coraje, con que exhortaba al mundo a abrir las puertas a Cristo. Esta invitación se transformó en una incesante proclamación del Evangelio de la misericordia para el mundo y para el hombre, cuya continuación es este Año Jubilar.
Hoy anhelo desearles que el Señor les dé la gracia de cuidar y perseverar en la fe, esperanza y amor que han recibido de sus antepasados. Que en sus mentes y corazones resuene siempre el llamado de su gran compatriota a despertar en ustedes la fantasía de la misericordia, para que puedan brindar el testimonio del amor de Dios a todos los que lo necesitan.
Les pido que me recuerden en sus oraciones ¡Los bendigo de corazón! ¡Alabado sea Jesucristo!»
La enseñanza y ejemplo de San Juan Pablo II también en su bienvenida a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados:
«Hoy es la memoria litúrgica de San Juan Pablo II. Que su coherente testimonio de fe sea una enseñanza para ustedes, queridos jóvenes, para afrontar los desafíos de la vida. A la luz de su ejemplo, queridos enfermos, abracen con esperanza la cruz de la enfermedad. Invoquen su celestial intercesión, queridos recién casados, para que nunca falte el amor en su nueva familia».
En la víspera de la Jornada Mundial de las Misiones el Papa Francisco exhortó a todos a «acompañar con la oración y con ayuda concreta la acción evangelizadora de la Iglesia en los territorios de misión».
(CdM – RV)