2016-10-26 Radio Vaticana
Con el Rosario, de la mano de la Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, para no apartarnos de Cristo: acojámoslo en los extranjeros y necesitados
(RV).- El Papa Francisco deseó a todos que su peregrinación jubilar «en el Año Santo de la Misericordia reavive la comunión con el Sucesor de Pedro y la Iglesia universal y los haga testimonios de la Divina Misericordia en sus Iglesias locales» y pidió que «nunca olvidemos que en las personas necesitadas se encuentra la carne del mismo Jesús que sufre».
En sus palabras de aliento a los numerosos peregrinos de tantas partes del mundo, que participaron en la última audiencia general del mes de octubre, el Obispo de Roma recordó que es el mes en que le rezamos a la Madre de Dios, en especial, con el Santo Rosario:
«Hermanos y hermanas, está terminando el mes de octubre, dedicado al rezo del Rosario, que es una síntesis de la Divina Misericordia. En los misterios del Rosario, contemplamos con María la vida de Jesús, que irradia la misericordia del Padre. Alegrémonos en su amor y perdón, acojámoslo en los extranjeros y necesitados, vivamos cada día su Evangelio. Alabado sea Jesucristo»
El que ha experimentado en su propia vida la misericordia del Padre no puede permanecer insensible ante las necesidades de los hermanos, porque la enseñanza de Jesús no nos permite eximirnos de dar espacio a la fantasía de la caridad, para que el camino de la misericordia se vuelva cada vez más concreto, reiteró asimismo el Santo Padre, destacando su invitación a rezar el Rosario también en sus palabras de cordial bienvenida a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados:
«Al finalizar el mes de octubre deseo recomendar el rezo del Rosario. Que este sencillo rezo mariano les indique a ustedes, queridos jóvenes, el camino para interpretar la voluntad de Dios en sus vidas. Amen este rezo, queridos enfermos, porque lleva consigo la consolación para la mente y el corazón. Que se vuelva para ustedes, queridos recién casados, un momento privilegiado de intimidad espiritual, en su nueva familia».
(CdM – RV)