2016-12-14 Radio Vaticana
(RV).- «¡Qué hermosos son sobre las montañas los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la buena nueva, que pregona la victoria, que dice a Sión: ‘¡Ya reina tu Dios!’». (Is 52,7).
En la tercer semana de Adviento después de meditar sobre el capítulo 52 del libro de Isaías, que anuncia una vez más la buena noticia de salvación, el Papa Francisco prosiguió con la serie de catequesis sobre el tema de la esperanza cristiana.
El Obispo de Roma notó cómo en ciertos momentos de desconsuelo cuando tenemos la tentación de decir que nada más tiene sentido, llega «la buena noticia» traída por esos «pies rápidos» de los que habla la lectura del libro de Isaías: la buena noticia de que «Dios está viniendo para hacer algo nuevo», de que «el mal no triunfará para siempre» y que siempre hay «un final para el dolor».
Por ese motivo fueron dos las invitaciones del Papa en este tiempo de Adviento: la primera a ‘despertarnos’, – como la invitación que dirige el profeta a Jerusalén – , acogiendo en el corazón la maravilla de la Navidad, y la segunda, a convertirnos en hombres y mujeres de esperanza, colaborando con la llegada de este reino de luz que está destinado a todos.
A continuación, el resumen de la catequesis que el Papa pronunció en español:
«Queridos hermanos y hermanas:
Con las palabras de Isaías nos preparamos a celebrar la fiesta de la Navidad. El Profeta nos ayuda a abrirnos a la esperanza y a acoger la Buena noticia de la Salvación con un canto de alegría, porque el Señor está ya cerca.
La presencia de Dios en medio de su pueblo, entre los pequeños, en las realidades adversas o cuando llega la tentación de pensar que ya nada tiene sentido, se convierte, esta presencia, en portadora de libertad y de paz. Por eso son hermosos los pies de aquel que corre a anunciar esto a sus hermanos, porque ha comprendido la urgencia de este anuncio para un mundo que necesita a Dios.
Del mismo modo, nosotros estamos llamados, ante el misterio del Niño Dios en Belén, a darnos cuenta de esta urgencia y a colaborar a la venida del Reino de Dios, que es luz y que debe llegar a todos. Como el mensajero sobre los montes, también nosotros tenemos que correr para llevar la buena noticia de la cercanía de Dios a una humanidad que no puede esperar, y que tiene sed de justicia, de verdad y de paz.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. Los invito, en este tiempo de Adviento, a preparar el corazón, para acoger toda la pequeñez, toda la maravilla, toda la sorpresa de un Dios que abandona su grandeza, y se hace pobre y débil para estar cerca de cada uno de nosotros. Muchas gracias».
(Griselda Mutual – Radio Vaticano)