Templo Expiatorio Diocesano de Carmelitas, 18 de Agosto de 2017.
La tarde del 18 de agosto de 2017, en el Templo Expiatorio de Carmelitas, ubicado en calle Balvanera esq. con Ocampo, Col Centro, Querétaro, Qro. Se llevó a cabo la Misa de Exequias, del M.I. Sr. Cango. D. José Guadalupe Alderete Loza, presidida por Mons. Faustino Armendáriz Jiménez, Obispo de Querétaro, concelebraron este Sagrada Eucaristía, Mons. Florencio Olvera Ochoa, Obispo Emérito de Cuernavaca, Mons. Javier Martínez Osornio, Vicario General Diocesano, Pbro. J. Guadalupe Martínez Osornio, Pbro. José Hernández Pérez, y muchos Pbros. Diocesanos más. Participaron de esta Santa Misa Exequial, familiares, amigos y muchos fieles, quienes abarrotaron el Templo Expiatorio. En su homilía, Mons. Faustino, expresó:
“Le saludo a todos ustedes hermanos, al Sr. Obispo don Florencio, a los hermanos sacerdotes, a los familiares del Padre José Guadalupe, a quienes nos unimos en nuestra condolencia y oración, a todos ustedes hermanos que seguramente conocieron y que en una o muchas ocasiones recibieron la bendición de Dios, el Cuerpo de Cristo, los Sacramentos a través de sus manos, de sus labios.
Hoy con el corazón puesto en el Señor, esta tarde nos reunimos para la celebración de esta Misa Exequiel, en la cual como Comunidad de Fe ponemos en manos de Dios: la vida, la persona y el Ministerio de nuestro querido hermano, nuestro muy ilustre Sr. Cango. José Guadalupe Alderete Loza, quien en el día de ayer ha sido llamado a la Casa del Padre, esperando que el amor y la misericordia se apiade de él y le concede el premio de los justos, pues sin duda este fue el anhelo que anheló en su corazón como cristiano desde aquel 13 de junio de 1933 cuando sus padres el Sr. Salvador Alderete y Natalia Loza, le dieron la vida.
Busco pasó pasó su verdadera vocación hasta que llamado por Dio al Sacerdocio, recibió el Sagrado Orden del diaconado y ya el 19 de diciembre de 1961, en la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, aquí en Querétaro, de manos de monseñor Alfonso toriz Cobián y el Sagrado Orden del presbiterado el 23 de diciembre de 1961, en la catedral de México, de manos de Mons. Manuel Martín del Campo, durante más de 55 años ejercicio el Ministerio Sacerdotal en diferentes servicios pastorales entre los cuales:; Cabe destacar su colaboración en las parroquias de San Sebastián y del Santo Niño de la Salud, la mayor parte de su ministerio lo desempeño colaborando de cerca en el gobierno Pastoral de la Diócesis, como Vicario Oficial en el Tribunal Eclesiástico, como Maestro de Derecho Canónico en el Seminario Diocesano, como miembro del Consejo Presbiteral, como Miembro del Colegio de Consultores, y como Canónico de la Santa Iglesia Catedral, al mismo tiempo que fungió durante varios años como Asistente Espiritual del Movimiento de Cursillos de Cristiandad y Capellán de algunas Comunidades de Religiosas, aquí en la ciudad episcopal, en la última etapa de su vida el Señor se hizo presente en el a través de una larga enfermedad, la cual le permitió vivir su sacerdocio desde esta perspectiva unido a la cruz y a el sufrimiento doloroso; sin duda que todas estas experiencias pastorales marcaron no solamente fundamente su vida y le permitieron desempeñar su ministerio sacerdotal, de tal manera que celebran la Pascua del Cordero en el reino de los cielos, que este con Dios.
Durante estos más de 6 años que le conocí, pude darme cuenta de su sencillez y alegría que le caracterizaron, pues a pesar de estar postrado en la cama nunca perdió de su rostro la sonrisa y el buen humor. Hoy podemos seguir su ejemplo, hoy podemos resguardar toda su enseñanza.
Seguramente como me lo han manifestado algunos fieles de él, ellos recibieron tantas bendiciones, tanto ejemplo y tanta enseñanza por eso nuestro deseo fraterno es que ya esté, gozando de la merecida recompensa, contemplando el esplendor de la verdad eterna recordando que hemos escuchado en la primera lectura, que los justos brillaran como el fulgor en el firmamento y los enseñaron a la multitud la justicia, como las estrellas, por toda la eternidad.
Las almas de los amigos de Dios, «Descansan en la paz de su corazón” esta certeza que hemos de alimentar siempre nos debe de servir de aviso constante para nosotros que aún pecamos, permanecer vigilantes en la oración pero también para perseverar con humildad, fidelidad, en el trabajo en el servicio a Cristo.
Cada uno desde los límites de nuestro trinchera comprometidos de nuestro bautismo con Dios y también como consagrado sólo en Dios encuentro descanso sólo quien confía en él no quedará confundido para siempre, que así sea para este estimado hermano sacerdote. Esperamos que ahora el Padre, lo haya cogido en su Casa para participar en el Banquete del Cielo.
Por eso, congregados en torno al Altar, elevamos pues nuestra oración para que el Padre José Guadalupe, vea cara a cara a Jesucristo su Señor, a quien aquí en la tierra, él, se esforzó por servir con amor,
Esto es lo mejor que podemos hacer en este momento. Este es en verdad el verdadero sacrificio que sirve a los hermanos, la esperanza de la resurrección de la carne y la posibilidad de encontrarnos de nuevo cara a cara con él, se fortalece a nosotros mediante las celebraciones del Memorial de nuestra salvación.
Hoy en nuestras oraciones sigamos diciéndole a Dios. “Dale Señor el descanso eterno y luzca para él la luz perpetua”. Que así, sea”.