San Juan Pablo II y el Cardenal Jorge Mario Bergoglio
ROMA, 21 Feb. 17 / 07:16 am (ACI).- El 21 de febrero de 2001, hace 16 años, San Juan Pablo II creó cardenal al entonces Arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, que hizo parte del primer grupo de 43 nuevos purpurados del tercer milenio.
Años despues, el 27 de abril de 2014, el Papa Francisco declaró santos a San Juan Pablo II y San Juan XXIII, en una ceremonia histórica y sin precedentes en la que se reunió a cuatro Pontífices, con la participación del Sumo Pontífice Emérito Benedicto XVI.
Juan Pablo II, quien creó 231 cardenales durante sus casi 27 años de pontificado, señaló en el año 2001 que “después de haber tomado en abundancia de las fuentes de la misericordia divina durante el Año Santo”, la nave de la Iglesia se aprestaba a “navegar mar adentro” de nuevo para llevar al mundo el mensaje de la salvación.
En aquella oportunidad, el Papa Wojtyla dijo a los nuevos cardenales que “el mundo se hace cada vez más complejo y mudable, y la viva conciencia de las discrepancias existentes produce o aumenta las contradicciones y los desequilibrios”.
“Las enormes potencialidades del progreso científico y técnico, así como el fenómeno de la globalización, que se extiende continuamente a campos nuevos, nos exigen estar abiertos al diálogo con toda persona y con toda instancia social, a fin de dar a cada uno razón de la esperanza que llevamos en el corazón”, refirió.
“Para poder afrontar adecuadamente las nuevas tareas es necesario cultivar una comunión cada vez más íntima con el Señor. El mismo color púrpura de las vestiduras que lleváis os recuerda esta urgencia. ¿No es ese color un símbolo del amor apasionado a Cristo? Ese rojo encendido, ¿no indica el fuego ardiente del amor a la Iglesia que debe alimentar en vosotros la disponibilidad, si es necesario, incluso a dar el supremo testimonio de la sangre?”
“Al contemplaros, el pueblo de Dios debe poder encontrar un punto de referencia concreto y luminoso que lo estimule a ser verdaderamente luz del mundo y sal de la tierra”, alentó San Juan Pablo II.