La Familia de Jesús

X DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
Mc. 3, 20 – 35

 

En la lógica social del tiempo de Jesús, y sin duda en la de hoy también, alguien que actuaba como Jesús, es decir, que se entregaba incondicionalmente a la multitud, que asumía de manera responsable la lucha contra el mal y el sufrimiento, que vive pendiente de los demás hasta el punto de no tener tiempo para comer, estaba fuera de si, loco.

Todos damos por supuesto que una persona normal y sana, es aquella que cumple de la mejor manera el papel social a la vista de los demás, y que le toca desempeñar; también realiza sus acciones de acuerdo a la escala de valores y las pautas que están de moda en la sociedad. En cambio, la persona que no se adapta a esos esquemas y actúa de manera distinta, corre el riesgo de ser considerada anormal, tonta e incluso neurótica.

La actuación libre de Jesús provoca rápidamente el rechazo, y hasta las clases cultas y religiosas, junto con sus familiares, llegan a sospechar que esta irremediablemente poseído por los malos espíritus.

Jesús siguió actuando buscando en todo hacer la voluntad de su Padre, y el discernimiento le venía no por ocurrencias sino que invertía gran parte de su tiempo en diálogos prolongados en la oración con su Padre Dios; a pesar de los múltiples señalamientos y de las crecientes amenazas contra su vida, el Señor continuó realizando con la misma libertad su misión.

Es lógico que para muchos, con sus actitudes resultó un estorbo, sin embargo, no llegaron a entender que la fe en Jesús puede darnos libertad interna y fuerza para salvarnos de tantas presiones que atrofian el crecimiento como personas verdaderamente sanas y libres.

La sintonía con Jesús se logra cuando hacemos, como seguidores suyo, como discípulos fieles, lo que Él hacía; llegó a afirmar que sus legítimos familiares son aquellos que cumplen la voluntad de Dios es decir, aquellos que escuchan y ponen en práctica el proyecto del Reino. Para ser familia de Jesús no hay otro camino que el de escuchar y cumplir sus palabras. Jesús abre el horizonte de una nueva comunidad familiar; siguiendo el querer de Dios, el creyente no reduce su capacidad de amor a la familia doméstica y de sangre, sino que debe contribuir a la formación de la gran comunidad humana.

La familia de Jesús, sigue los pasos del Maestro, aun en la prueba y en la tribulación.

Una oración: por el Santo Padre Benedicto XVI para que Dios le siga fortaleciendo ante los múltiples retos que tiene que afrontar por amor a la Iglesia que preside, por amor a Jesucristo.

† Faustino Armendáriz Jiménez
IX Obispo de Querétaro