Hermanas peregrinas:
La feliz ocasión de poder dirigirme a todas ustedes al inicio de esta peregrinación diocesana hacia la Basílica de Ntra. Señora de Guadalupe, me permite poder saludarles, al mismo tiempo que animarles a vivir estos días con gran alegría, con mucha esperanza pero sobretodo con mucha fe. De tal forma que vivan estos días como una fiesta espiritual que les comprometa cada vez más con su ser de bautizadas e hijas de la Virgen María.
Quiero, motivado por el Año Nacional de la Juventud, dirigirme de manera privilegiada a las adolescentes y jóvenes, para invitarles a que durante estos días experimenten lo importante y valioso que son para la Iglesia, para la sociedad y para esta peregrinación.
Sepan ustedes que con este motivo en el próximo mes de octubre, el Papa Francisco se reunirá con varios obispos del mundo y jóvenes de los cinco continentes. En dicha reunión la Iglesia pretende interrogarse sobre cómo acompañar a los jóvenes para que reconozcan y acojan la llamada al amor y a la vida en plenitud, y también pedir a los mismos jóvenes que la ayuden a identificar las modalidades más eficaces de hoy para anunciar la Buena Noticia. A través de ustedes, la Iglesia podrá percibir la voz del Señor que resuena también hoy. Como en otro tiempo Samuel (cfr. 1Sam 3,1-21) y Jeremías (cfr. Jer 1,4-10), hay jóvenes que saben distinguir los signos de nuestro tiempo que el Espíritu señala. Escuchando sus aspiraciones podemos entrever el mundo del mañana que se aproxima y las vías que la Iglesia está llamada a recorrer
Mi deseo es que no esperemos a que termine el Sínodo para que cada una de ustedes se haga presente, asumiendo su rol en la Iglesia y en la sociedad, construyendo la civilización el amor. Esto supone cuatro acciones muy concretas:
- Fascinar: es el encantamiento producido por el llamamiento de Dios, que invitó a quien Él quiso y los llamó por su nombre.
- Escuchar: a la manera de Jesús en el camino de Emaús, acercarse, reconocer, escuchar, y asumir la vida de los jóvenes. En sus lugares vitales.
- Discernir: confrontando las realidades vividas y sus contextos, con la propuesta de Jesús y de la Iglesia.
- Convertir: a partir de encuentro con Jesús y con la vida de los jóvenes, queremos volver por otro camino a la manera de los discípulos del Resucitado, para salir a anunciar la Buena Nueva del Encuentro que ha transformado su vida.
Ojalá que durante estos días puedan cada una de ustedes, ofrecer sus pasos peregrinos sus sacrificios y logros, en pro de este proyecto evangelizador que tiene como centro a los jóvenes. Que la Virgen María de Guadalupe les sostenga y acompañe.
En la Sede Episcopal de Santiago de Querétaro, Qro., a los 6 días del mes de julio del año 2018.
Fraternalmente en Cristo y María.
+ Faustino Armendáriz Jiménez
Obispo de Querétaro
Prot. OP. N. 14/2018/M.