El Papa Francisco en su mensaje para la cuaresma 2014, se dirige a nosotros los cristianos como lo hizo San Pablo a los de Corinto, pidiéndonos que seamos generosos. Esta exhortación para el desprendimiento que nos hace el Papa, tiene como ejemplo a Cristo: “Pues conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el cual, siendo rico, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su riqueza” (2 Cor 8,9). Se trata de un acto de fe y de amor a Cristo para dar dándose por la vida necesitada de ayuda y salvación. Como cristianos tenemos esa misión de servir en el amor al hermano como el Buen Samaritano que sin prejuicios de ningún tipo auxilió y se comprometió por la vida del otro que estaba en riesgo de morir. (Lc. 10,25ss).
Pero en este ambiente social individualista y de estilo religioso sin gran sensibilidad y conciencia colectiva tenemos que hacer eco al mensaje del Papa de tal manera que la gran mayoría de nosotros los cristianos nos sintamos interpelados por esta actitud evangélica de ver y actuar por los pobres y desde los pobres.
Dice el Papa “El amor nos hace semejantes, crea igualdad, derriba los muros y las distancias”. Es la lógica de Dios para liberarnos de nuestra miseria egoísta de no vivir como hijos de Dios y hermanos en Cristo.
Ser generosos, desprendidos y dar desde nuestra pobreza, es decir, desde nuestras limitaciones a quienes necesitan de nosotros, es no solo desprendernos de algo, sino una oportunidad conjunta, de unir esfuerzos y esperanzas por un cambio de mente y corazón (conversión) por la dignidad de todo ser humano como hijo de Dios.
Ante este estilo salvífico de Jesús, que se hizo pobre para enriquecernos, nos dice el Papa: “los cristianos estamos llamados a mirar las miserias de los hermanos, a tocarlas, a hacernos cargo de ellas y a realizar obras concretas a fin de aliviarlas”. Estas miserias son tanto materiales, morales y espirituales que requieren conversión de las conciencias a la justicia, a la igualdad, a la sobriedad y al compartir y en el que Dios es el único que verdaderamente salva y libera.
Es el Evangelio, afirma el Papa, el verdadero antídoto contra la miseria espiritual, este es el anuncio que estamos llamados a llevar, que el amor y el perdón de Dios es más grande que nuestros pecados y que estamos hechos para la comunión y para la vida eterna. “Unidos a Él, podemos abrir con valentía nuevos caminos de evangelización y de promoción humana.
Y nos pide que estemos dispuestos a testimoniar el amor y la misericordia de Dios a cuantos viven en la miseria, hasta abrazar en Cristo a cada persona, que “podremos hacerlo en la medida en que nos conformemos a Cristo, que se hizo pobre y nos enriqueció con su pobreza”.
También nos recuerda que “La cuaresma es un tiempo adecuado para despojarse y nos hará bien preguntarnos de qué podemos privarnos a fin de ayudar y enriquecer a otros con nuestra pobreza. No olvidemos que la verdadera pobreza duele; no sería válido un despojo sin esta dimensión penitencial. Desconfío de la limosna que no cuesta y no duele”.
Termina su mensaje, el Papa Francisco, invocando al Espíritu Santo para que “sostenga nuestros propósitos y fortalezca en nosotros la atención y la responsabilidad ante la miseria humana, para que seamos misericordiosos y agentes de misericordia”; asegurándonos su oración por nosotros y pidiéndonos también que recemos por él.
Estimados herman@s y amig@s todos no dejemos de leer y reflexionar el mensaje de cuaresma del Papa, será muy provechoso para ayudarnos a celebrar el Misterio Pascual. Que Dios los bendiga.
Pbro. Gabino Tepetate Hernández