MISA EN EL MEZQUITILLO COLUMNA MASCULINA AL TEPEYAC.

El Mezquitillo,  Cadereyta, Qro., 19 de julio de 2019. 

La Eucaristía, es fundamental en todo peregrino y peregrina, por esta razón, Mons. Faustino Armendáriz Jiménez presidio la Eucaristía en La Ermita de “Santa María Madre de Dios, Madre del Peregrino» ubicada en un lugar conocido como El Mezquitillo, en Vizarrón, Cadereyta, Qro, en la 7ma. jornada de los Peregrinos a pie de la Diócesis de Querétaro al Tepeyac, el viernes 19 de julio de 2019,  y concelebro  el Pbro. José Luis López Gutiérrez. Mons. Faustino les invito a: “que nos alimentemos del cuerpo y Sangre de Cristo Jesús, les invito a que cuando vayamos en nuestra columna, valoremos quién va  dirigiendo  nuestra columna, y eso haga que cuidemos nuestros pensamientos y  haga que cuidemos nuestras palabras, y haga que cuidemos nuestras acciones,  sí Jesús preside nuestra columna peregrina, no tenemos más que corresponderle con actitudes que sean el reflejo de lo que nosotros queremos”.

Mons. Faustino les dirigió unas palabras al inicio de la celebración: “Hermanos peregrinos, el centro de nuestra peregrinación  es Cristo, si hay algo importante en la jornada del peregrino es la Sagrada Eucaristía, por eso en cada jornada vivimos  esta experiencia del encuentro con Cristo, que es el que nos da la fuerza para caminar, es el que nos impulsa nuestra fe para seguir impulsándonos a ser mejores, a pesar de todo lo que traigamos en nuestro corazón,  ya sean situaciones difíciles, Dios está con nosotros, no le tengamos miedo a Dios, y pidámosle por eso al inicio de nuestra Santa Misa que nos libere y nos purifique de nuestros pecados, dejemos  qué él nos siga acompañando, dejémosle un rincón,   él lo quiere todo pero, dale un rincón para que poco a poco nos vaya liberando de todo aquello que no es de Dios y que está ahí, de todo aquello como soberbia, tristeza, envidia, o lo que vayamos cargando, angustias y soledades, situaciones que no nos ayudan a crecer, tentaciones, que sabemos que nos afectan, pero que seguimos dándole nosotros cabida en  nuestra vida, pidámosle por eso al inicio de nuestra misa que él, nos purifique y pidámosle perdón por nuestros pecados”.

En el Momento de la Homilía les compartió diciendo: “Muy queridos peregrinos, al reunirnos como asamblea  para celebrar esta Santa Misa,  creo que tenemos muchos motivos para darle gracias a Dios, cada uno en su corazón lleva gratitudes a Dios, lleva peticiones de perdón a Dios y también necesidades; caminar así pero caminar con fe, aligera el camino y más que una carga viene a ser un consuelo para nuestra vida, el saber que tenemos un Dios que se desvive por nosotros. Hoy nos encontramos a ese Dios acompañando a un pueblo, lo acompañó a lo largo del desierto cuando tenía que caminar, lo acompañó en la esclavitud cuando fue llevado a Egipto y ahí fue esclavizado como pueblo, sin embargo el pueblo que estaba en un momento difícil, pero ahora alimenta la esperanza de que va a salir libre y por eso en  la lectura se nos describe ese momento clave de libertad, de liberación en el cual Dios se hace presente en aquella cena tan importante para el pueblo judío, el Cordero Pascual; Pascua significa pasó y creo que Dios puso todas las circunstancias para que realmente aquella cena fuera un paso de la esclavitud a la libertad.

El Señor no quiere de ninguna manera que nosotros la pasemos mal, sin embargo cuando el pueblo es idolatra, cuando la persona peca, sólito se hace el mal, cuando se habla de castigo, quiere decir que Dios se ha separado de ella, porque el peor castigo es estar separado de Dios, el peor castigo es no tenerlo en el corazón y a final de cuentas eso es el cielo, el cielo es estar en la presencia de Dios eternamente, el infierno será estar alejado de Dios eternamente, la figura del fuego es parte de una manera de cómo se tiene que descubrir el sufrimiento, un sufrimiento que realmente duela, la figura del cielo es un lugar así lo hemos ubicado donde Dios está, delante de nosotros en la eternidad, por eso  Dios quiere liberar a su pueblo que vive en la peregrinación, un pedazo de cielo, como un caminar hacia la eternidad, porque aquí ahora vamos, porque aquí cantamos, porque aquí caminamos,  porque aquí nos decimos hermanos, porque éste es una figura de lo que es una familia ideal, sin embargo Dios quiere ayudarnos y ayuda a  el pueblo diciéndoles coman,  la Pascua y vayan a la casa  de cada israelita que yo voy a liberar y pinten el dintel de la puerta, con sangre, como desde en ese momento. Dios piensa en aquella sangre que va a derramar por la humanidad.

Hoy providencialmente celebramos la Preciosa Sangre de Jesucristo, nosotros tenemos un santuario por Amealco dedicado a la Preciosa Sangre de Jesucristo,  que nos recuerda ese infinito amor, que el Señor nos tiene al dar su vida por nosotros y al derramar sangre por nosotros, en la Biblia la sangre es símbolo de vida, ahí está la vida y eso es lo que Dios ofrece por nosotros, su vida.  El lunes pasado me toco inaugurar una exposición sobre las sábanas Santa, que se las recomiendo ampliamente, ahí en Querétaro y se muestra en esta exposición la historia de esa Sabana Santa,  cómo se venero a lo largo de los siglos, que actualmente se encuentra en la ciudad de Turín, en un templo especial, en un lugar especial allá en Italia, y en la descripción de este extraordinario lienzo, que con todos los estudios se ha llegado de alguna manera a la conclusión que fue el lienzo que cubrió a uno que murió torturado, a alguien que fue ferozmente atacado,  a alguien con una corona de espinas,  alguien que tenía una herida en el costado, a alguien que tenía sus manos atravesadas por un clavos y pies,  y sin duda la tradición ha considerado que ese alguien es el señor Jesucristo.

Y es interesante constatar como en el lienzo, están las manchas de sangre, de esa Preciosa Sangre que hoy celebramos y que en ese tiempo, en este lienzo hay polvo de Palestina y de aquellos lugares y que se remiten a esos tiempos; por eso este signo de la Sabana Santa nos  hace recordar la vida, nos hace recordar el amor de Dios, nos hace recordar el sábado Santo, como el Papa Benedicto llamada la Sábana Santa, diciendo que es un icono del sábado Santo, donde se puede contemplar el silencio, desde la muerte pero también en la sangre se puede contemplar la vida  que nos comparte el padre  y nos ofrece el Señor de  la vida, que él ofrece para salvación de la humanidad,  allí en aquel dintel de la puerta estaba la vida, por eso el Señor no aniquiló a los israelitas que vivían en esa casa; hermanos ¿qué necesitamos nosotros para valorar al amor de Dios, al derramar Jesús su Preciosa Sangre? y todavía más al darnos la oportunidad diciendo: «tomen y beban todos de él”, esa es su sangre derramada. Creo que al heredarse el mismo a nosotros y que nosotros podamos comer y beber su cuerpo y su sangre todos los días, no tenemos más que sentirnos afortunados por tener a Jesús Eucaristía, por tener el don del sacerdocio y sacerdotes en nuestras comunidades, por muy alejadas que estén, que nos lleven a Jesús Eucaristía, que nos comparten ese manjar del cielo,  que el Señor ha querido dejarnos para que nos alimentamos.

Yo les invitó a que no nos privemos de ellos, a que nos alimentamos del cuerpo y Sangre de Cristo Jesús, les invito a que cuando vayamos en nuestra columna, valoremos quién va  dirigiendo  nuestra columna, y eso haga que cuidemos nuestros pensamientos y  haga que cuidemos nuestras palabras, y haga que cuidemos nuestras acciones,  sí Jesús preside nuestra columna peregrina, no tenemos más que corresponderle con actitudes que sean el reflejo de lo que nosotros queremos ser, el día de ayer me llamó mucho la atención cuando llegamos a Peña Blanca, como un niño se postró delante del Sagrario, delante de la Virgen de Guadalupe y allí ver  el rostro y la actitud del verdadero peregrino,  que da  gracias a Dios aunque esté cansado, que reconoce la presencia de Jesús en su vida, que se postra ante él y se arrodilla con el corazón y la mente de un niño, es decir diciéndole Señor aquí estoy, hágase en mí según tu voluntad, con la actitud de un niño, porque el mismo Jesús lo dijo: “aquellos que se hagan como niños, ellos se salvaran, ellos entrarán a formar parte del Reino de Dios”.

Hermanos que la disponibilidad anterior la sigamos acrecentando y que no perdamos de vista nunca  el Sagrario que nos acompaña y esa Palabra de Dios que ilumine nuestra vida y presiden  nuestra peregrinación y aquello que tenga que cambiar en tu vida,  también es una oportunidad única que tú tienes pues por el camino 50,000 peregrinos y peregrinas que transitamos en estos largos caminos de Querétaro al Tepeyac, tienen que producir algo bueno en muchos, sino es que en todos, Dios pone lo suyo,  nosotros ¿que ponemos? -para que Dios realice su acción salvadora, Dios pone su sangre, Dios pone su vida, Dios nos alimenta, Dios nos ha dejado su palabra, ¿qué es lo que nosotros podemos poner? -creo que la fe, es la actitud corresponsable hombres y mujeres de fe; en la parte de la retaguardia en una reflexión para motivarlos y se nos decía que la peregrinación no fuera algo aislado de nuestra vida, que el rosario lo recemos en la peregrinación sin pena, sin vergüenza, en la vida de todos los días que el caminar ahora en el que vivimos en estos largos caminos, lo sigamos viviendo cada día siendo audaces con la ayuda de Dios.

Que la Santísima Virgen María Nuestra Señora de los Dolores de Soriano, a quién estamos celebrando en este Año con motivo del 50 aniversario de haber sido declarada Patrona de la Diócesis de Querétaro, ella siga consolando como madre de dolores a cada uno de nosotros, que seguramente en algún momento derramamos lágrimas por algún motivo, ella las ha derramado por ti, porque ha visto a su hijo Jesús sufrir por ti, que ella nos siga protegiendo y que cada uno de nosotros sigamos orando unos por otros, oremos por nuestros sacerdotes que tanto nos han acompañado en las dos peregrinaciones y que siguen pendientes de nosotros administrando el Sacramento de la Reconciliación. Que así sea”.

Al terminar la celebración Mons. Faustino les dio la bendición y posteriormente pasaron al momento del almuerzo, para vivir en fraternidad.