2016-11-05 Radio Vaticana
(RV).- Se hizo público el Estatuto –aprobado por cinco años – de la Pontificia Academia para la Vida que el Santo Padre Francisco firmó el pasado 18 de octubre y que entrará en vigor el 1º de enero del próximo año 2017.
Recordamos a nuestros oyentes que la Pontificia Academia para la Vida, con sede en el Estado de la Ciudad del Vaticano, fue instituida por el Papa San Juan Pablo II con el Motu Proprio Vitae mysterium, del 11 de febrero de 1994. Y tiene por finalidad la defensa y la promoción del valor de la vida humana y de la dignidad de la persona.
Además, entre sus deberes específicos se destacan: estudiar, desde un punto de vista interdisciplinario, los problemas referentes a la promoción y defensa de la vida humana; formar en una cultura de la vida a través de oportunas iniciativas, siempre en el pleno respeto del Magisterio de la Iglesia; informar de manera clara y tempestiva a los responsables de la Iglesia, a las diversas instituciones de ciencias biomédicas y a las organizaciones socio-sanitarias, sin olvidar a los medios de comunicación y a la comunidad civil en general, acerca de los resultados más relevantes de sus propias actividades de estudio y de investigación.
Por otra parte, esta Academia tiene un deber de naturaleza prevalentemente científica en el ámbito de la promoción y de la defensa de la vida humana. De ahí que estudie, de modo especial, los diversos aspectos que se refieren al cuidado de la dignidad de la persona humana en las distintas edades de su existencia; el respeto recíproco entre los géneros y las generaciones; la defensa de la dignidad de cada ser humano y la promoción de la calidad de la vida humana que integre el valor material y espiritual, desde el punto de vista de una auténtica “ecología humana”, para que ayude a reencontrar el equilibrio original de la creación entre la persona humana y el entero universo.
Y para el cumplimiento de sus actividades previstas, mediante este nuevo Estatuto, la Pontificia Academia para la Vida coopera con los Dicasterios de la Curia romana, y, en primer lugar, con la Secretaría de Estado y con el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, en el respeto de sus respectivas competencias y con espíritu de colaboración.
(María Fernanda Bernasconi – RV).