Circular N. 7 / 2020. Prot. N. 19 /2020. Asunto: DÍA DE LA VIDA.

Prot. N. 19 /2020.
Circular N. 7 / 2020.
Asunto: DIA DE LA VIDA.

A los hermanos presbíteros, consagrados y fieles laicos:

“Que nadie les robe la alegría” ha sido un grito constante del Papa Francisco. Se trata de un clamor que los católicos debemos hacer resonar a lo ancho y largo de nuestro país. Hoy celebramos el inicio de ese grito, que lleva el nombre de una mujer. Se escuchó, todavía silencioso, en la casa de María en Nazaret, por el enviado solemne de Dios el arcángel Gabriel: – “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo” (Lc 1,28). El ángel le explicó con cortesía que el Espíritu Santo fecundaría su seno virginal y ella sería la Madre del Hijo de Dios. Nunca habría alegría mayor.

En el seno de una mujer se inicia el gozo de la salvación, el Evangelio. María lo llevará y comunicará a otra mujer, a Isabel, que lleva igualmente en su seno a Juan, el profeta de su hijo salvador. Con el abrazo de estas dos mujeres santas y embarazadas comienza a descorrerse el manto de tristeza que cubría a la humanidad. El gozo doméstico en la casa de Isabel resuena en las montañas de Judea, repercute en Jerusalén y retumba en el mundo entero: María dijo: “Mi alma canta la grandeza del Señor, mi espíritu se llena de gozo en Dios mi salvador”, gozo que prolongamos llamándola dichosa todas las generaciones.

En la exhortación apostólica “La alegría del Evangelio”, el papa Francisco nos ubica en donde tenemos que hacer resonar este gozo salvador. Dice el Papa: “El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada” (n. 2). Es aquí, en este contexto de corazones cómodos y avaros, de placeres superficiales y, sobre todo, de tinieblas, dolor y muerte que nos agobia y entristece, donde debemos llevar la alegría maternal de María, el gozo del Evangelio.

Que “la vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde el momento de su concepción” (Cat. N.2070), es doctrina firme y entrañable que todo católico debe profesar; cualquier práctica en contrario lastima a la humanidad y a su Creador. Hay actitudes disonantes y aberrantes que se originan en el “padre de la mentira y asesino desde el principio”, el diablo; muchas otras se deben a la ignorancia de la riqueza del Evangelio. El en diálogo con la samaritana, Jesús enseña que en el desconocimiento del “don de Dios” es donde radica su encono contra los judíos y contra él; al descubrírselo, sacia su sed de verdad y la llena de felicidad.

Invito, por tanto, a los católicos a conocer en profundidad el don de Dios y disfrutar el gozo del misterio de la Anunciación y la Encarnación del Hijo de Dios en el seno de María, para que lo hagamos, como ella, resonar en el mundo entero. “En el corazón de la Iglesia resplandece María. Ella es el gran modelo de una Iglesia joven, que quiere seguir a Cristo con frescura y docilidad… ¡María no compró un seguro de vida! ¡María se la jugó por la vida y por eso es fuerte!”. Y triunfó. (Chr. vivit, 43s).

Con mi saludo y bendición,

 

En la sede episcopal de Santiago e Querétaro, Qro., a 17 de marzo de 2020.

+ MARIO DE GASPERÍN GASPERÍN
Obispo Emérito de Querétaro y
Administrador Diocesano de Querétaro

 

PBRO. LIC. ISRAEL ARVIZU ESPINO
Canciller