Los sacerdotes de la Diócesis de Querétaro reunidos en el Seminario, corazón y centro de unidad, celebraron al Dios Grande y Bueno con motivo de su Encarnación. Mons. Faustino Armendáriz Jiménez compartió con su presbiterio los diferentes momentos que marcaron el encuentro, oración, pedir posada, la pastorela preparada por los seminaristas, que retomando un texto de los primeros evangelizadores y actualizaron con buen gusto y decoro.
La Posada del Presbiterio es un encuentro sacerdotal que favorece el espíritu de comunión y unidad entre los sacerdotes diocesanos y religiosos que radican dentro del territorio diocesano.
El Seminario Conciliar de Nuestra Señora de Guadalupe construyó y este día bendijo su Aula Magna, espacio amplio y digno para la preparación y formación de los futuros sacerdotes y para la promoción y formación permanente de quienes viven el don sacerdotal.
El Pbro. Lic. José Luis Salinas Ledesma, Rector del Seminario, expresó la acción de gracias a Dios por todas sus bendiciones para la Diócesis y para el Seminario en los cercanos ciento cincuenta años de su existencia. “Gracias a Dios porque nos ha regalado los recursos necesarios para la realización de esta gran obra”, “si el Señor no construye la casa en vano se cansan los albañiles”.
Agradeció al señor obispo Don Faustino Armendáriz Jiménez por dar el visto bueno al proyecto de este espacio. Reconoció el apoyo de los sacerdotes de la Iglesia local que motivaron a los fieles que aman al Seminario en su desprendimiento y ayuda. Con esta obra se manifiesta el fruto de sus esfuerzos, sacrificios y generosidad. Evidenció el trabajo y colaboración de los bienhechores y constructores que se aplicaron para lograr un ambiente cómodo y apropiado.
Esta Aula Magna, medio y recurso necesario, pensada para los seminaristas, sacerdotes y demás personas ofrece un lugar propicio para los encuentros de estudio y reflexión en común, que propicien el enriquecimiento cultural, que asegure una síntesis más madura entre los diversos elementos de la vida espiritual, cultural y apostólica, que abran la mente y el corazón a los nuevos retos de la historia y las nuevas llamadas que el Espíritu Santo dirige a la Iglesia. “Que Santa María de Guadalupe patrona de nuestro seminario, que le ha acompañado durante toda su historia nos siga acompañando para que seamos sacerdotes según el corazón de Dios”.
Mons. Faustino Armendáriz bendijo en el nombre de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, el Aula Magna, los espacios de reunión anexos y de servicios, así como un antiguo reloj, cuyo mecanismo se aprecia en su funcionamiento.
El señor obispo destacó la importancia de contar con espacios de evangelización adecuados en toda la Diócesis. Manifestó satisfacción por esta aula propicia para cursos y actividades, en donde los 327 sacerdotes de la Diócesis, religiosos y diocesanos unidos continuarán su formación permanente y reforzarán la espiritualidad de la comunión. Todo para el bien de los niños, jóvenes, y familias de cada una de las parroquias de la Diócesis.