Este año 2018, se cumplen 50 años de la II Conferencia del Episcopado Latinoamericano, realizada en la ciudad de Medellín, Colombia, en 1968. Con ese motivo el Celam, la Confederación de Religiosos de Latinoamerica, Clar; Caritas Latinoamericana y la Arquidiócesis de Medellín, han programado un Congreso Eclesial para celebrar el medio siglo de tan importante acontecimiento de la Iglesia Latinoamericana..
Camino a ese Congreso Eclesial, reproducimos aquí un artículo de recuento histórico, publicado por el Celam en octubre de 2015.
El primer personaje que hay que mencionar es Don Manuel Larraín, obispo de Talca en Chile, hombre de cuerpo frágil y mirada larga, que dio al CELAM el impulso profético que lo marcó en aquellos tiempos. Fue elegido Presidente del CELAM en la segunda de las tres reuniones (1964) que se celebraron en Roma durante el Concilio. Y fue reelegido en la de 1966, con el afán de reorganizar totalmente el Consejo en vista de las experiencias tenidas y para poder llevar a cabo las tareas que iba indicando el Vaticano II. Para que no hubiera dudas en el estilo que se pretendía, Dom Helder Cámara figuraba como Primer Vicepresidente.
Cuando acababa el Concilio, Don Manuel concertó con los Obispos latinoamericanos presentes en Roma la celebración de una Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (la primera se había celebrado en Río de Janeiro en 1955 y en ella nació el CELAM) que permitiera la adaptación del Concilio a la realidad de nuestra Iglesia local. Corría la década de los 60, tan cargada de esperanzas e ilusiones en todos los campos.
Los sueños de Don Manuel se vieron truncados por su muerte trágica, inesperada, el 22 de junio de 1966. En la Reunión del CELAM, celebrada poco después en Mar del Plata, Argentina, del 9 al 16 de octubre de 1966, fue elegido Presidente Dom Avelar Brandao Vilela, Arzobispo de Teresina en Brasil, que se desempeñaba como Vicepresidente junto a Don Manuel. Continuó su línea, su pensamiento generoso, y el proyecto Medellín siguió su curso.
Otra figura destacada es la de Monseñor Eduardo Pironio -hoy siervo de Dios – Obispo Auxiliar de La Plata, en Argentina. Fue elegido Secretario General del CELAM en la reunión de Lima, celebrada entre el 19 y el 26 de noviembre de 1967. En aquel encuentro se perfiló ya la primera agenda para la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. Pironio vino a infundir en todo el trabajo de preparación, y luego de realización, su talante de teólogo recio y su espíritu místico, marcado por su amor a la Iglesia, a María, inseparables, a todo lo que representase un crecimiento en espiritualidad honda, comprometida. En noviembre de 1972, en Sucre, Bolivia, fue elegido Presidente del CELAM.
Fundamental es sin duda Pablo VI. Por primera vez en la historia de la Iglesia, un Papa cruzaba el Atlántico y llegaba a estas tierras. No había sido originalmente Bogotá el lugar de su destino. Llegó primero, para presidir el XXXIX Congreso Eucarístico Internacional, preparado por la Conferencia Episcopal Colombiana. Y luego para inaugurar en la Catedral Metropolitana la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, esperando que ésta “desde el puesto que le compete, ante cualquier problema espiritual, pastoral y social, prestará su servicio de verdad y de amor en orden a la construcción de una nueva civilización moderna y cristiana”, concluía Pablo VI en su alocución. Al terminar, agotadas ya sus fuerzas físicas, tuvo todavía energía para trasladarse a la sede del Secretariado General del CELAM y bendecir su nuevo edificio, fruto de la generosidad de los católicos alemanes.
En total, participaron 249 personas entre: cardenales (8), arzobispos (45), obispos (92), sacerdotes y religiosos (70), religiosas (6), seglares (19) y observadores no católicos (9).
[1] Tomado del artículo de Roberto Oliveros “Medellín con nombres propios” publicado en la Revista “Christus Nº 757 de diciembre de 2006