Si hay una persona perfectamente informada de lo que sucede en el mundo es el Papa. La Iglesia a través de los Nuncios y de los Obispos forma una red de comunicación probadamente eficaz en los años que contamos desde Cristo. Es como un vigía que otea lo que está por venir con gran acierto. Pues bien, este año el Papa Benedicto en su discurso a la Curia romana ha abordado el tema de la ideología de género.
Es innegable la crisis por la que atraviesa la familia, sobre todo en occidente. Dios ha querido que el hombre nazca, crezca y se humanice en un ambiente familiar integrado por el padre, la madre y la prole. La dualidad, hombre y mujer, es parte constitutiva de nuestro ser, no es un papel social que se decide desempeñar. Al perderse la propia identidad masculina o femenina, se pierde el concepto de familia y por ende el de los hijos.
El feminismo radical proclama el derecho a elegir sobre la propia sexualidad. El verdadero feminismo respeta la diferencia y alaba el complemento. Hay mujeres modernas que están tomando el liderazgo acerca del valor de la vida, de la familia y de los valores trascendentes del hombre. La mujer es la gran reserva de la humanidad, decía Juan Pablo II.