y Fray Antonio Espinoza OFM.
En el momento de la Homilía Mons. Fidencio dijo: “Saludo con gratitud a mis hermanos Frailes menores, que irradian la fe en la Santísima virgen María, desde te templo.
Estamos reunidos, celebrando y recordando que Jesucristo entrego su sangre y derramó su sangre por nosotros; desde aquí nos alimenta y quiere que hagamos lo mismo.
A la derecha del Padre, están los servidores destacados a Dios y a nuestros hermanos, por eso también al escuchar este hermoso Evangelio, donde María que se encamino presurosa a donde su prima Isabel, para ponerse a servir.
Al final del tiempo separa las ovejas de los cabritos, y dirá a los de la derecha vengan benditos de mi padre, porque tuve sed y me dieron de beber, tuve hambre y me dieron de comer, y también dirá a los de la izquierda malditos porque tuve hambre y no me dieron de comer, tuve sed y no me dieron de beber.
El primer gesto de María, después de acoger ser la madre de Dios, fue acudir presurosa a las montañas de Judea, a acompañar a su prima Isabel; las crisis y pandemias que estamos pasando, nos están pidiendo acompañar, a los que están en depresión, atrapado por las drogas.
María es la mujer que sabe meditar en su corazón, la que acompañara siempre en la comunidad de la iglesia a los seguidores, de su hijo Jesús, ponerse en marcha es la identidad de los cristianos, es lo que llama el Papa, una iglesia sinodal y en salida misionera, no es fácil, pues decimos no tener tiempo ni para nosotros, mismos.
No es posible ponerse en camino, ni creer que Dios, que se despende y se abaja y humaniza y que camina y que está en nuestros problemas, no es fácil este camino.
Pero hemos recibido el camino por María y Jesús, y de muchos hombres y mujeres destacados que están a la derecha de nuestro Señor Jesucristo.
María comienza, proclamando las maravillas de su Dios, y se alegra en Dios. La fe de María en el Dios de los pequeños nos hace sincronizar con los pequeños, Dios pone su poder al servicio de la compasión; Jesús dice que seamos misericordioso, como su padre es misericordioso; María capta la ternura del padre y madre, y nos introduce en el mensaje de misericordia.
Su Hijo un apasionado por la vida y a si vivo a darnos vida llena de gracia. María pues, hermanas y hermanos nos enseña como nadie, anunciando al Dios de la compasión, trabajando por un mundo más fraterno, confiando en el padre de los pequeños, y de los que tienen la fortuna de descubrir la felicidad de amar a Dios en los hermanos. Así Dios nos lo conceda. Que así sea». Concluyó.
Al terminar la celebración y como un homenaje a María Santísima se entonó el canto de la Salve, por todo los allí reunidos y posteriormente Mons. Fidencio dio la bendición solemne correspondiente.