“¡Cuánto se ha hablado de la Nueva Evangelización! Y, sin embargo, no suficientemente. Sobre todo, porque la secularización, sus derivados y secuelas, efectivamente siguen adelante. ¡Ánimo, pues! Que el Espíritu Santo les acompañe iluminándoles y sosteniéndoles en todo momento!”.
Con estas palabras de aliento para todos los pastores de México, comenzaba su intervención el Nuncio del Papa en México, Mons. Christopher Pierre en la XCVI Asamblea del episcopado mexicano, señalando lo mucho que se ha escrito y reflexionado sobre la Nueva Evangelización; somos conscientes de lo mucho que hay que implementar para que la nueva evangelización sea una realidad con aquellos elementos que señalaba el Beato Juan Pablo II y que está en la base de cualquier consideración sobre el tema: nueva en su ardor, en su método y en su expresión.
Ahora nos regresamos a nuestra Diócesis, y sin duda todos anhelamos que la Nueva Evangelización sea una realidad a través de la realización de la Misión Continental Permanente en todo el territorio diocesano. Por ello, de manera concreta, me quedo con los siguientes elementos (pueden detectarse muchos más), como fruto de la reflexión en esta rica semana de encuentro fraternal con mis hermanos Obispos:
1. Me parece que un camino a seguir está en asumir y ver con claridad lo que el Papa dice cuando habla de la misión programática y de la misión paradigmática; no podemos dejar esta propuesta perdida entre tantas que hace el Santo Padre ya que son fundamentales para el aterrizaje de la obra evangelizadora en nuestras comunidades diocesanas y parroquiales.
2. La obra evangelizadora tiene que ser una fuerza en comunión, de nuestra Iglesia mexicana, para impulsar esa conmoción de la cual el Documento de Aparecida habla con esperanza (n. 362), sin fragmentaciones que reflejen la percepción de que son caminos e iniciativas locales. Uno de nuestros expositores, Mons. Rino Fisichela, Presidente del Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización, nos recordaba que “la comunión genera fecundidad y la fragmentación, esterilidad”. La misión continental tiene que hacerse sentir fuertemente con los elementos de la Nueva Evangelización: un nuevo ardor, nuevo método y nueva expresión. Ciertamente, el camino a seguir implica la formación de nuevos evangelizadores, en nuestros seminarios y en las comunidades parroquiales.
Para fortalecer e impulsar esta tarea, estará la catequesis al servicio de la evangelización.
3. En la CEM tenemos una estructura pastoral que orienta la organización en las Provincias eclesiásticas y las Iglesias particulares. A partir de 2005 iniciamos, con el acuerdo del pleno de la asamblea, un proceso de programación como fruto de la restructuración del cuadro pastoral de la Conferencia. Son ya varios años, y a la luz de las líneas de acción del documento de Aparecida y el magisterio del Papa Francisco tenemos la alternativa, de hacer una evaluación que ayude a eficientar más y más este cuadro pastoral inspirador, y cuyo impulso lo ha tenido por la ardua tarea de las Comisiones Episcopales.
4. Estos días han sido una oportunidad para renovar nuestro compromiso de pastores y continuar realizando, en realidades tan dispares, difíciles y dramáticas de nuestra Patria, lo que nos señala el Directorio para los Obispos Apostolorum Succesores: “El obispo suscita, coordina y organiza la pastoral en la Diócesis”. Además, el Papa Francisco, dando algunas pautas eclesiológicas, nos señaló en Brasil lo siguiente: “Quien conduce la pastoral, la misión Continental (sea programática como paradigmática), es el Obispo. El Obispo debe conducir, que no es lo mismo que mandonear… tomemos en serio nuestra vocación de servidores del santo pueblo fiel de Dios, porque en esto se ejercita y se muestra la autoridad: en el servicio” (Discurso del Santo Padre Francisco al CELAM).
Esto, ciertamente dentro de un proceso, resaltando el de la conversión pastoral, y con el seguimiento pertinente desde las instancias que prestan servicios pastorales, con el recurso de la interlocución, en las Provincias y Diócesis. Además del impulso que tenemos en las Provincias eclesiásticas, en un camino de dinamismo que genera la comunión de las iglesias, y que van dando sus frutos en los espacios de reflexión que hemos tenido en esta semana.
5. Es una Nueva Evangelización con carácter de urgencia, porque así lo exige la misión. El evangelio de San Mateo anota que Jesús “recorría toda Galilea”, destacando la premura de la predicación y la amplitud de la misma (Mt. 4, 23); además, la orden, que no es alternativa, es salir: “Vayan…” (Mc. 16,15).
Valoramos y reconocemos que hemos recorrido en las Iglesias Particulares una larga experiencia de evangelización, en muchos años de historia, en no pocas, sin embargo, me parece que esta asamblea sobre la Nueva Evangelización será un referente permanente y clave para asumir cada vez más la esencia de nuestro ministerio que es evangelizar, en un cambio de época que en no pocas ocasiones desconcierta por los vertiginosos cambios y desafíos que tenemos que afrontar especialmente el de la secularización, y ello con los métodos más apropiados para que el mensaje de la Buena Noticia llegue a todos, especialmente a los jóvenes y a las familias.
La Nueva Evangelización es y será nuestra contribución para ser constructores de comunidad y de paz.
† Faustino Armendáriz Jiménez Obispo de Querétaro