Camino a los Olvera Km. 2, El Pueblito, Corregidora Qro. 23 octubre de 2016
En el Marco de la celebración de un aniversario más del Santuario de Schoenstatt gran número de fieles peregrinaron, hasta el Santuario de la “Tres veces admirable, Virgen de Shoenstatt”, el día 23 octubre de 2016, Mons. Faustino Armendáriz Jiménez, presidio la Solemne Eucaristía de Acción de Gracias, Acompañado del Pbro. Guillermo Monroy Campecho, Rector del Santuario, ubicado en Camino a los Olvera Km. 2, El Pueblito, Corregidora Qro. En su homilía, Mons. Faustino, les dijo:
«Muy queridos hermanos, peregrinos y peregrinas a este Santuario de Shöenstatt, que como decía el Papa San Juan Pablo II, “es una antena de Evangelización” y eso quieren ser los Santuarios, espacios donde se evangelice, y evangelizar no quiere decir solamente ir a anunciar el evangelio, sino antes encontrarse con Jesucristo, y la intención de nuestra Madre la Santísima Virgen María es “Llevarnos a Jesús”.
Por eso, el Santuario más que un punto de llegada, es un camino; un camino que nos conduce hacía Dios. Todos estamos orientados de manera natural y necesaria hacía lo transcendente, por lo más; que alguno se quiera quedar anclado aquí en la tierra, sobre todo aferrado a sus placeres, a su seguridades, aferrado a sus ideologías y postura. Estamos de paso y por eso somos peregrinos que estamos orientados hacia Dios, porque al final de cuentas todo el sacrificio de Jesús y toda la historia de la salvación están orientados a que tú y yo nos salvemos, no tiene otro propósito en la tierra nuestra presencia, más que ser un camino para llegar a Dios y por tanto una peregrinación.
Una peregrinación donde no estamos solos, esta solo aquel que quiere, que se aísla, que se amarga en la vida; Por eso, el Señor nos ha creado en familia y quiere que caminemos como una familia, y es la razón como sucede en nuestras familias, que la madre es la que vincula, la que une, ¡sí! junto con el papá, pero, es la madre naturalmente quien nos atrae, quien nos une y nos reúne. Y así sucede con nuestra Señora la Santísima Virgen María, ella es la que nos ha congregado aquí como peregrinos, para orientar nuestros pasos hacía su hijo Jesucristo.
Y es la razón por la cual en esta Santuario de Schoenstatt, podemos ganar estas tres gracias, en primer lugar dejarnos cobijar por ella, por la iglesia y por Dios, solamente así con su protección sabiendo que Dios es nuestra roca y María es nuestro socorro, podemos sentirnos seguros. ¿Por qué venimos aquí? ¿Por qué vamos a los Santuarios? ¿Por qué se caminamos más de 400 kilómetros hacia la Basílica de Guadalupe, los peregrinos de Querétaro?, ¡porque sentimos ese cobijamiento de Nuestra Madre!, ¡esa protección! y queremos alagarla, y queremos así venerarla viniendo a su casa, viviendo a este lugar donde nos reúne la mamá.
Por eso le damos gracias en este día especial porque nos da este regalo de sentirnos seguros de sentirnos protegidos.
En segundo lugar, la segunda gracia que alcanzamos es la transformación interior; es cierto que Dios lo puede todo, pero una sola cosa no puede: <cambiarte a ti, sin ti>, si tú no quieres el Señor no te fuerza, si tú no quieres, el Señor te deja en libertad; Por eso, tenemos esta opción de los dos caminos, el camino del bien o el camino del mal. Cada uno de nosotros hemos elegido un camino y que bueno que sea este, de la transformación interior, porque desde dentro es de donde salen las acciones que son bendición para la comunidad, desde dentro son también donde salen las acciones que no ayudan a la comunidad.
Por eso, hoy le pedimos a la Virgen que ella interceda, para que su hijo Jesucristo transforme nuestro corazón; -a veces de piedra-, en corazones de carne. Transformarse significa: tener la disponibilidad para decirle si, a Dios y dejar que él haga lo quiera en nosotros; no es nada fácil. ¡Para Dios si lo es!, pero quizás para nosotros no; dejarnos orientar y conducir nuestra vida toda por el Señor.
Por eso, si hacemos un examen de conciencia y allí está la clave, para una verdadera vida cristiana, todos los días, nosotros veremos cómo encontramos tantas seguridades, tantas cosas y personas que nos dan seguridad, que incluso llegamos a marginar a Dios de nuestra vida, que fácil es decir como dice la Palabra de Dios “Seño, Señor” es decir alabar a Dios con los labios y no con el corazón, se alaba con el corazón, con nuestros hechos, con nuestras obras ,que confiamos en Dios, cuando le decimos si a Dios en nuestros proyectos, en cuantas ocasiones miramos como muchísimos proyectos dependen de los recursos que se tengan, si serán importantes pero al final de cuentas no podemos desplazar a Dios de los proyectos de nuestra vida y de nuestra vida cristiana, porque la fe no se separa de la vida y “una fe sin obras es una fe muerta” -nos dice el Señor-.
Hoy hermanos, acudamos a este Santuario para dejar que Dios trasforme nuestra vida, es una gracia de la Virgen y una gracia de este encuentro con Dios a través de ella, sin la trasformación interior no estaría completo nuestros itinerario de conversión, nuestro caminar, si no estuviéramos abiertos a esa tercera gracia que nos da María hacer realidad el mandato de su hijo Jesucristo de ir por el mundo a evangelizar; por eso él envió misionero, él envió evangelizador es una gracia que tenemos que pedir. Porque tú y yo somos bautizados y todos tenemos la misma responsabilidad de hablar de Dios, no solamente con nuestras palabras que quizás seamos cortos o limitados en ellas, pero sobre todos con las obras.
Que gran desafío tiene hoy el cristiano, que gran desafío tiene hoy la familia de dar testimonio de lo que hoy es una familia sagrada que confía su vida a Dios. Por eso que esta gracia, la recibamos cada uno de nosotros y la traduzcamos en un compromiso.
En la Diócesis de Querétaro, en donde queremos ser todos discípulos misioneros, donde hemos fortalecido la misión permanente y donde la estamos impulsando; de tal manera que cada vez salen más misioneros.
En este basto mundo parecen anónimos, pero que afortunadamente no son misioneros anónimos para Dios, todos aquellos hombres y mujeres que quieren hacer el bien, el bien entre las familias, en bien entre los jóvenes, el bien entre los niños, con los miles de catequistas que permanentemente están interesados por los niños y adolescentes, el bien en medio de nuestros ancianos, el bien en los hogares, porque nos visitan, incluso en puntos lejanos donde se necesita tanto de Dios y tanto de una vida digna.
Hermanos, hoy la Palabra de Dios en el Evangelio, nos da el camino para lograr nuestros propósitos, para lograr consolidar estas tres gracias que la Santísima Virgen nos quiere dar en este Santuario de Schoenstatt, solamente lo podemos hacer abriendo el panorama de nuestra vida, con un auténtico dialogo con Dios, que nos haga discernir lo que tenemos que hacer, que nos haga ver con claridad; cuál es la respuesta que tú le tienes que dar a Dios, porque al final de cuentas, tú te salvas solo o tú te condenas solo, esta es la realidad. Al final de cuentas, solos estamos delante de Dios, ante su presencia en el juicio, y solos, desde hoy, tenemos que decirle a Dios, “Señor yo no quiero ir solo al cielo sino acompañados de muchos”.
Hermanos, la oración verdadera es aquella oración sincera como la de aquel hombre publicano que le decía a Dios: “esta es mi necesidad”, que le abría a Dios su corazón y le decía sana ni corazón, que le decía a Dios todo lo que faltaba que el hiciera en su vida, y no la del arrogante fariseo que no necesitaba de nada, ni de nadie y ni siquiera de Dios. Lamentablemente, quienes tienen estas actitudes siguen existiendo; oremos unos por otros, para que realmente, sea ese dialogo con Dios, para que sean un espacio que le podemos hacer todos los días, hagamos huelga contra la televisión y abrámosle un espacio a Dios en nuestra vida, invertimos muchos tiempo en cosas que no nos dejan nada hagamos un espacio Dios y veremos que nuestra vida se transforma y esa transformación interior y esa protección de Dios y esa pasión por hablar de Dios, crecerá en nosotros como lo quiere la Virgen de Schoenstatt.
El visitar el Santuario de Schoenstatt, hermano no es el término de tu peregrinación, es parte del camino; porque tienes que regresar a tu hogar, tienes que regresar a tu familia y con tu familia, a tu comunidad y con tu comunidad.
Que Dios te acompañe y que la Virgen siga haciendo maravillas en tu vida, lo podrá hacer si, si tú quieres lo podrá hacer si tu estas disponible, lo podrá hacer porque ella intercede ante Dios que es poderoso y que puede transformarnos y que puede salvarnos, consagremos cada día nuestra familia al corazón inmaculado de María y seguramente notaremos los frutos de esa consagración, consagremos todos los días a nuestras familias al Sagrado corazón de Jesús y sin duda experimentaremos la seguridad que nos da la presencia de Dios en nosotros»
. Que, Así Sea.
Al término de la celebración, el Rector del Santuario, agradeció a Mons. Faustino, por visita, su cercanía, su presencia en medio de todos los peregrinos y visitantes al Santuario, e invitó a todos a brindar un fuerte aplauso a nuestro Pastor Diocesano, quien a su vez agradeció la invitación y todas las muestras de cariño recibidas de parte de todos los fieles, invitó a todos a encomendarse bajo la protección amorosa de la Virgen María, e impartió su bendición sobre la asamblea y les deseo un buen regreso a sus lugares de origen.