1. LECTURA DEL TEXTO: Lc 12,49-52
(Se pide la luz del Espíritu Santo)
Ven, bondadosísimo consolador del alma que sufre, ayuda en la prueba y en el descanso. Ven, tú que purificas las manchas, tú que curas las llagas. Ven, fuerza de los débiles, sostén de los que caen. Ven doctor de los humildes, vencedor de los orgullosos. Ven, dulce Padre de los huérfanos, juez de las viudas lleno de mansedumbre. Ven, estrella de los navegantes, puerto de los náufragos. Ven, esperanza de los pobres, consuelo de los que desfallecen. Ven, gloria insigne de todos los vivos. Ven, el más santo de los espíritus; ven y ten piedad de mí. Hazme conforme a tí e inclínate hacia mí con benevolencia para que mi pequeñez encuentre gracia ante tu grandeza, mi impotencia ante tu fuerza; según tu inmensa misericordia por Jesucristo mi salvador, que vive en unidad con el Padre y contigo, y que siendo Dios, reina por los siglos de los siglos. Amén (Juan de Fécamp).
(Cada uno lee en su Sagrada Escritura)
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “He venido a traer fuego a la tierra, ¡y cuánto desearía que ya estuviera ardiendo! Tengo que recibir un bautismo, ¡y cómo me angustio mientras llega! ¿Piensan acaso que he venido a traer paz a la tierra? De ningún modo. No he venido a traer la paz, sino la división. De aquí en adelante, de cinco que haya en una familia, estará divididos tres contra dos y dos contra tres. Estará dividido el padre contra el hijo, el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra. Palabra del Señor.
Repasar el texto leído
(Se pregunta a los participantes y responden leyendo los versículos en su Biblia)
- ¿Qué ha venido a traer Jesús sobre la tierra y qué desearía? v.49
- ¿Qué tiene qué recibir Jesús y cómo se encuentra mientras llega? v.50
- ¿Vino Jesús a traer paz a la tierra? v.51
- ¿Qué pasará con cinco que haya en una casa? v.52
- ¿Quiénes estarán divididos en la cas? v.53
Explicación del texto
En este pasaje de la Escritura Jesús expresa las profundidades de su espíritu, que habla de su propia misión.
Dice Jesús que ha venido a traer fuego sobre la tierra. El fuego es habitualmente una figura del juicio de Dios, así lo expresa Juan el Bautista cuando dice que el Mesías bautizará con espíritu y fuego, porque ha llegado la hora de recoger la cosecha (cf. 3,16-17). Aquí parece que se trata del fuego que separará y purificará a los que están destinados a participar del reino de Dios.
Jesús dice que tiene que recibir un bautismo y se siente angustiado mientra llega el momento. Se refiere a su pasión inminente, en la que se sumergirá. Esta imagen se deriva del Antiguo Testamento (cf. Sal 124,4-5) y señala las profundidades de la tristeza y el dolor que le aguardan según su condición humana. La angustia que experimenta implica un matiz de ansiedad o congoja, una fuerza intolerable frente a la que no es posible dominarse.
Desconcierta Jesús cuando dice que no ha venido a traer la paz. Pero por su puesto que es mensajero de la paz en el más auténtico y elevado sentido de la palabra. La fórmula que utiliza refleja la experiencia de la Iglesia primitiva. El evangelio era motivo de división en las familias, parece referirse especialmente a las familias judías. Desde el inicio se calumnia y se odia a los que han creído en Jesús y no siguen el culto al emperador romano, esto aún dentro de la misma familia. El resultado inmediato de anuncio del evangelio fue la discordia dentro de la comunidad judía, que afectó a las relaciones familiares.
Jesús no tolerará la paz a cualquier precio, su afirmación es de un tono irónico, no es su intención apoyar la tranquilidad de un “status de vida” sino traer la espada que separa a los hambrientos de los satisfechos, un cristiano no puede establecerse en la comodidad de la vida, sino estará inquieto por las injusticias.
2. MEDITACIÓN DEL TEXTO
(Cada participante puede compartir su reflexión personal)
La presencia de Jesús entre los hombres es un signo cuestionante, su bondad y su amor confrontan las conductas de los hombres. Por eso podemos hablar de que trae un fuego purificador, que juzga y que sugiere castigo o purificación. Pero también sugiere la futura presencia del Espíritu que prometió y cumplió el día de Pentecostés, y así debió haber sido entendida esta frase por el evangelista san Lucas.
De lo que estamos ciertos es que este texto se refiere a los momentos decisivos de la humanidad, tal y como los describen los textos escatológicos del Antiguo Testamento (Is 66,15-16; Ez 38,32; Ml 3,19).
El bautismo significa “sumergir”, Jesús recibirá un bautismo que le causa angustia que no puede reprimir. Será sumergido en la pasión y en el dolor, el precio que tiene que pagar por la salvación de nosotros los hombres y de los hombres de todos los tiempos.
Esta misma suerte es la que enfrentarán los discípulos de Jesús, estar dispuestos al sufrimiento y al sacrificio de la propia vida para la salvación de los hermanos. Estar dispuestos a entregar la propia vida para dar vida al prójimo.
Es verdad lo que dice Jesús sobre la división en las familias a causa de la fe en él. Una consecuencia de aceptar la predicación de la Iglesia, es la división en la misma casa, donde alguno no está de acuerdo en el cambio de vida y de hábitos que se asumen siguiendo a Jesús, el cristiano se convierte en un signo que cuestiona la vida de los otros.
A pesar de la división que lleva consigo la fe en Jesús se vive en paz, en la paz que el mismo Jesús nos dejó, no una paz libre de problemas o de conflictos sino la que se vive desde el corazón cuando se cuenta con la presencia del mismo Dios. No es la comodidad, ni la tranquilidad no exigente que es propia del anuncio de los falsos profetas (Jr 6,14; 8,11).
3. COMPROMISO PERSONAL Y COMUNITARIO
(Cada participante puede proponer compromisos personales y comunitarios)
- Agradecer la presencia de Jesús en medio de la comunidad por medio del Espíritu que purifica y transforma.
- Pedir cada día la conversión del corazón.
- Ser conscientes de que el discipulado trae consigo el compromiso de la entrega de la propia vida por el bien de los demás.
- No vivir en la comodidad engañosa de una falsa paz, sino en el riesgo de cuestionar las estructuras de pecado.
- Estar dispuestos a caminar con el rechazo y hasta el odio de quienes no aceptan a Jesús y no están de acuerdo con el modo de vida cristiano aún en la misma familia.
4. ORACIÓN
(Se puede hacer una oración donde participe quien guste en voz alta y den gracias a Dios por la Palabra escuchada o recitar alguna oración ya formulada)
Señor, hazme un instrumento de tu paz: donde haya odio, ponga yo amor, donde haya ofensa, ponga yo perdón, donde haya discordia, ponga yo armonía, donde hay error, ponga yo verdad, donde haya duda, ponga yo la fe, donde haya desesperación, ponga yo esperanza, donde haya tinieblas, ponga yo la luz, donde haya tristeza, ponga yo alegría. Oh, Señor, que no me empeñe tanto en ser consolado como en consolar, en ser comprendido, como en comprender, en ser amado, como en amar. Porque dando se recibe, olvidando se encuentra, perdonando se es perdonado, muriendo se resucita a la vida. (San Francisco de Asís).Lectio Divina preparada por el Pbro. José Luis Salinas Ledesma, Rector del Seminario Conciliar de Nuestra Señora de Guadalupe.