La celebración eucarística de inauguración de la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos que tiene como tema: “La Nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana”, fue el impulso inicial que abre esta hermosa experiencia, en la cual tuve la oportunidad de participar en el Sínodo del 2008, y donde el Santo Padre nos regala una homilía que marca la pauta para este itinerario eclesial.
El Santo Padre nos señala que la temática del Sínodo es una orientación programática para la vida de la Iglesia, reforzada con el inicio del Año de la fe, donde toda la Iglesia celebra el 50º aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II y del 20º aniversario de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica.
Nos hace una invitación a fijar los ojos en el Señor Jesús, ya que la Palabra de Dios “nos pone ante el crucificado glorioso, de modo que toda nuestra vida, y en concreto esta Asamblea Sinodal, se lleve a cabo en su presencia y a la luz de su misterio”, y añade con contundencia que “la evangelización, en todo tiempo y lugar, tiene como punto central y ultimo a Jesús, el Hijo de Dios; y el crucifijo es por excelencia el signo distintivo de quien anuncia el evangelio: signo de amor y de paz, llamada a la conversión y a la reconciliación”. Esta es la motivación de fondo que nos lanza a la tarea evangelizadora donde con responsabilidad bautismal todos, sin excepción, Llama la atención como dirigiéndose a los miembros de esta Asamblea Sinodal, Obispos, consagradas, consagrados, laicos, le señala a manera de desafío: “Que nosotros venerados hermanos SEAMOS LOS PRIMEROS en tener la mirada del corazón puesta en el, dejándonos purificar por su gracia.
Resuenan las palabras del Papa Pablo VI: “La Iglesia existe para evangelizar”, recordando la tarea de los primeros discípulos de Jesús y la meritoria labor evangelizadora a lo largo de la historia de la Iglesia, resaltando el testimonio de los santos. Nos recuerda el dinamismo espiritual que se suscita con la celebración del Concilio Vaticano II, con la misión “ad gentes” y con la Nueva Evangelización; a esta ultima esta orientada la presente Asamblea Sinodal, lo cual no excluye, sin lugar a dudas, el impulso permanente hacia la misión orientada a los que no conocen a Jesucristo.
Una tarea misionera que favorezca un ENCUENTRO CON EL SEÑOR y el REDESCUBRIMIENTO DE LA FE, “fuente de gracia que trae alegría y esperanza a la vida personal, familiar y social”. A la luz de la Palabra de Dios proclamada, el Santo Padre hace alusión al matrimonio, que “constituye en si mismo un evangelio, una Buena Notica para el mundo actual, de manera especial para el mundo secularizado” y añade, “el matrimonio esta llamado a ser, no solo objeto, sino sujeto de la Nueva Evangelización”.
Con ello se lanza a la familia misionera a los caminos de la Misión, en las Diócesis y en las comunidades parroquiales El Papa nos invita a lanzar una mirada sobre el ideal de la vida cristiana, expresada en la llamada a la santidad y resalta como ejemplos a los testigos del evangelio que han recorrido este sendero, porque no se puede hablar de una nueva evangelización sin una disposición sincera de conversión. Por ello, esta tarea es cuestión de conversión, y la tendremos que realizar en gracia y con la gracia de Dios, reconciliados con Dios y con el próximo, por que esto “es la vía maestra de la Nueva evangelización”.
Vale la pena leer el texto completo de la Homilía de apertura del Sínodo, ya que es una ruta para el Sínodo y para los caminos de la Nueva evangelización. Vale la pena, porque todos estos elementos nos confirman el camino evangelizador que estamos impulsando en nuestra comunidad diocesana de Querétaro, y dan claridad a la tarea que tantos discípulos misioneros han asumido con creciente empeño en las comunidades.
† Faustino Armendáriz Jiménez Obispo de Querétaro