MISA VESPERTINA DE LA CENA DEL SEÑOR, SANTA IGLESIA CATEDRAL DE QUERÉTARO.

Santa Iglesia Catedral, Querétaro, Qro., 01 de abril de 2021.

En el momento de la Homilía Mons. Fidencio les compartió diciendo: “Hermanos sacerdotes lo sabemos muy bien que nosotros nacimos y nos entendemos en la Santa Eucaristía; hermanos y hermanas fieles laicos, hemos comenzado la celebración agradeciendo a Dios que nos ha dado su cuerpo, por qué la celebración eucarística es la celebración del cuerpo de Jesucristo que se ha encarnado y que nos ha compartido el misterio, nos ha liberado y eternamente elegido para ser sus hijos,  hemos comenzado la Eucaristía sintiéndonos cuerpo, porque ese es el  sueño de Dios, que todos seamos una gran familia, que todos seamos un cuerpo y nos preocupemos y nos cuidamos unos a otros, sobre esto haremos tres breves reflexiones: El gesto del compartir el pan, el gesto de transformarse en pan y el gesto de ser pan para los demás.

 Primera reflexión: El gesto de compartir el pan.

Ante un fenómeno como el que estamos viviendo ante una crisis sanitaria y económica como ahora la vivimos causada por la pandemia covid-19, Jesús dijo ante una multitud me da compasión esta gente, porque llevan ya 3 días conmigo y no tiene nada que comer, y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que se desmayen por el camino.

Imagínense hermanas y hermanos un Dios preocupado, porque sus hijos se pueden desmayar de hambre por el camino;  está fue la compasión que literalmente significa padecer con los demás la que ocasionó lo que llamamos el milagro de la multiplicación de los panes, en dicho acontecimiento, aparecen por lo menos tres maneras para solucionar el problema del hambre: la primera despedirlos para que todos vayan a buscar de comer, la segunda comprar pan y la tercera compartir los cinco panes y los dos pescados. Compartir todo lo que tenemos.

Para Jesús, la solución al problema del hambre, causado por una crisis económica, está llena de simplicidad, consiste sencillamente en compartir lo que cada uno tiene, dice el Evangelio cuando aquel joven que había entre aquellos cinco mil, decidió compartir sus cinco panes y sus dos pescados, entonces se produjo el milagro. Jesús les mandó que se sentaran en grupos, la solución que se busque ante este problema tiene que ser compartida y participativa; sigue diciéndole Evangelio, que entonces tomó los cinco panes y los dos pescados y levantando los ojos al cielo pronunció la bendición, sólo cuando reconocemos que nuestros bienes son regalo del padre a la humanidad, somos capaces de ponerlos al servicio de los hermanos, no olvidemos que la vida se nos ha dado, no se nos ha dado para conseguir muchos bienes, sino para hacernos hermanos. Partió los panes y los iba dando a los discípulos para que los repartieran, esta es la solución, esta es la lección suprema, es partiendo y repartiendo la vida y los bienes cómo se soluciona el problema del hambre, dice el Evangelio que todos comieron hasta saciarse y recogieron todavía 12 canastos de lo que sobró. El signo de compartir los panes y los pescados fue pleno, partiendo y repartiendo los cinco panes y los dos pescados que Dios nos ha dado se soluciona el problema del hambre y sobra.

Así Jesús instituyó el Sacramento de la Santa Eucaristía, el sacramento de la comunión y de la solidaridad que se transforma en Santa Eucaristía, el Jueves Santo.  Seguramente cuando Jesús celebró la Eucaristía estaba pensando en aquella multiplicación de los panes y cuando multiplicó los panes seguramente estaba pensando también en la Santa Eucaristía.

 Segunda reflexión: Transformarse en pan.

Acabamos de escuchar la lectura de San Pablo a los Corintios, la institución de la Eucaristía, en la que Jesús se presenta como el pan, “tomen y coman todos, este es mi cuerpo y hagan esto en memoria mía”, así la Eucaristía se convirtió en lo que después el Concilio Vaticano II, llamaría culmen y fuente de la Vida Cristiana, así es hermanas y hermanos Jesucristo en la última cena nos enseñó que en cada Eucaristía la ofrenda principal para el sacrificio es cada cristiano, y es la ofrenda que todos los días comparte por medio de su vida con los hermanos para que sean felices y tengan vida en abundancia a la manera de Jesús.

La Santa Eucaristía hermanas y hermanos es la que da sentido a la vida y en cada Eucaristía encontramos el itinerario y el secreto de Jesús para formar discípulos, en las palabras de la consagración, que son el centro de esta institución, encontramos cuatro gestos: dice que Jesús tomó el pan, lo bendijo lo partió y lo repartió y luego tres frases que revelan el secreto: “Este es mi cuerpo, coman todos, hagan esto en memoria mía”. Por eso, es que, los cristianos no podemos vivir sin la Eucaristía.

Así respondieron los 49 Mártires de Abitinia, hoy Túnez, cuando fueron sorprendidos celebrando la Santa Eucaristía en tiempos prohibidos, bajo el Imperio de Diocleciano a todos los jóvenes, niños, grandes hombres y mujeres les preguntaban: ¿asististe a la reunión? ¿fuiste la Eucaristía sabiendo que está prohibido? y todos ellos respondieron, sin haberse puesto de acuerdo, “Soy cristiano”, les replicaban, no te pregunto si eres cristiano, sino se asististe a la reunión, y ellos respondieron: Nosotros somos cristianos y no podemos guardar otra ley que la ley Santa del Señor, hasta el derramamiento de nuestra sangre.  Este es el principio de nuestra vida cristiana católica: “tomen y coman todos, este es mi cuerpo qué será entregado por ustedes, hagan esto en memoria mía”.

 Tercera reflexión: El gesto de ser pan para los demás

La vida de los cristianos solamente llega a su plenitud cuando nos convertimos en pan para los demás, y somos felices de que entregando nuestra vida los demás tengan vida; cuando Jesús terminó de lavar los pies a sus discípulos les dijo estas palabras, que nos ha dejado como su testamento, “les he dado ejemplo para que todo lo que yo he hecho con ustedes, también ustedes lo hagan con los demás, hagan esto en memoria mía”, este es el sentido más profundo del jueves Santo, arrodillarse para servir a Dios en los hermanos, se trata de una condición que no podemos soslayar, si queremos dar fruto, es decir, dar sentido a nuestra vida, tenemos que gastarnos y consumirnos sirviendo a los demás; una vela sólo cobra sentido cuando está encendida, pero sí está encendida, se desgasta, se consume; la rosa al esparcir su fragancia entrega algo de sí misma y así está manifestando su verdadero ser.

Finalmente, hermanas, hermanos, escuchemos a Jesús nuevamente que nos dice: “tomen y coman todos de él Este es mi cuerpo hagan esto en memoria mía”, tomemos conciencia de Jesús que nos dice: “les he dado ejemplo, para que lo que yo he hecho por ustedes también ustedes, también ustedes lo hagan por los demás”. Que así sea.

Al terminar la celebración, se hizo una procesión con el Santísimo Sacramento a la capilla del Santísimo, para su resguardo, en donde se tuvo un momento de adoración, y concluir así con esta celebración de Jueves Santo.