Tequisquiapan, Qro., 12 de Diciembre de 2018.
El día 12 de diciembre de 2018, Mons. Faustino Armendáriz Jiménez, Obispo de la Diócesis de Querétaro y como Pastor Diocesano, acudió a la comunidad de Fuentezuelas, perteneciente al Municipio de Tequisquiapan, Qro., para presidir la Santa Misa de Exequias, y rogar a Dios por el eterno descanso de 7 hermanos fallecidos, y pedir a la Santísima Virgen María el consuelo para los familiares y amigos y de toda la comunidad parroquial de fuentezualas.
Quien les dio palabras de consuelo y esperanza diciendo: “Que Santa María de Guadalupe, nos ayuda a fortalecer nuestra esperanza, recordando el dolor que ella misma sufrió, cuando delante de la cruz, ella vio morir injustamente asesinado a su hijo. María desde la cruz recibe a cada uno de nosotros como sus hijos, delante de su propio hijo cuando le dice: “eh allí a tu hijo, eh allí a tu madre”, hermanos somos hijos de la Santísima Virgen María y sabemos que estos 7 hermanos nuestros están con Nuestra Madre.
Ya en el momento de la Homilía les compartió diciendo: «Muy queridos hermanos de esta comunidad parroquial de Fuentezuelas, en varias ocasiones nos hemos reunido para celebrar la fiesta patronal, en un ambiente de gran gozo; hoy nos reunimos en un ambiente de dolor, pero también en un ambiente de esperanza, sin duda los acontecimientos dolorosos inquietan el alma y nuestro corazón y como dijimos en la introducción a la Santa Misa, ninguna palabra humana será suficiente para consolarnos, pero si la Palabra de Dios, tiene el poder alentador y el esperanzador, para el medio de nuestras situaciones más difíciles seguir adelante como hombres y mujeres de fe, ante el dolor y el fallecimiento de un ser querido; cómo esposas, como hijos, como papas, como hermanos, se experimenta un profundo dolor por que seguramente todos hemos experimentado la pérdida de un ser querido, de un amigo de un hermano, como estos hermanos nuestros que el día de ayer han fallecido traficante y desesperadamente.
Cada domingo y cada día nosotros rezamos el Credo y en el profesamos nuestra fe en la resurrección y este es el camino esperanzador que tenemos todos los que seguiremos el mismo camino de ellos, en alguna u otra circunstancia, de situaciones dolorosa como la que ha sucedido a nuestros hermanos jóvenes adultos y niños, y dentro de este marco de dolor, hoy tenemos el consuelo de una madre, de Nuestra Señora de Guadalupe, sin duda en el país nos alegramos de la fe por esta gran celebración y hoy podemos sentirnos consolados por la presencia de María de Guadalupe en este momento, en el cual se pueden derramar lágrimas de los que experimentan el dolor interior, en el cual tenemos que dar sepultura a nuestros seres queridos; sin embargo lo hacemos con el ánimo esperanzador de que resucitarán y que un día estaremos con ellos.
Hoy en la Palabra de Dios, tiene un personaje protagonista la Virgen María, que tiene una característica fundamental, estar cerca de nosotros, como estuvo cerca de su prima Santa Isabel, para que en las necesidades que ella tenía, ella pudiese servir en algún momento, hoy María viene presurosa también a nuestros hogares y quiere estar siempre con nosotros, presurosa para darnos una palabra de consuelo, para ayudarnos a encontrarnos con su hijo Jesús, para recibir la palabra de Dios que ella nos invita diciéndonos “Hagan lo que él les diga”.
Hermanos hoy en el marco de esta celebración de Nuestra Señora de Guadalupe, y también con el dolor que todos experimentamos, el dolor de nuestros hermanos que hoy nos dejan inesperadamente y son recogidos por el Señor, la invitación es primero a dar cuatro miradas: Una a la Virgen de Guadalupe, mirar a nuestra madre como quien abre nuestros brazos para consolarnos, la ternura de María es inigualable, como la ternura de cualquier buena mamá que nos abraza y nos alienta de cualquier mamá que en momentos difíciles está dispuesta al mandato, que no le da pena ayudar a su hijo y mostrarle su amor en todo momento, miremos a María como un refugio como un soporte.
Por eso hoy mirar a nuestra madre del cielo a la Santísima Virgen María, nos ayuda a fortalecer nuestra esperanza, recordando el dolor que ella misma sufrió, cuando delante de la cruz, ella vio morir injustamente asesinado a su hijo. María desde la cruz recibe a cada uno de nosotros como sus hijos, delante de su propio hijo cuando le dice: “eh allí a tu hijo, eh allí a tu madre”, hermanos somos hijos de la Santísima Virgen María y sabemos que estos 7 hermanos nuestros están con Nuestra Madre.
En segundo lugar, una mirada a quien es protagonista en estas apariciones a San Juan Diego, necesitamos ser Juan Diegos en el mundo del hoy, es decir embajadores del mensaje de Dios, del mensaje de la Virgen que generemos esperanza en medio de los demás, son muchas las situaciones de dolor que sufren México y más está que aparece de manera inesperada, por eso como Juan Diego necesitamos estar muy firmes en la fe, para afrontar la prueba pero también para dejarnos bendecir por Dios. Juan Diego, fue bendecido por la presencia y aparición de la Santísima Virgen María, quien sano a tío que estaba a punto de morir. Que el mirar a San Juan Diego, nos ayude a nosotros a creerle a Dios que tiene preferencia por los más pequeños, por los más humildes, por los más pobres.
Sin duda es importante también mirar a la comunidad, la comunidad que hoy se muestra solidaria, una comunidad que sin duda ora por el eterno descanso de estos hermanos que han fallecido y también de una palabra de consuelo y una actitud consoladora con la presencia en esta Eucaristía, qué viviendo en comunidad sepamos discernir lo mejor para cada familia y para cada uno de nosotros y para toda la comunidad; estamos conscientes de que este día es un día de gran gozo, estamos conscientes hoy que en este momento de dolor necesitamos elevar nuestras oraciones al cielo, más allá de elevar lo que tradicionalmente hacemos con los fuegos artificiales, necesitamos elevar oraciones que agradan a Dios y al mismo tiempo fortalecen nuestra fe, que nuestras oraciones se conjuguen en este día y que suban como una súplica a Dios y por eso hoy pedimos por estos jóvenes, por estos adultos pero también nuestras oraciones solidarias se unen para pedir por las familias que sufren en este momento.
Tengan la seguridad que al final veremos y que veremos el futuro previniendo estos acontecimientos tan difíciles de asimilar, que el Señor nos siga ayudando para que encontremos caminos de prevención y soluciones para que realmente nuestras comunidades vivan en paz y alejados del dolor que nos pueda lastimar o inquietar a nuestras familias, Que el Señor lo siga bendiciendo a todos y que le dé el Eterno descanso a cada uno de nuestros hermanos y a cada uno de nosotros los de la fortaleza para vivir llenos de fe y sobre todo preparado para en cualquier momento emprender el mismo camino de estos hermanos hacia el cielo, que la Santísima Virgen María siga intercediendo por esta comunidad de Fuentezuelas, junto con su esposo San José. Que Así Sea.
Al terminar la Homilía el Sr. Obispo hizo la siguiente oración: «Dales Señor el descanso eterno.- Descanse en paz. –Así sea. -Que las almas de los fieles difuntos por la misericordia de Dios descansen en paz. -Así sea.»