Desde agosto pasado se mandó a las parroquias y decanatos un subsidio para evaluar este año sobre todo dos aspectos: la tercera prioridad de reencontrar el sentido de la vida que estuvimos acentuando y la visita pastoral de nuestro Señor Obispo a los decanatos. Entregaron 68 parroquias de 8 decanatos.
Este año pastoral 2012 ha sido marcado fuertemente por la visita pastoral de nuestro Sr. Obispo D. Faustino Armendáriz Jiménez, a los decanatos y a las parroquias y comunidades donde se ha mostrado cercano, sencillo en el trato y con gran entusiasmo. Ha recordado a todos la vocación de discípulos misioneros y nos ha impulsado a la misión como Iglesia para salir a las casas de los hermanos alejados. Su presencia dio confianza a los laicos y se fomentó la comunión y fraternidad sacerdotal.
La visita decanal nos ha dejado 3 grandes convicciones recogidas en el folleto de Providencias que se ha impreso y son las siguientes:
- La comunión es misionera y la misión es para la comunión.
- El Plan de pastoral correspondiente a la misión permanente es el principio y fundamento de toda estructura y de todo proyecto pastoral.
- Antes de programar: el encuentro, luego el seguimiento de Jesucristo.
Nuestra Diócesis, ha dicho, está en misión permanente. El censo parroquial que comenzó en las parroquias nos ha hecho voltear a la realidad para atender las necesidades concretas de los hermanos y programar mejor nuestra pastoral parroquial.
La prioridad de Reencontrar el sentido de la vida la hemos descubierto a partir de una autocrítica o evaluación y revisión de los pasos que vamos dando, como poniéndonos frente a un espejo y describir ¿cómo estamos? Por eso nos hemos preguntado ¿en qué hemos perdido el sentido de la vida, personal y socialmente? Sabemos que la situación de las familias son como el termómetro de lo social. En la evaluación y sondeo a las parroquias encontramos que en lo que se perdió el sentido de la vida se ha vuelto un desafío pastoral.
A nivel personal se perdió el sentido de la vida en:
- Falta de Espiritualidad: por la poca oración y ausencia de un encuentro con Cristo.
- Vida superficial de los creyentes: reflejada en el materialismo, hedonismo y egoísmo.
- Inmadurez humana: reflejada en los sentimientos que dirigen la vida de las personas (hay estrés, enojos, desánimos y depresión)
- Libertad sin responsabilidad que se refleja en los vicios y adicciones; alcohol y droga principalmente. Hay lugares donde se está en un nivel del libertinaje.
- Personalidades débiles y vulnerables sin ideales, ni metas ni proyectos. Mediocres e indiferentes ante las dificultades.
A nivel Social encontramos que el sentido de la vida se perdió en:
- Formación ética: hay pocos valores en la educación en las familias y en las escuelas. Los medios de comunicación trasmiten antivalores o valores relativos. Los valores humanos, los familiares y los trascendentes están ausentes en la sociedad.
- Desintegración familiar: por el desempleo, la migración, las madres solteras y las uniones libres que se ven en aumento.
- Desconocimiento de la Doctrina Social de la Iglesia. Separación entre la fe y la vida.
- Difusión de una concepción del hombre fragmentada: secularismo y globalización son dos fenómenos sociales que hacen al hombre perder su sentido porque se ha olvidado a Dios y la fe se ha puesto en crisis.
- La cultura de la muerte: suicidios, homicidios, abortos, violencia en aumento cada vez más.
La situación de la realidad actual nos ha hecho despertar como una Iglesia misionera con tres aspectos que se están ya trabajando en las parroquias:
- Proceso evangelizador: con Kerygma en las parroquias o “Vida nueva” y con propuestas de catequesis para niños, jóvenes y adultos. Ej. Pastoral de monaguillos, círculos bíblicos, semilleros de vida para jóvenes, etc.
- Vida sacramental: confesiones y Eucaristía principalmente. Ej. Cuando se pide misa para muchos eventos, circunstancias y momentos de la vida.
- Promoción de la Piedad: Han aumentado las horas santas en las parroquias, la asistencia a diversas peregrinaciones diocesanas y las fiestas patronales.
Pero nos sigue haciendo falta para seguir impulsando una cultura vocacional y de la vida:
- Tener un equipo de vocaciones y ministerios en la pastoral de conjunto de cada parroquia (AVP) para ofrecer a los jóvenes espacios y tiempos de encuentro con Cristo para darle sentido a la vida. Las parroquias que ya lo tienen son alrededor de 30.
- Promover todas las vocaciones desde la familia: clarificando el término vocación, promoviendo el diálogo de padres e hijos y haciendo más oración en familia. Si hay vocaciones habrá ministerios.
- Se necesita vocacionalizar la pastoral parroquial para crear la cultura vocacional (PDP 258) promoviendo una espiritualidad vocacional y de comunión entre los agentes de pastoral.
- Todo esto desde una proyección hacia la Santidad de vida de todos como discípulos y misioneros de Jesucristo.
Conclusiones:
De todo lo anterior podemos decir que hemos de seguir hasta el 2016 “con el plan de Pastoral un despertar vocacional” en todas las parroquias puesto que es evidente que hay parroquias que llevan un proceso más lento que otras. Además, la misión de la Iglesia nos une y la diversidad de carismas, movimientos y ministerios que el Espíritu Santo ha suscitado en nuestra Iglesia Diocesana, nos reta a seguir buscando una espiritualidad de comunión. Todos tenemos vocación porque toda la vida es vocación para la misión, por eso decimos no hay misión sin vocación.
Reencontrar el sentido de la vida, es una prioridad pastoral hasta el 2016, es en fin, la misión principal de la comisión de vocaciones y ministerios. Si esta falta en las parroquias seguiremos sin responder a lo que Dios y la realidad nos están pidiendo como respuesta de fe.
Reencontrar el sentido de la vida es misión de la Comisión de Vocaciones y Ministerios. Si esta falta en las parroquias seguiremos perdiendo el sentido de la vida.
Cabe mencionar que se ha renovado la estructura interna del Secretariado de Vocaciones ahora como un Centro Vocacional de comunión y participación para ofrecer eventos y procesos vocacionales e impulsar la cultura vocacional en las parroquias.
La vida en el Espíritu o espiritualidad es esencial para el discípulo misionero la cual le conduce a la santidad de vida. Sólo el Espíritu Santo es el que hace posible la comunión personal y social para vivir con sentido y orientación vocacional.
Oración:
Que el Señor vaya delante de nosotros para enseñarnos el camino correcto. Que el Señor esté a nuestro lado, para llevarnos del brazo y hacer más fácil el camino. Que el Señor esté detrás de nosotros para protegernos del peligro. Que el Señor esté debajo de nosotros para levantarnos cuando caemos. Que el Señor esté en medio de nosotros para consolarnos cuando estemos tristes. Que el Señor nos rodee para defendernos de todo mal. Que el Señor esté encima de nosotros para bendecirnos con su amor y su luz. Amén.