Los peregrinos de Querétaro al Tepeyac, por segundo año consecutivo están haciendo la peregrinación Virtual, en esta ocasión tienen como sede el Santuario de la Congregación, Col. centro Querétaro el día 10 de julio, fue el 2do. día, con el rezo del Santo rosario y la Santa Eucaristía, presidida por Pbro. José Félix Domínguez Aguilar, Párroco de Cristo Rey.
El padre Félix en su Homilía compartió diciendo: « Hermanas y hermanos peregrinos le saludo, me presento, soy el Pbro. José Félix Domínguez Aguilar, soy el párroco de Cristo Rey, y durante alrededor de 9 años con los peregrinos ciclistas, ahora nos toca virtualmente, yo les decía que me vine de peregrino desde Cristo Rey en bicicleta, seguimos en este caminar porque esa es nuestra vida, un caminar, nos dice la palabra que somos peregrinos en este mundo, y ¿Cuándo terminara nuestro peregrinar por este mundo? cuando estemos en la casa del Padre, pero mientras tanto, hermanas y hermanos peregrinos, y todos los que nos ven y escuchan, estamos en ese caminar de nuestra fe, en esta bendición que Dios hace de nuestra vida, cumpliendo por supuesto nuestra tarea y nuestra misión.
Hoy la palabra de Dios no habla precisamente de un envío, Jesucristo que envía a sus apóstoles, dice el evangelista que los envío de dos en dos, recordemos que Bíblicamente ir de dos en dos significa que lo que uno dice necesita del aval del otro o del testimonio del otro, por eso van de dos en dos; en la primera lectura escuchamos al profeta que es enviado por Dios a predicar en el Reino del Norte, recordemos que en ese tiempo el pueblo de Israel estaba dividido en el Reino del Norte y en el Reino del sur, pues este profeta del sur es enviado a predicar la buena noticia de salvación al reino del Norte.
Y por eso aquel sacerdote Macías, que está por supuesto al servicio del poder del Rey, totalmente alejado del querer de Dios, es reprendido por este profeta y por eso el sacerdote le dice “Tú vete de aquí visionario, vete a predicar a Juda” pero el profeta dice “yo no soy profeta, yo solamente soy un pastor y cosechador de higos”, entonces la diferencia entre uno y el otro es que uno es muy preparado al servicio del Rey, al servicio del poder temporal, y el otro hombre, a lo mejor de escasa preparación académica, intelectual, pero con una profunda Fe, y para Dios lo que le importa sobre todo es nuestra vida de fe, por eso decimos que somos peregrinos en este mundo, caminamos en este mundo, por medio de nuestra fe, la fe que nos sostiene. La fe que nos da abundantes bendiciones, y para nosotros tenemos confianza, tenemos esa fe también, en este especial intercesión de Santa María de Guadalupe.
El tema que se asignó para este día, para esta segunda jornada de esta segunda peregrinación virtual, es el tema del «acontecimiento Guadalupano», ¿por qué acontecimiento? ¿Qué cosa es un acontecimiento? podemos ver la diferencia entre un suceso o un hecho que se da muy puntual y un acontecimiento. A lo largo de nuestra vida hay muchos hechos en nuestra vida, se realizan muchas actividades o suceden cosas en nuestra vida, pero muchas veces no se convierten en acontecimiento, el acontecimiento es algo a lo mejor si puntual, algo que apareció de pronto, pero que se convierte después de eso en un proceso.
Podemos decir que el acontecimiento es digno de registrarlo, en el acontecimiento hay un antes y un después, y eso fue para nosotros el acontecimiento Guadalupano, hermanas y hermanos, un antes y un después, ¿por qué un antes? porque antes del acontecimiento Guadalupano, antes de que apareciera Santa María de Guadalupe en nuestras tierras, los misioneros batallaban para poder sembrar la semilla del Evangelio, por muchas cuestiones, por la misma cultura que aquí en nuestro México se vivía y la predicación todavía no hacía mella en la población, es decir, no era acogida esa verdad del Evangelio y sucede pues este acontecimiento Guadalupano y ¿Qué sucede? como es un signo para nuestras tierras, como es un signo para la cultura de entonces y lo sigue siendo para nosotros, entonces se convierte en un antes y un después, porque después del acontecimiento Guadalupano viene el anuncio con mayor eficacia.
El Evangelio que se siembra en cada corazón, y recordemos lo que dice el Señor Jesús en su Evangelio “Gracias te doy, Padre, Señor del Cielo y de la Tierra, porque has revelas los misterios del Reino de los Cielos a los sencillos del corazón, los has escondido a los sabios y entendidos de este mundo, por eso empezamos con el profeta de la primera lectura, qué es un hombre sencillo, quizás un hombre intelectualmente limitado, pero con una profunda fe y una profunda convicción de que tiene que cumplir su tarea, su misión de profeta; y para nosotros es lo mismo, hermanas y hermanos, Santa María de Guadalupe realiza eso en nuestra vida, se acerca a nosotros con esa ternura, con esa sencillez, ¿a quien se acerco? ¿se acercó a un poderoso de ese tiempo? ¿a quién se acercó? se acercó a San Juan Diego, se acercó al hombre más sencillo de ese entonces, seguramente como muchos.
Pero Dios escogió especialmente a este hombre para presentarle a su Madre y por eso como la acogió con esa sencillez del corazón pudo descubrir toda la riqueza del amor, toda la riqueza de la ternura en Santa María de Guadalupe, ¿Cómo le decía San Juan Diego según el relato de Nican Mopohua? “mi niña”, se dirigía de esa manera a María, con esa ternura, con esa sencillez, como lo hacen los niños.
Recordemos que el Señor Jesús en el Evangelio de San Mateo, en el capítulo 18, versículo 2 y 3, nos dice estas palabras: “Yo les aseguro que si no cambian y no se hacen como los niños no entrarán en el Reino de los cielos”, entonces el Señor Jesús en su Evangelio nos pide esa sencillez del corazón, esa disposición plena para que se revelen sus misterios de salvación, por eso “Gracias te doy Padre, Señor del cielo y de la tierra” nos dice especialmente en ese capítulo 11 del Evangelio de San Mateo, “Gracias te doy Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque revelas los misterios del Reino a los sencillos” y ese es el acontecimiento Guadalupano.
Hermanas y hermanos peregrinos, es la manifestación de la ternura de Dios en Santa María de Guadalupe, por medio de su intercesión, en los sencillos, en los humildes de corazón, no en los sabios y entendidos de este mundo, a ellos no, porque no quieren y no aceptan esa revelación de Dios, y yo siempre le digo en mi comunidad parroquial que nosotros mismos le ponemos un límite a la acción de Dios en nuestra existencia, en nuestra vida, Dios no puede hacer lo que nosotros no le permitimos, nos dice San Agustín, de manera maravillosa, “El que te creo sin ti, no te salvará sin ti”, por eso, démosle la oportunidad al Señor de que realice su obra de salvación en nosotros.
Que lo que hoy ha anunciado sus apóstoles o lo que he hecho con sus Apóstoles enviándolos de dos en dos también sea para nosotros, porque somos discípulos, somos seguidores del Señor, somos peregrinos en este mundo y vamos siguiendo las pisadas de Cristo, pero también permitamos ser enviados, por qué el discípulo necesariamente se tendrá que convertir en un momento de su vida en un enviado, es decir, el que ha experimentado el amor de Dios en su vida, en su corazón, lo puede compartir a los demás, y ahí está el envío, cuando yo soy testigo de ese amor y de esa misericordia, que el Señor ha realizado en mi existencia y en mi vida, por eso hermanos, permitámosle a Dios actuar en nosotros.
Que la intercesión de su Santísima Madre, que esté acontecimiento, que marcó el antes y el después, es decir, la oportunidad de que se sembrará en esas tierras y en nuestra nación, que se sembrara la semilla del Evangelio, María nos viene a mostrar al verdadero Dios por quién se vive, ella le dice a San Juan Diego, “Yo soy la madre del verdadero Dios por quién se vive”, pues esa semilla que María vino a sembrar con su poderosa intercesión y con este acontecimiento que se sigua sembrando en nosotros.
Hermanas y hermanos, ya lo hemos reflexionado en algunas de las peregrinaciones en las que hemos tenido oportunidad de acompañarlos, que una sana veneración a María siempre nos va a llevar a su hijo Jesucristo, María, contemplándola a ella, nos va a llevar siempre hacia su Hijo Jesucristo, para que, si deseamos ser contemplados por Jesucristo, como poníamos al inicio de nuestra Hora Santa y de nuestro Santo Rosario, teniendo ese deseo en nuestro corazón, realizando ese acto de nuestra voluntad, entonces el Señor nos mire con benevolencia, tengámoslo por seguro, si nos dejamos tocar por María y dejamos que su poderosa intercesión nos asista, ella nos llevará a su Hijo Jesucristo y el Señor Jesús nos va a mirar siempre con ojos de misericordia, con ojos de benevolencia, para mostrarnos la misericordia del Señor.
Citando al evangelista San Lucas, de saqueo San Lucas, de Zaqueo, Jesús al final le dice: “ Hoy llega la alegría y la salvación a esta casa porque también este hombre es un hijo de Abraham”, eso es lo que hace el Señor en nosotros, dejémonos tocar por María nuestra madre, y su poderosa intercesión para que nos muestra al verdadero Dios por quién se vive y entonces,, nosotros hermanas y hermanos tengamos parte en este acontecimiento Guadalupano, la salvación que se manifiesta de manera especial por intercesión de Santa María de Guadalupe.
En un momento de silencio pongámonos bajo esa mirada intercesora de Nuestra Reyna y Madre, de Santa María de Guadalupe y pidámosle que por esa poderosa intercesión nos ayude a tener ese deseo en el corazón, ese deseo en nuestra vida, de ser contemplados por esa mirada del Señor, para que entonces el Señor nos muestre su alegría y su salvación, y eso lo vayamos a compartir a los demás, y no sólo seamos discípulos seguidores del Señor Jesús, sino también nos convirtamos en enviados que testimonian, sobre todo con su propia vida, con nuestras obras, testimoniamos esa salvación y esa alegría de Jesús en nosotros» .
“Que aquel acontecimiento de salvación que se dio en 1531 y que ahora sigue realizándose en las realidades concretas que nos toca vivir, nos ayude a acoger con corazón sencillo y corazón dócil, la salvación en Jesucristo, para que, como somos sus discípulos, aceptemos esa invitación del Señor a ser sus enviados que anuncian a los demás, especialmente a los que están alejados del amor de Dios, al que está triste, al que no encuentra un sentido en su vida, en este mundo, puedan en Jesucristo, el verdadero Dios por quien se vive, que nos mostro Santa María de Guadalupe, encontrar su plenitud”. Concluyo.
Al terminar la celebración, los asistentes recibieron la bendición y regresaron a sus lugares de origen para regresar Dios mediante el día de mañana y continuar su peregrinar hasta la casita sagrada, de manera virtual en esta ocasión, pero con el mismo fervor y devoción a la morenita.