I. DATOS HISTÓRICOS
1. Desde principios del siglo III se ha celebrado el “Triduo Sacro de Cristo Crucificado, Sepultado y Resucitado”, el Triduo Pascual. En ese tiempo, la celebración del Domingo de la Pascua comportó un ayuno preparatorio que comprendía dos días: el de la Pasión y Muerte de Cristo y el de su Sepultura.
2. Este ayuno de purificación de preparación para celebrar la Pascua de Cristo se extendió, en toda la Iglesia durante el siglo IV, a un período específico de cuarenta días; período que se llamó quadragesima, es decir: la cuaresma.
3. Independientemente del ayuno pascual, apareció en Egipto un ayuno de 40 días a fines del siglo III o comienzos del IV. Tenía como fin, no tanto preparar la Pascua cuanto celebrar el ayuno del Señor en el desierto después de su Bautismo. Costumbre que muy pronto adoptó la forma de una preparación penitencial para la celebración de la Muerte y Resurrección del Señor: “Celebremos la fiesta, no con levadura vieja” (I Cor 5, 8).
4. La anticipación del ayuno cuaresmal al miércoles de ceniza.
A principios del siglo VI se quisieron asegurar cuarenta días de ayuno efectivo preparatorio a la Vigilia Pascual y Domingo de Resurrección, pues los Domingos de Cuaresma quedaron exentos de dicha práctica; por lo cual fue necesario comenzar los cuarenta días de ayuno cuaresmal desde el miércoles anterior al primer Domingo de Cuaresma (GE, n. 195, 225, 283).
El Ordo 22 a fines del siglo VIII nos ha dejado su descripción (OR 22, Andrieu OR 3, p. 251-262). Todo el pueblo se reunía en Santa Anastasia, a los pies del Palatino. El Papa abría la celebración, y luego se subía en procesión al Aventino para celebrar la primera Misa cuaresmal en Santa Sabina. Durante la procesión se cantaba la antífona Inmutemur habitu in cinere et cilicio.
Ahora bien, sabemos que el tiempo de la Cuaresma como anticipación del Triduo Sacro tiene cinco semanas completas de Cuaresma (= 35 días) y más cinco días de la Semana Santa (Domingo de Ramos, Lunes, Martes, Miércoles y Jueves Santo): suman 40 días. Los seis domingos (5 de Cuaresma y el ‘de Ramos y de la Pasión del Señor’) estuvieron exentos de la práctica del ayuno (son el ‘Día del Señor’); por tanto esos 40 días, menos los 6 días (de los domingos) 40 – 6 = 34 días. Si a estos días sumamos los dos días fijos, ya indicados de ayuno, del Viernes y Sábado Santo contamos 36 días. Para completar la cuarentena de la práctica del ayuno anterior a la Celebración de la Vigilia Pascual y Domingo de Resurrección, sumamos los cuatro días anteriores al primer domingo de Cuaresma: Miércoles de Ceniza, Jueves, Viernes y Sábado después de Ceniza: 36 + 4 = 40.
5. Los Domingos del Tiempo de Cuaresma reciben el nombre de Domingos I, II, III, IV y V de Cuaresma. Al Domingo sexto, con el que empieza la Semana Santa, se le denomina ‘Domingo de Ramos y de la Pasión del Señor’ (NUALC 30).
II. CONCLUSIONES
La finalidad ha sido cumplir en AYUNO Y PENITENCIA con 40 días de preparación para la celebración de la Vigilia Pascual, la Noche Santa de la Resurrección del Señor.
Los DOMINGOS fueron exentos de la práctica del ayuno.
Los 40 días de AYUNO no coinciden con los días que forman el Tiempo de la Cuaresma.
En la actualidad el ‘TIEMPO DE CUARESMA’ abarca desde el Miércoles de Ceniza hasta la Misa Vespertina de la Cena del Señor del Jueves Santo, exclusive (NUALC 28).
El VIERNES y SÁBADO SANTO han sido días de ayuno y penitencia hasta hoy.
El TRIDUO PASCUAL está formado por el Viernes Santo, el Sábado Santo y el Domingo de Pascua, días a vivirse como ‘el punto culminante de todo el Año Litúrgico’ (NUALC 18).
Nota: NUALC es la sigla de un documento que se titula “Normas Universales sobre el Año Litúrgico y sobre el Calendario Romano” y se encuentra en los prenotandos iniciales del Misal Romano, el libro litúrgico del altar. En este artículo quiero impulsar la importancia del Misterio Pascual: en su preparación con el tiempo de Cuaresma y en su celebración con el Triduo Pascual y durante el tiempo de Pascua.
Pbro. José Guadalupe Martínez Osornio Presidente de la Comisión Diocesana para la Pastoral Litúrgica Artículo publicado en el semanario «Diócesis de Querétaro» el 1° de junio de 2014