(CODIPACSQRO) El lunes 16 de marzo, la Diócesis de Querétaro celebró el XIII Encuentro Diocesano de Agentes de Pastoral Familiar y Vida con el objetivo de “intensificar y vigorizar nuestro proceso diocesano de evangelización proclamando el Evangelio de la familia, promoviendo la cultura de la vida y concientizando sobre el papel de los laicos en el mundo, para dar un paso más en la espiritualidad de comunión y responder con proyectos eficaces y oportunos al cambio de época que estamos viviendo”.
Bajo el lema: “La familia, una comunidad comunicante”, los temas que se desarrollaron fueron: Apuntes sobre la Familia y los medios en la Familia, El liderazgo que México necesita para engrandecer a nuestra Patria y Comunicar la familia: Ambiente privilegiado del encuentro en la gratuidad del amor.
Mons. Faustino Armendáriz Jiménez celebró la santa Misa, dirigiéndose a los asistentes con esta interpelación: «Queridos agentes de pastoral, quizá valga aquí que nos preguntemos ¿creo en la Palabra de Dios? ¿Qué significa para mí que el hecho de estar en contacto con las palabras de Jesús? La respuesta cada uno la tiene, sin embargo, quien construye la propia vida sobre la Palabra de Dios, edifica verdaderamente de manera sólida y duradera». Remarcó luego la importancia de la Palabra de Dios: «Los cristianos hemos sido conscientes desde el comienzo que, en Cristo, la Palabra de Dios está presente como Persona. La Palabra de Dios es la luz verdadera que necesita el hombre. Sí, en la resurrección, el Hijo de Dios surge como luz del mundo. Ahora, viviendo con él y por él, podemos vivir en la luz».
Antes de concluir la homilía el Obispo diocesano, les invitó a ser «hombres y mujeres de palabra y de la palabra, creámosle a Jesús. Jesús es la Palabra viva de Dios. Sólo él puede dirigirnos esta palabra eficaz. Y lo hace de modo sereno, común, pidiendo un fe desnuda, total. Asentir y caminar fiándose de él puede ser cuestión de vida o muerte: lo fue para aquel hombre cansado que nos narra el Evangelio, que en respuesta a su ruego, no recibió de Jesús un prodigio, sino una palabra de vida».
Auxiliadora García Bellorín