Seminario Conciliara de Querétaro, Qro., a 25 de julio de 2022.
La mañana del lunes 25 de julio de 2022, Mons. Fidencio López Plaza presidió la Eucaristía en la cual Bartolomé Balderas Suarez, Edgar Omar Barrera Mejía, Everardo Días Centeno, Luis Eduardo Guzmán Hurtado, J. Guadalupe Orduña Juárez, Juan Carlos Peniche Zavala y Juan Alonso Pérez Olvera, recibieron la ordenación Diaconal, en la plaza de Nuestra Señora de los Dolores, del Seminario Conciliar de Querétaro. Mediante la imposición de las manos, y la entrega de la vestimenta propia de los diáconos: la Dalmática y la estola.
Es oficio propio del diácono, según le fuere asignado por la autoridad competente, administrar solmene el Bautismo, reservar y distribuir la Eucaristía, asistir al Matrimonio y bendecirlo en el nombre de la iglesia, administrar los sacramentales, presidir el rito de los funerales y de la sepultura. “Compasivos, diligentes, actuado según la verdad del Señor, que se hizo servidor de todos” San Policarpo.
En el momento de homilía Mons. Fidencio compartió diciendo: “Ante la mirada de Jesucristo, en esta fiesta de Santiago Apóstol y Santa María de Guadalupe, en este marco de la ordenación diaconal de nuestros hermanaos, ellos después de pasar por el curso introductorio y del discipulado y la configuración con Jesús el buen pastor. Ahora pediremos el espíritu santo con la la oración consecratoria sobre estos hermanos nuestros, para que sean diáconos en mirar al presbiterado.
No se puede conferir el misterio sacerdotal, a quien se ha identificado antes con el cordero, o la eucaristía, a quien no sabe lo que significa: «este es mi cuerpo, que se entrega por ustedes».
En le evangelio escuchamos que el hijo del hombre no ha venido a ser servido, si no a servir; el que quiera ser gran que se su servidor. Jesús ha querido introducir al mundo una comunidad diferente, donde la sociedad se viva solo como un servicio.
La muerte de Jesús, no fue sino un desvivirse a lo largo de los años, estregando su tiempo, esperanza, amor, etc. la entrega final fue el mejor sello de la entrega total, en servicio a la humanidad.
Por eso los cristianos somos seguidores de aquel que ha dado la vida por los demás, significa que tenemos que vivir, nuestro vivir diario como una ofrenda, lo más grande que podemos dar es, nuestra propia viva, dar nuestra alegría, confianza, la esperanza que nos sostiene, es un gesto que enriquece, que da vida a los demás, que libera y salva las personas.
Este es el secreto más importe de la vida, pero talvez el mas ignorado, «solo se puede vivir, feliz cuando se hace vivir a los demás».
¡Cuantas personas han logrado el éxito!, pero no saben lo que es dar la vida por los demás, por lo tanto nada saben de enriquecer, rescatar y salvar la vida de los demás.
Nunca podrán experimentar el gozo, que experimenta los que han dado con una actitud de servicio y desinteresada.
En la iglesia debemos ser servidores, los hombres mas felices son los que tiene la dicha de dar, hemos de sentirnos siempre amados y descender hasta donde están nuestros hermanos mas pobres y necesitados.
Nuestro ejemplo es Dios, si seguimos sus huellas descubriremos, la belleza de no ser servido, sino vivir para servir.
Que Jesucristo el buen pastor, y nuestra madre de Guadalupe y Santiago Apóstol nos acompañen. Que así sea. Concluyo.
Enseguida los candidatos manifestaron su voluntad, ante toda la asamblea de querer recibir este ministerio por medio de la imposición de manos por el Obispo, así como observar el celibato por causa de Dios y al servicio de los hombres.
Posteriormente hicieron sus promesas de obediencia y respeto al Obispo y a sus sucesores.
Al terminar la celebración, Mons. Fidencio les dio la bendición y felicito a los siete nuevos Diáconos, para después pasar a tomarse la foto del recuerdo, y a la convivencia fraterna que se preparo para esta ocasión, en la misma plaza de los Dolores del Seminario Conciliar.