III Domingo de Adviento
Gaudéte in Dómino
Estén siempre alegres en el Señor, les repito, estén alegres.
El Señor está cerca. «Fil 4,4.5»
Los textos del domingo pasado dejaban claro el tono alegre del Adviento. Y los de este domingo lo acentúan todavía más. «Regocíjate, hija de Sión, grita de júbilo, Israel; alégrate de todo corazón, Jerusalén», comienza la 1ª lectura. Su eco lo recoge el Salmo: «Griten jubilosos, habitantes de Sión: Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel». La carta a los Filipenses mantiene la misma tónica: «Hermanos: Alegrasen siempre en el Señor; se los repito, estén siempre alegres.» Y el evangelio termina hablando de la Buena Noticia; y las buenas noticias siempre producen alegría. Pero, ¿anuncia Juan realmente una Buena Noticia? Veamos con detenimiento lo que dice el Evangelio de este domingo.
Una buena noticia, para muchos de nosotros, en estos días sería recibir un abundante aguinaldo como reconocimiento a nuestro desempeño laboral, y así terminar teniendo más de lo que tenemos. Pero la lógica del Evangelio es distinta. San Juan nos anima a compartir lo que tenemos, y por consecuencia terminar teniendo menos. «El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo.»
Estamos acostumbrados a escuchar de la demagogia moderna las promesas de mejoras salariales, reducción de impuestos, estado de bienestar. Es raro quien se atreva a exigir a la sociedad un compromiso ético y responsable, es arriesgado pedir a los distintos colectivos más honradez y responsabilidad en el cumplimiento de sus obligaciones y a no pedir mejoras salariales, así es Juan Bautista, pues exige a los recaudadores de impuestos no exigir más de lo establecido y a los militares no extorsionar a nadie y contentarse con su paga.
Quien se imagine que san Juan es arriesgado y políticamente incorrecto, se equivoca, o al menos no piensa con la visión del Evangelio. San Juan anuncia que vendrá el Mesías y pondrá en práctica la profunda reforma que anhela el pueblo, pero esta debe de empezar con el compromiso de cambio de cada persona, ahora bien, cabría preguntarnos ¿Es esto una buena noticia? Indudablemente sí. Así lo interpreta el pueblo de Dios, pues No importa si le exigen renuncias y compromisos, porque la conversión siempre trae consigo un futuro esperanzador.
Este domingo de la alegría (Gaudéte) San Juan nos exhorta a convertirnos, mostrándonos cosas muy concretas: compartir el vestido y la comida (hoy añadiríamos, el dinero), honradez y responsabilidad en nuestras tareas como ciudadanos. Esta la mejor forma de vivir el Adviento. Pero las otras lecturas nos imponen otros tres compromisos: alegría, mesura y oración.
Dios nos permita aprovechar este hermoso tiempo para estar con la familia y poder valorar y estrechar nuestro sentido de pertenencia. Amén.
+ FAUSTINO ARMENDÁRIZ JIMÉNEZ
Obispo de Querétaro