1. LECTURA DEL TEXTO: Mc 6, 1-6
(Se pide la luz del Espíritu Santo)
Ven Espíritu Santo
llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Tú eres la fuerza que vigoriza
nuestro trabajo.
Tú, el aliento que vivifica
nuestra alma.
Tú la luz que ilumina
nuestra mente.
Tú el motor de nuestras buenas obras.
Danos docilidad
para seguir tus mandatos
y que gocemos siempre
de tu protección.
(Cada uno lee en su Sagrada Escritura)
En aquel tiempo, Jesús fue a su tierra en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, se puso a enseñar en la sinagoga, y la multitud que lo escuchaba se preguntaba con asombro: “¿Dónde aprendió este hombre tantas cosas? ¿De dónde le viene esa sabiduría y ese poder para hacer milagros? ¿Qué no es éste el carpintero, el hijo de María, el hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿No viven aquí, entre nosotros, sus hermanas?”. Y estaban desconcertados. Pero Jesús les dijo: “Todos honran a un profeta, menos los de
su tierra, sus parientes y los de su casa”. Y no pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó a algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y estaba extrañado de la incredulidad de aquella gente. Luego se fue a enseñar en los pueblos vecinos. Palabra del Señor.
Repasar el texto leído
(Se pregunta a los participantes y responden leyendo los versículos en su Biblia)
- ¿A dónde fue Jesús y quiénes le acompañaban? v. 1
- ¿Cuándo y dónde se puso a enseñar? v. 2a
- ¿Cómo quedaba la multitud al escucharlo y qué preguntaban? v. 2b-3
- ¿Qué les dijo Jesús? v .4
- ¿Pudo hacer allí algún milagro? v. 5
- ¿De qué estaba extrañado Jesús y adónde se fue? v. 6
Explicación del texto
El propósito de Jesús al visitar su tierra era predicar el reino de Dios como lo hacía en todos los lugares por donde pasaba, con su palabra y con sus milagros. Iba acompañado por los discípulos que habrían de aprender una útil lección para su propio ministerio, al presenciar el rechazo de Jesús por sus propios conciudadanos, deberán estar dispuestos a seguir la misma suerte. Se prefigura aquí el rechazo y la oposición de la mayoría de los judíos que más tarde llevarán a Jesús a la muerte. La gente que escucha a Jesús está asombrada de su sabiduría al escucharlo por que sabían que no había asistido a ninguna escuela rabínica.
Las preguntas que se hacían: “¿Dónde aprendió este hombre tantas cosas? ¿De dónde le viene esa sabiduría y ese poder para hacer milagros? ¿Qué no es éste el carpintero, el hijo de María, el hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿No viven aquí, entre nosotros, sus hermanas?” reflejan el paso de la admiración por Jesús al escepticismo y la mala voluntad. Había vuelto a su tierra con la reputación de un profeta y de un taumaturgo (quien hace curaciones), pero sus conciudadanos se escandalizaban de Él. Éste es el único lugar en que se le llama hijo de María, pues siempre se utiliza el nombre del padre, pero aquí debe entenderse como un insulto. La actitud de éstos era debida a que conocían bien a sus parientes y su modo humilde de vivir, indigno, según ellos, para recibirle como a un maestro enviado por Dios.
Jesús responde al escepticismo de sus conciudadanos con un proverbio que refleja la verdad bien sabida de que la envidia y la familiaridad predisponen mal frente a una persona conocida. Las palabras de Jesús revelan por qué se han escandalizado ellos y reafirman, al propio tiempo, su condición de profeta. El poder de Jesús para obrar milagros no estaba limitado ni se había perdido, sino que faltaba la fe de sus conciudadanos, la cual es exigida para el ejercicio de ese poder, aunque algunos pocos creyeron. Quienes no demuestran el respeto y el honor que se debe a un profeta divino impiden necesariamente que lleguen a ellos los maravillosos beneficios que podría otorgarles.
Este pasaje trata del final trágico y dramático del ministerio de Jesús en Galilea, que prefigura el rechazo de todo Israel. Al mismo tiempo marca el comienzo de una nueva etapa ministerial en que los Doce tendrán un papel más activo en la misión apostólica de toda la Iglesia, especialmente en cuanto que tendrán que misionar a los de afuera del judaísmo.
2. MEDITACIÓN DEL TEXTO
(Cada participante puede compartir su reflexión personal)
El evangelio de Marcos se centra en la actividad que realiza Jesús con la finalidad de predicar el reino de Dios. En el texto que leímos se narra cómo con ese propósito se dirige a su tierra natal. La reacción de sus conciudadanos al preguntar: “¿Dónde aprendió este hombre tantas cosas? ¿De dónde le viene esa sabiduría y ese poder para hacer milagros?”, era una reacción normal, eran las interrogantes que Jesús quería suscitar. Quién no se pregunta por Jesús no puede conocerle, no podemos contentarnos con un fideísmo sin el ejercicio de la razón.
Estas preguntas, según los estudiosos, orientan todo el Evangelio de Marcos y se nos plantean a nosotros aún en la actualidad. En aquel tiempo los paisanos de Jesús no tenían respuestas a dichas preguntas ya que no contaban con el conocimiento de Jesús que ahora tenemos nosotros. Por lo tanto su actitud era hasta cierto punto comprensible y hasta justificable. Nosotros, en la actualidad, sí sabemos quien es Jesús y quien le ha dado tal poder. La Sagrada Escritura como Palabra revelada nos explica el plan de salvación de Dios nuestro Padre y cómo ha enviado a su Hijo Jesucristo para que anuncie el Reino de los cielos y realice la salvación de los hombres entregando su viva en la cruz.
Hoy contamos también con la guía del Magisterio de la Iglesia, el Papa y los obispos, quienes son los maestros en la interpretación de la Sagrada Escritura. Tenemos además acceso a muchas herramientas para conocer la Sagrada Escritura, gracias a los grandes avances científicos y tecnológicos en materia de la globalización de la comunicación. Con todos estos avances sabemos que Pablo en sus escritos nos dice que Jesús es el principio, centro y meta de la historia. Que por su fidelidad Dios le otorgó el poder sobre todas las cosas y le dio el Nombre que está sobre todo nombre, para que ante el nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos.
La cuestión que se nos plantea en la lectura de este texto es: nosotros ¿qué actitud adoptamos ante la presencia de Jesús? En verdad creemos en Él o nos quedamos, como sus paisanos, en una visión de categorías puramente humanas en las que la envidia sólo les permitía apreciar los lazos familiares de Jesús y preguntaban: ¿no es este el hijo del carpintero? Si Jesús se presentara en nuestros días ¿no se retiraría extrañado por nuestra falta de fe?
3. COMPROMISO PERSONAL Y COMUNITARIO
(Cada participante puede proponer compromisos personales y comunitarios)
- Profundizar en el conocimiento de Jesús para obtener esa disposición interior que haga posible recibir la salvación.
- Anunciar el evangelio del reino de Dios en mi ambiente: familia, trabajo, parroquia, etc.
- Impulsar la misión continental con mucho empeño, que nace del encuentro personal con Jesús.
- Estudiar y prepararme para enseñar la fe que profeso y ayudar en el ministerio de la catequesis.
- Intensificar la oración personal para conocer no solamente con la razón sino también con el conocimiento espiritual que me comunica Jesús.
4. ORACIÓN
(Se puede hacer alguna oración en voz alta donde participen quienes gusten dando gracias a Dios por la Palabra escuchada. Se puede recitar algún salmo o alguna oración ya formulada)
Creo, aunque todo te oculte a mi fe.Creo, aunque todo me diga que no.
Porque he basado mi fe
en un Dios que no cambia
en un Dios que es amor.
Porque he fundado mi vida
en palabra sincera,
en palabra de amigo,
en palabra de Dios.
Porque el cristiano que tiene
a Dios por amigo,
no vacila en la duda
se mantiene en la fe.
Creo, aunque veo a los hombres odiar.
Creo, aunque veo a los niños llorar.
Porque aprendí con certeza
que Él sale al encuentro en las horas más duras, con su amor y su luz.
Creo Señor, pero aumenta mi fe.