(CODIPACSQRO) La Diócesis de Querétaro, entregó más de 750 despensas, víveres, pañales, agua purificada entre otros apoyos enviados a la hermana Diócesis de Ciudad Altamirano, Guerrero, en desgracia por los huracanes Manuel e Ingrit.
El viernes 18 de octubre del presente año, en la Casa de Pastoral se dieron cita alumnos del Colegio Colonial de las Misioneras Marianas, así como un grupo de Boy Scouts, que se dieron a la tarea de cargar el camión de 15 toneladas de ayuda para nuestros hermanos necesitados de la Diócesis de Ciudad Altamirano en el estado de Guerrero.
Previamente, Cáritas concentró el apoyo de varias parroquias de la Diócesis de Querétaro, embolsando las despensas con un grupo de universitarios y personal de Cáritas.
Con la bendición del Pbro. Mauricio Ruiz, presidente de la Comisión Diocesana de Pastoral Social (CODIPASO), el día sábado 19 de octubre a las 2:30 de la madrugada, partió un grupo de laicos para cumplir el cometido de entregar, a nombre de nuestro señor Obispo Mons. Faustino Armendáriz Jiménez, los víveres que generosos fieles de Querétaro donaron para este fin.
Los laicos que llevaron estas despensas visitaron comunidades de las parroquias de San Pedro y San Pablo en Riva Palacio, Michoacán; Santa Lucía en Coyuca de Catalán; San Nicolás Tolentino en Zirándaro y Asunción de María en Tlapehuala. Y también entregaron ayuda al CEPSYF Centro de Promoción de la Salud y de la Familia «Mons. Juan Navarro Ramírez» que coordinan las Hermanas de la Caridad Dominicas de la presentación de la Santísima Virgen.
El domingo asistieron a la santa Misa que celebró el Sr. Obispo Mons. Maximino Martínez Miranda, quien en su homilía agradeció la presencia y solidaridad de la Diócesis de Querétaro, y en entrevista personal después de la celebración, envió saludos a Mons. Faustino Armendáriz Jiménez.
Después de cumplir con esta misión, los representantes de la Pastoral Social regresaron a Querétaro con el favor de Dios, el mismo domingo.
Ellos dan testimonio de cómo fueron afectadas varias comunidades quedando desechas sus casas y sepultados en lodo y escombro sus bienes como camas, refrigeradores, enceres menores como planchas y otros materiales importantes para su supervivencia. También perdieron ganado, aves de corral, los negocios como las pequeñas tiendas de abarrotes perdieron su mercancía, se perdieron escuelas y lugares públicos como plazas, kioscos, en fin bastantes pérdidas. A pesar de tanta devastación la gente tiene unas ganas tremendas de salir adelante, de volver a empezar con los pocos recursos que les quedaron, pero lo más importante, con la fortaleza que les da su fe, nuestra fe y confianza en nuestro Padre Dios, y las ganas de seguir adelante con el apoyo y solidaridad de, no solo la Diócesis de Querétaro, sino de muchas personas en particular y en grupos o asociaciones que se organizan para llevar apoyos de todo tipo.
Hna. Kathy Zimbrón, OV