Cuando se habla de las necesidades de los más pobres, de inmediato pensamos en rubros fundamentales como el alimento, el trabajo o la vivienda. La compañía Datanálisis realizó una encuesta profesional en distintas zonas periféricas de la ciudad y los resultados arrojaron que la necesidad prioritaria para los pobres es con diferencia, la seguridad, y en segundo lugar, la salud. En tercer lugar, y notablemente distante estaba el trabajo, los servicios públicos, la comida, la educación, etcétera.
Algunos de los encuestados contaban cómo iban huyendo de barrio en barrio porque les resultaba imposible vivir bajo el terror de ser asesinados, secuestrados, robados o maleados.
Es dramático y desgarrador constatar cómo los más pobres están más expuestos a sufrir toda clase de violaciones. El esfuerzo del gobierno por reforzar la seguridad pública a nivel nacional, estatal y municipal es la mejor inversión, junto con la educación, la creación de los puestos de trabajo y la defensa de la familia. Pero echando ahora un ojo a la historia de los miles de venezolanos exiliados en los países vecinos por la inseguridad que sufre Venezuela, me doy cuenta de que no sólo es la prioridad de los más pobres, sino también de los pobres, de los ricos y de los más ricos.
José Manuel Otalaurruchi, LC twitter.com/jmotaolaurruchi