Preparada por el Pbro. José Luis Salinas Ledesma, Rector del Seminario Conciliar
1. LECTURA DEL TEXTO: Mt 5, 17-37
(Se pide la luz del Espíritu Santo)
Ven, Espíritu Santo,
Llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos
el fuego de tu amor.
Envía, Señor, tu Espíritu.
Que renueve la faz de la Tierra.
Oración:
Oh Dios,
que llenaste los corazones de tus
fieles con la luz del Espíritu
Santo; concédenos que,
guiados por el mismo Espíritu,
sintamos con rectitud y
gocemos siempre de tu consuelo.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
(Cada uno lee en su Sagrada Escritura)
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No crean que he venido a abolir la ley o los profetas; no he venido a abolirlos, sino a darles plenitud. Yo les aseguro que antes se acabarán el cielo y la tierra, que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley. Por lo tanto, el que quebrante uno de estos preceptos menores y enseñe eso a los hombres, será el menor en el Reino de los cielos; pero el que los cumpla y los enseñe, será grande en el Reino de los cielos. Les aseguro que si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, ciertamente no entrarán ustedes en el Reino de los cielos.
Han oído que se dijo a los antiguos: No matarás y el que mate será llevado ante el tribunal. Pero yo les digo: Todo el que se enoje con su hermano, será llevado ante el tribunal; el que insulte a su hermano, será llevado ante el tribunal supremo, y el que lo desprecie, será llevado al fuego del lugar de castigo. Por lo tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda junto al altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano, vuelve luego a presentar tu ofrenda. Arréglate pronto con tu adversario, mientras vas con él por el camino; no sea que te entregue al juez, el juez al policía y te metan a la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado hasta el último centavo.
También han oído que se dijo a los antiguos: No cometerás adulterio. Pero yo les digo que quien mire con malos deseos a una mujer, ya cometió adulterio con ella en su corazón. Por eso, si tu ojo derecho es para ti ocasión de pecado, arráncalo y tíralo lejos, porque más te vale perder una parte de tu cuerpo y no que todo él sea arrojado al lugar de castigo. Y si tu mano derecha es para ti ocasión de pecado, córtatela y arrójala lejos de ti, porque más te vale perder una parte de tu cuerpo y no que todo él sea arrojado al lugar de castigo.
También se dijo antes: El que se divorcie, que le de a su mujer un certificado de divorcio; pero yo les digo que el que se divorcia , salvo el caso de que vivan en unión ilegítima, expone a su mujer al adulterio, y el que se casa con una divorciada comete adulterio.
Han oído que se dijo a los antiguos: No jurarás en falso y le cumplirás al Señor lo que le hayas prometido con juramento. Pero yo les digo: No juren de ninguna manera, ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es donde él pone los pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del gran rey. Tampoco jures por tu cabeza, porque no puedes hacer blanco o negro uno solo de tus cabellos. Digan simplemente sí, cuando es sí; y no, cuando es no. Lo que se diga de más, viene del maligno”. Palabra del Señor.
Repasar el texto leído
(Se pregunta a los participantes y responden leyendo los versículos en su Biblia)
- ¿Qué ha venido a hacer Jesús con la ley y los profetas? v. 17
- ¿Qué sucederá antes que deje de cumplirse la Escritura? v. 18
- ¿Qué pasará a quienes no cumplan y a quienes sí cumplan y enseñen los mandamientos de Dios? v. 19
- ¿Cómo debe ser la justicia de los discípulos de Jesús? v. 20
- ¿Cuáles son otras formas de matar al hermano? vv. 21-22
- ¿Qué debe hacer alguien que lleva su ofrenda al altar pero está enojado con su hermano? vv. 23-24
- ¿Qué se debe hacer con el adversario mientras se va de camino? vv. 25-26
- ¿Qué enseña Jesús con respecto al adulterio? vv. 27-30
- ¿Se puede divorciar el hombre de su mujer? vv. 31-32
- ¿Se debe o no jurar? vv. 33-37
Explicación del texto
La separación entre los primeros cristianos del resto del pueblo de Israel se dio paulatinamente. En un primer momento encontramos a los que se había convertido en cristianos orando en el mismo templo de Jerusalén junto con los demás judíos. Poco a poco los cristianos comienzan a separarse y se reúnen a orar y a celebrar la Eucaristía en las casas.
También en relación con la Escritura, los primeros cristianos se preguntan si estaban obligados a cumplir sus preceptos o habían sido abolidos por Jesús, y cómo debían ser interpretados. San Mateo intenta conciliar diversas tendencias que había en el momento, especialmente la interpretación restrictiva de los fariseos que era la tendencia dominante.
Según la doctrina de los fariseos el hombre debe practicar las obras buenas que le hacen justo ante Dios y lo llevan a la salvación. Sin embargo, su interpretación de la ley había caído en la casuística y en la trampa de cumplir lo mínimo imprescindible. Jesús nos dice que no ha venido a abolir la ley y los profetas sino a darles plenitud. Propone una vivencia de la ley desde dentro desde el corazón, sin barreras, a fondo en plenitud. Las enseñanzas de la ley y de los profetas no deben ser acotadas por una larga serie de preceptos, sino asumidas desde dentro, como expresión de la voluntad de Dios.
2. MEDITACIÓN DEL TEXTO
(Cada participante puede compartir su reflexión personal)
En el pasaje del evangelio de san Mateo que leemos este domingo Jesús nos enseña cuál debe ser la actitud de sus discípulos ante la ley y los profetas, es decir, ante la Escritura del Antiguo Testamento que así era llamada. La ley propone el bien y condena el mal, los profetas llaman a la observancia de esa ley e invitan a la conversión al Señor que siempre perdona.
Jesús cumple la voluntad del Padre amando a los hermanos. El amor no descuida el más mínimo detalle que para otro podría considerar sin importancia. No dejará de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley, manifiesta la grandeza en las atenciones más pequeñas. Quien no ama ve las normas como imposibles de observar o como ocasión para la transgresión. Quien ama lo cumple libremente todo, pero no por la fuerza de la ley, sino del amor.
La participación en el Reino de los cielos es proporcional a la capacidad de vivir el amor; el valor de una persona, su fineza y magnanimidad, es hacer y enseñar lo que el amor dicta. Así lo muestra Jesús en los cuatro ejemplos de hoy que seguramente eran cuestiones discutidas en la comunidad de san Mateo.
El precepto de no matarás no sólo se refiere a la muerte física, hay otras formas más sutiles de matar: el enfrentamiento, el insulto, el desprecio o la descalificación, van matando poco a poco al hermano en su dignidad que debe ser reconocida como hijo de Dios. En una comunidad de fe no se puede vivir bien con Dios y estar mal con el hermano por eso es necesaria la reconciliación; la ofrenda la recibe Dios cuando es muestra de una vida llena de amor.
El adulterio comienza en el corazón, es allí donde nacen los deseos que después se traducen en hechos. Hay que convertirse desde la raíz, ahí donde se toman las decisiones de la vida y nacen las acciones, para evitar que la mala levadura fermente toda la masa.
En cuanto al divorcio Jesús corrige la interpretación que las escuelas rabínicas habían dado sobre la ley de Moisés. Moisés permitió el divorcio debido a la dureza del corazón, pero en el designio del creador no es así, el hombre y la mujer que se unen deben permanecer unidos para siempre por el amor.
La necesidad de avalar la propia palabra con un juramento supone un clima de desconfianza. Sin embargo, la llegada del reino inaugura un clima de sinceridad, que hace innecesario el juramento. En este clima el sí y el no de los labios debe corresponder al sí y al no del corazón.
En resumen Jesús dice a sus discípulos: “si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, ciertamente no entrarán ustedes en el Reino de los cielos”. No basta conocer y cumplir la ley, es necesario una justicia que exceda los límites de la ley, es la justicia del Padre que ama, que perdona y salva gratuitamente a sus hijos, es una justicia excesiva porque el amor que la mueve no conoce medida, así la vivió Jesús quien entrego todo por amor. Entran en el Reino de los cielos los que aman a los otros como hermanos.
3. COMPROMISO PERSONAL Y COMUNITARIO
(Cada participante puede proponer compromisos personales y comunitarios)
- Estudiar la Sagrada Escritura en la escuela parroquial, o recibir cursos, para conocer su contenido y su mensaje.
- Reconocer que el Magisterio de la Iglesia, es decir, los pastores son quienes tienen la encomienda de interpretar auténticamente y enseñar el contenido de salvación de la Sagrada Escritura.
- Adquirir la Sagrada Escritura para leerla no sólo personalmente, sino también en grupo o en familia.
- Reconocer que no sólo es necesario conocer los mandamientos de la Iglesia, sino también vivir los con el testimonio diario.
- Vivir nuestra religión desde el corazón y que de ahí broten las buenas intenciones.
- Buscar acercarse a las personas que se les ha ofendido y pedir perdón.
4. ORACIÓN
(Se puede hacer una oración donde participe quien guste en voz alta y den gracias a Dios por la Palabra escuchada o recitar alguna oración ya formulada)
“Cuán benigno ha sido el Señor,
rico de bondad y misericordia hacia nosotros.
Ha querido que nosotros orásemos delante de
Dios invocándolo como a un padre,
y como Cristo es su Hijo, así también nosotros
somos llamados hijos suyos.
Ninguno de nosotros, se habría atrevido a decir
esta Palabra en la oración,
si Él no nos lo hubiese concedido.
Debemos recordar, hermanos queridos, y saber
que si llamamos a Dios Padre,
debemos vivir también como sus hijos para
que, como nosotros nos alegramos de tenerlo como
Padre, así Él se complazca de tenernos como hijos.
Vivamos como templos de Dios,
para que a todos quede claro que Él habita en nosotros;
nuestras acciones no sean contrarias al Espíritu.
Una vez llegados a ser espirituales y celestes,
Debemos pensar y actuar en consecuencia.
El mismo Dios Señor ha dicho: “Honraré a aquellos que me honren
Y despreciaré a aquellos que me desprecian”.
También el bienaventurado Apóstol ha escrito en su carta:
“No pertenezcan más a ustedes,
porque han sido comprados a un precio muy caro.
Glorifiquen por tanto, y lleven a Dios en su cuerpo”.
San Cipriano.