Con motivo de la XXIVa ASAMBLEA DIOCESANA DE PASTORAL realizada este día – 19 de noviembre – aquí en las instalaciones del Seminario de la Diócesis de Querétaro, aunque todos estarán ya informados, les notifico de nuevo que el Papa Benedicto XVI ha promulgado el AÑO DE LA FE concediendo a todos los fieles de la Iglesia la indulgencia plenaria desde su apertura – el día 11 de octubre del 2012 – hasta su clausura el 24 de noviembre del 2013.
El AÑO DE LA FE
El Año de la fe es un tiempo propicio para preguntarnos ¿cómo hemos ayudado nosotros a evitar o fomentar los males presentes?
Cuando el Papa Paulo VI convocó un Año de la Fe, expresó unas palabras que resultan muy actuales: “Que cada cual se examine para ver lo que ha hecho hasta aquí y lo que debe hacer todavía. No basta recordar principios generales, manifestar propósitos, condenar las injusticias graves, proferir denuncias con cierta audacia profética; todo ello no tendrá peso real si no va acompañado en cada hombre por una toma de conciencia más viva de su propia responsabilidad y de una acción efectiva. Resulta demasiado fácil echar sobre los demás la responsabilidad de las presentes injusticias, si al mismo tiempo no nos damos cuenta de que todos somos también responsables, y que, por tanto, la conversión personal es la primera exigencia”1.
Esta conversión personal implica rechazar la doble vida, “no puede haber dos vidas paralelas: por una parte, la denominada vida espiritual, con sus valores y exigencias; y por otra, la denominada vida secular, es decir, la vida de familia, del trabajo, de las relaciones sociales, del compromiso político y de la cultura”2.
Y si la unidad de vida es una exigencia para los fieles cristianos laicos, con mayor razón lo es para los ministros ordenados y las personas consagradas. La conversión personal es fruto de un encuentro. Encuentro no con una idea o con unas normas, sino con “un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”3.
EL COMPROMISO, EL TESTIMONIO
Todos tenemos algo que hacer y aportar para transformar los estilos de vida que excluyen a Dios y que, por lo mismo, provocan tanta pobreza y sufrimiento. Providencialmente en el proceso del Plan Diocesano de Pastoral, durante el Año de la Fe, nos corresponde “PROMOVER LA CARIDAD EN LA VERDAD: LA PASTORAL SOCIAL”.
La Fe auténtica lleva a la práctica de la Caridad cristiana, la cual se manifiesta con obras. Estas obras, en nuestras parroquias y comunidades, deberán realizarse de forma cada vez más organizada, para ir conformando, fortaleciendo y renovando la pastoral social.
La pastoral social es el conjunto de acciones, creativas y coordinadas, que una comunidad cristiana realiza ante aquellas situaciones contrarias al plan de Dios y a la dignidad del hombre, especialmente de los más pobres4. Con estas acciones (=pastoral social), la Iglesia busca que la vida de los hombres y mujeres de nuestras parroquias y comunidades sea, en “todos sus aspectos, más humana”5. Es claro que este compromiso, para que esté verdaderamente al servicio del Reino, debe inspirarse en la caridad; por eso sus fuentes principales son el Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia.
APERTURA SOLEMNE DEL AÑO DE LA FE
EN EL RECINTO SANTO DE NUESTRO SEMINARIO Y ANTE USTEDES LOS AGENTES DE LA PASTORAL DIOCESANA: LAICOS, VIDA CONSAGRADA Y PRESBÍTEROS, REPRESENTANDO LA FELIGRESÍA COMPLETA, SIENDO LAS 18. 50 HORAS DEL DÍA 19 DE NOVIEMBRE DEL AÑO 2012, DECLARO SOLEMNEMENTE INAUGURADO EL AÑO DE LA FE EN LA DIÓCESIS DE QUERÉTARO, AÑO QUE CONLLEVARÁ UNA ACENTUACIÓN ESPECÍFICA DE ‘LA PASTORAL SOCIAL’. APROVECHEMOS ESTA BENDICIÓN ACTUAL DE DIOS.
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1. PABLO VI, Carta Ap. Octogesima adveniens, 48. 2. JUAN PABLO II, Exh. Ap. Christifideles laici, 59. 3. V CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO, DA 12. 4. Cf. P. JARAMILLO RIVAS, Cáritas en la Pastoral Social, IMDOSOC, México 2002, p. 18. 5. RH 15.