JUBILEO POR LOS ENFERMOS. Basílica de los Dolores de Soriano.

Soriano, Colón, Qro. 12 de Junio de 2016.

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La Basílica de los Dolores de Soriano, fue el lugar donde se celebró el Jubileo por lo enfermos; por lo cual el Ecxmo. Señor Obispo Mons. Faustino Armendáriz Jiménez,  en el marco del año de la Misericordia, presidió la Sagrada Eucaristía, mediante la cual rogó a Dios por la salud física e integral, de quienes asistieron.

Dirigió el siguiente mensaje:

«Hermanos todos, venimos el día de hoy con el deseo de recibir abundantes bendiciones de Dios, por intercesión de nuestra Madre, la Virgen María en su Advocación de los Dolores de Soriano. Cada uno de nosotros tendrá algún testimonio que contar al haberse encomendado a su protección; por eso rogamos a Dios nos alcance  la salud, en nuestro cuerpo y en nuestros corazones».

«Nuestro Señor Jesús, experimentó también el dolor y el sufrimiento, al en entregarse a una muerte en cruz para salvación nuestra, manifestando de esta manera el amor, y reconciliándonos así, con Dios. El corazón de Cristo es un corazón dispuesto siempre a amar».

«Por eso, que hermoso es que todos los días nos consagremos al corazón amoroso de Jesús y al corazón inmaculado de la Virgen María, donde todos como hijos tenemos un lugar; esta sería la manera mediante la cual nosotros como servidores de Jesús podemos darnos cuenta que, tenemos a quien dirigir nuestro pasos y nuestra mirada, siguiendo siempre su voluntad».

Comentando el texto bíblico, tomado del Evangelista San Mateo, explicó:

 Y he aquí, había en la ciudad una mujer que era pecadora, y cuando se enteró de que Jesús estaba sentado a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume,  y poniéndose  a sus pies,  los ungía con el perfume. Lc 7, 36-37.

«Cristo esta siempre dispuesto a dejarse tocar por aquel,  quien arrepentido, esta dispuesto a dejarse guiar por su amor. Así lo hemos escuchado el día de hoy en el Evangelio; la mujer de que se acerca a Jesús es una mujer que ha llevado una vida un tanto desordenada, incluso al llegar frente a Jesús es motivo de crítica por parte de Simón el Fariseo. Sin embargo el corazón misericordioso de Jesús es tan grande que perdonándola, la dispone comenzando así la sanación desde su interior.

La vida de  de ustedes hermanos, que experimentan la enfermedad, deberá estar marcado siempre por la cercanía a Dios y a la Virgen María; pues poniendo la mirada en Cristo no se pierde la Esperanza, en los momentos de adversidad, sino que se aprende a asociar el sufrimiento personal al sufrimiento redentor de Cristo en la Cruz.