Entre los días 29 de Mayo y 7 de Junio de 1950 ocurrieron en la ciudad de Xalapa, Veracruz, acontecimientos que conmovieron a la población católica del Estado y de gran parte de la República mexicana. El día 30 de mayo en la mañana, fue invitado el Dr. Carlos Aceves y quedó maravillado de la forma en que aparecía el cadáver debajo de ese velo de blancura de nieve y opinó que el cadáver no debía ser tocado y que debería reinhumarse tal como estaba en la caja, reza el acta oficial de los hechos levantada con la ocasión de la exhumación de los restos mortales del quinto Obispo de Veracruz Mons. Rafael Guízar Valencia.
De la misma opinión fueron los médicos empleados de Salubridad: que no se tocara el cuerpo. Optaron “prudencialmente” por lo más fácil: ocultar el hecho y guardar silencio. En realidad, muchos de ellos no creyentes, no sabían qué hacer; estaban desconcertados y algunos avanzaron hipótesis absurdas para explicar lo acontecido, pero la Providencia se valió de algún “indiscreto” que dio la noticia de que el cadáver de Mons. Rafael Guízar Valencia estaba incorrupto, después de más de diez años de haber sido sepultado y haber sido hallado prácticamente nadando en agua.
La fama de santidad que rodeó la vida y la muerte del quinto Obispo de Veracruz, antecedió y contribuyó a la difusión este acontecimiento extraordinario. Las filas de los fieles venidos de todo el Estado y de numerosas regiones de la República duraron siete días en paciente e ininterrumpida formación, hasta que el cadáver, ante testigos oficiales, el Exmo. Sr. Arzobispo de Xalapa Mons. Manuel Pío López, ante su Vicario General Pbro. Dr. Justino de la Mora y ante el Cabildo metropolitano y numerosos sacerdotes y fieles, fue reinhumado en la capilla de Santa Teodora de la Santa Iglesia Catedral, donde actualmente es venerado como Beato y el próximo 15 de Octubre será canonizado por su Santidad Benedicto XVI.
Monseñor Rafael Guízar Valencia viene a enriquecer la gloriosa corona de Santos y Mártires con que la Iglesia que peregrina en México rinde tributo de adoración a Dios Uno y Trino, a Cristo Rey presente en la Santa Eucaristía, y honor a Santa María de Guadalupe quien cuida y protege la fe de sus hijos. El hecho de que Mons. Guízar haya sido Obispo y Misionero a la vez en tiempos tan difíciles como fueron los de la persecución religiosa, adquiere una relevancia particular; es una invitación a todos, pastores y fieles, a caminar por las sendas de la santidad, cualesquiera que sean las dificultades de nuestra vida. En nuestra diócesis, en el poblado de Tlacote, la parroquia está dedicada a Mons. Rafael Guízar Valencia y allí se conservan algunas de sus reliquias.
† Mario de Gasperín Gasperín Obispo de Querétaro