Dos veces por año los obispos mexicanos nos reunimos en asamblea plenaria para analizar la situación religiosa de nuestro país y proyectar acciones pastorales concretas que respondan a los nuevos desafíos que se presentan. La realidad cambiante de esta “sociedad líquida” en que nos movemos, nos obliga a los pastores a una vigilancia atenta y continua. Acabamos de celebrar la Asamblea Plenaria numero LXXXIV en la cual analizamos los contenidos y las acciones pastorales que se desprenden del documento de los obispos latinoamericanos emanado de la reunión de Aparecida, Brasil. Poco a poco iremos dando cuenta de todo este trabajo y proyecto pastoral.
Quiero aquí hacer saber dos asuntos que sin duda interesan a los fieles católicos. El primero es acerca de la situación de los hermanos damnificados y desplazados de los estados de Tabasco y Chiapas. Los señores obispos de esas diócesis nos dieron información completa de la actividad realizada por ellos, por los señores sacerdotes, las organizaciones católicas de sus parroquias y de la ciudadanía en general. La Iglesia en pleno, pastores y fieles, se han movilizado para ayudar a sus hermanos. Agradecen de corazón la ayuda constante que están recibiendo por medio de Caritas y que se hace llegar a sus destinatarios con religioso cuidado. Nuestra Caritas de Querétaro ha enviado a los señores obispos de Tabasco y de Tuxtla Gutiérrez lo que hasta el presente ha recibido. Los fieles católicos pueden estar seguros que sus donativos, producto de su esfuerzo y privaciones, llegan a su destino. Les comunico estas cosas porque la labor de los obispos, sacerdotes, parroquias, movimientos eclesiales y ciudadanos en general no aparece en los medios de comunicación, como si la Iglesia fuera la gran ausente. No es así; la Iglesia está presente, activa y operante en medio de esa gran tragedia que sentimos nuestra. Los medios de comunicación tienen sus propios criterios y sus particulares intereses en las noticias que difunden, entre los cuales no cuenta la acción de los fieles católicos ni la de sus pastores.
El otro asunto es la solidaridad fraterna que todos los obispos manifestamos en esa Asamblea Plenaria al señor arzobispo de México el señor cardenal Norberto Rivera, con ocasión de los agravios y acusaciones de que últimamente ha sido objeto. Los fieles católicos deben saber que los obispos de México somos solidarios unos con otros y que ahora, ante los agravios que de parte de grupos ideológicos anticatólicos ha recibido el señor Cardenal, le hemos manifestado nuestro apoyo fraterno y solidario. La claridad con que se ha expresado el señor Cardenal sobre algunos asuntos vitales para la fe de sus fieles y de la Iglesia en general, han sido el detonador de esos agravios, cosa que sabemos muy bien siempre va a producir el anuncio del Evangelio. Esto debe mover a los hijos de la Iglesia a un mayor aprecio por su fe, por su Iglesia y a orar por sus pastores.
† Mario De Gasperín Gasperín Obispo de Querétaro