Templo Parroquial, Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, Domingo 12 de Noviembre de 2017.
El domingo 12 de noviembre de 2017, en el Templo Parroquial de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, se realizó la Misa de Exequias del Pbro. Tomas Ramírez Félix, a las 4:00 pm. Mons., Faustino Armendáriz Jiménez, Obispo de Querétaro, presidió la celebración y gran parte del Presbiterio diocesano concelebro esta Misa de Exequias, participaron, familiares, amigos y fieles de la Parroquia de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote. En su homilía Mons. Faustino Expresó:
“Muy estimado Sacerdotes, queridos consagrados y consagradas, hermanos laicos familiares de sangre del padre Tomás, familia espiritual del padre Tomás, está parroquia de Jesucristo sumo y eterno sacerdote y digo familia porque desde que nos consagramos como sacerdotes nuestra familia espiritual, desde que nos ordenamos sacerdotes somos conscientes de que abandonamos a nuestra familia de sangre y ahora pertenecemos a la comunidad donde el Señor nos envía a servir, de ahí somos.
Conservando esos naturales lazos de sangre de afecto y cariño sin embargo, así como una esposa incluso cuando también se queda al lado de su esposo así también el sacerdote queda en su comunidad con quién ha contraído está Alianza espiritual del sacerdocio
Hoy el Padre Tomás, ha sido llamado a estar con Dios, con esperanza esta tarde de domingo, nos hemos reunido en la casa de Dios para celebrar nuestra fe y encomendar a la misericordia infinita el alma de nuestro querido hermano, Reverendo Padre Tomás Ramírez Félix, que nació el 20 de septiembre de 1933 en Tierra Blanca, Guanajuato, hijo de don Daniel Ramírez y doña Anatolia Ortiz.
El ingreso al Seminario Conciliar de Querétaro en diciembre de 1957 y fue ordenado Sacerdote el 21 de marzo de 1970, ejerció su ministerio sacerdotal como Vicario en la Parroquia de Santiago de Jalpan de Serra, Vicario en la parroquia de San Francisco de Asís, en Xichú, Guanajuato, Párroco de la Parroquia del Espíritu Santo en Mineral del Espíritu Santo, Guanajuato, Ecónomo del Seminario, Asesor Espiritual de la Asociación josefina y durante muchos años Párroco de esta parroquia de Jesucristo sumo y eterno sacerdote, 21 años,
Después de una larga enfermedad, se ha presentado el día de ayer ante la misericordia infinita del Padre, para poder así cantarle Eternamente sus misericordias; las lecturas bíblicas de esta liturgia de domingo, de manera providencial en estas circunstancias de tristeza y de dolor nos animan y nos hacen reflexionar sobre la vida eterna. San Pablo escribe a los Tesalonicenses, “no queremos que ignoren la suerte de los difuntos para que no se aflijan como los que no tienen esperanza”
La fe en la resurrección y muerte de Jesucristo muestra este campo; San Pablo recuerda a los de Éfeso que “antes de acoger la buena nueva estaban sin esperanza estaban sin Dios” de hecho religión de los griegos y los mitos paganos no podían a iluminar el misterio de la muerte, hasta el punto de que una inscripción decía que “pronto volvemos a caer de la nada a la nada”
Hermanos si quitamos a Dios si quitamos a Cristo el mundo vuelve a caer en el vacío en la nada, y eso, se puede descubrir en las expresiones y en los pensamientos contemporáneos;
El evangelio de hoy es una serie de parábola que habla de 10 muchachas invitadas a una fiesta de boda – como lo hemos escuchado- símbolo del reino de los cielos de la vida eterna, es una imagen feliz con la que sin embargo Jesús enseña una verdad que nos hace reflexionar de hecho de aquellas Díez muchachas, 5 entran en la fiesta porque a la llegada del esposo tienen aceite para encender su lámpara, mientras que las otras cinco se quedan fuera, porque necias no han llevado aceite. Representa este aceite indispensable para ser admitido al banquete de Pascual San Agustín leía en esta parábola el símbolo del amor, que no se puede comprar sino que se recibe como un regalo, se conserva en lo más simple y se practica en las obras.
Hermanos el aprovechar la vida mortal para realizar las obras de misericordia es verdadera sabiduría; Porque después de la muerte eso ya no será posible
Cuando nos Despierten para el juicio final éste se realizará según el amor practicado en la vida eterna es decir el premio de la eternidad depende de esa fe operativa que nosotros vivamos en este mundo cuando la fe la ponemos en práctica y este amor es de Cristo derramado en nosotros por el Espíritu Santo, quién cree en Dios amor, lleva en si una esperanza invencible; como una lámpara, para atravesar la noche más allá de la muerte y llegar a la gran fiesta del amor El Cirio, que hemos entendido por un lado es el símbolo de esa fe que profesa el Padre Tomás, pero también de esa fe que compartió predicando la palabra de Dios y ha sido puesta sobre su ataúd y las vestiduras litúrgicas que son la manifestación de ese Sacerdocio Sagrado que el ejercicio con gran cariño y generosidad, sobre todo con gran alegría porque él siempre fue así alegre trabajando en las cosas de Dios. El evangelista, hoy pretende conseguir un doble propósito mantener viva la certeza del retorno del Señor e indicar a una sana sugerencias sobre cómo comportarse durante el tiempo de la espera.
Hermanos hoy nos toca a nosotros afrontar los desafíos que sobretodo nos pueden hacer tropezar y vivir en la oscuridad, hoy nos toca a nosotros mantener encendida la lámpara de la fe de tal manera que el momento en que Dios nos llame, que será mañana, que será en años, no improvisemos nuestra salvación Dios nos quiere con un corazón preparado con un corazón dispuesto en sintonía con él Porque queremos estar en sintonía con el Eternamente en el cielo.
Hermanos, esto es lo que el padre Tomás creyó y predicó durante más de 50 años de su ministerio Sacerdotal, para él la muerte como dice la Palabra de Dios, no era el destino final del hombre sino el cauce que nos coloca delante del Señor, la vida sin Dios, no tiene sentido, lo hemos dicho.
Sin embargo, para poder llegar a este momento preparados y bien dispuestos es indispensable que el aceite del amor no se agote de nuestras lámparas muchos de nosotros somos testigos de cómo la vida del Padre Tomás, fue así una constante preocupación porque el aceite del amor no se le terminar a una preocupación por siempre servir y estar dispuesto de una manera tal que hoy podemos compararlo con aquellas jóvenes previsoras cuyo esposo al regreso encontró con la lámpara encendida así lo creyó, así lo enseñó, así lo predicó, así lo celebró, y así lo vivió y digo que así lo vivió porque en la última ocasión en que estuvo en el hospital platiqué con él y me decía que ya quería estar en el cielo pero que sentía que esta certeza de que lo iba a estar por la oración de ustedes hacían por él y que él quería quedarse con su pueblo.
Queridos hermanos y hermanas, hago mías las palabras del apóstol y hoy les digo consuélense, consuélense pues unos a otros con estas palabras estén preparados porque no saben ni el día ni la hora para nuestro hermano Tomás ha terminado una etapa la etapa privilegiada para prepararse para este momento, quiero aprovechar para agradecer a todos aquellos que durante tanto tiempo estuvieron cerca del Padre Tomás y que fui testigo de ello especialmente en su enfermedad de manera muy especial la familia de la señorita Jovita, que el Señor premie todos sus cansancios desvelos y fatigas y tengan la seguridad de que el gran Sacerdote Jesucristo premiará el hecho de haber cuidado en esta tierra uno de sus sacerdotes.
Que la Santísima Virgen María Nuestra Señora de los Dolores, sepa acompañar a quienes lloramos la muerte del Padre Tomás, aprendamos de ella viviría morir en la esperanza y saber que la esperanza no defrauda de su poderosa intercesión se haga presente en la hora de nuestra muerte.
“Dale señor el descanso eterno y luzca para él la luz perpetua, descanse en paz así sea”.